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El Accidente

Jack dobló en la esquina mientras se tallaba los ojos y la nariz, que desesperante. Casi le había dado un ataque al escuchar a Elsa decirle que Tooth estaba por ahí en los alrededores, había pasado la mitad del día mirando para todos lados intentando encontrarla y había aparecido justo cuando él estaba ocupado y cuando Elsa estaba sola.

No cabía duda que a Tooth le podía falta un tornillo, pero no era tonta.

La que no cambiaba era Elsa, podía ser lo que quisiera pero jamás dejaría esa terquedad que la caractizaba tanto. Suspiro hondamente, no quería que ella cambiara, se había enamorado de ella con todas sus locuras y su poco sentido de la noción y de lo correcto, lo había elegido a él en un momento en que no era correcto hacerlo, pero estaba feliz porque esa decisión es la que ahora los tenía ahí, esperando dos bebés en los cuales ella debería pensar porque alguien como Tooth no dudaría en quitarlos de su camino.

Era demasiado difícil mantener todo en orden, después de un problema aparecía otro y otro y otro, ya estaba agotado.

Llega a la heladería, Elsa no está ahí.
Suelta un gruñido bajo, le había dicho que no se moviera.

—Oye –llamó al hombre detrás del mostrador.- ¿Has visto a una mujer como de esta estatura –llevó su mano un poco lejos de él a la altura de su hombro, ahí es donde Elsa llegaba- ojos azules, cabello largo y platinado? Tenía un vestido celeste.

—Vino hace un buen rato, pidió unos helados y después se fue corriendo sin decir más.

—Sí, eso ya lo sé. Me refería a hace unos momentos, se supone que debería estar aquí de nuevo.

—Oh –hizo una cara rara, como tratando de recordar algo.- no, señor. No recuerdo haberla vuelto a ver.

Tiró de su cabeza para atrás, ¿qué tan difícil era seguir una indicación? Quédate ahí, no es como si fuera algo a la fuerza, hasta ella le pidió que no se tardara.

—Disculpe señor –una niña le jaló el pantalón a Jack, tenía unos ojos azules grandes y no pasaba de los 8 años. A Jack le pareció tierna- Yo vi a esa mujer.

—¿De verdad? –Se hincó hasta estar a la altura de la pequeña.- ¿Viste hacía donde se fue?

Ella jaló su paleta de helado bruscamente hacía la derecha, apuntando con sus cortos deditos.

—Por ahí –sonrió mostrando la falta de dos dientes frontales.- Iba con una mujer que comió mucho.

—¿Qué?-¿Mujer que comió mucho?

—Sí –asintió frenéticamente.- Tenía una panza así –con sus manos llenas de caramelo derretido hace la forma de un estomago gigante frente a ella y Jack logra comprenderlo.

Tooth se llevó a Elsa.

—¿Segura que se fueron en esa dirección? –velozmente está de vuelta en pie. Mierda, ni un minuto podía tardarse sin que Tooth hiciera algún movimiento.

—Segura

—Gracias, pequeña –agita el castaño cabello de la niñita y le regala una sonrisa.

Corre hacía donde los pegajosos dedos de aquella niña apuntaron, pero no logra ver nada. Carajo ¿dónde están?

...


—¿Cómo vas con Jack? –su voz es tranquila, como si supiera que Jack nunca vendría a intervenir. Elsa todavía tenía esperanza. No habían caminado mucho, Tooth era muy lenta, o tal vez solo había decidido tomarse el camino con calma.

El Impostor (Jelsa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora