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Maraton 2/?

Creo que estoy embarazada.

2 semanas y media después.

—Elsa, nuestro vuelo sale en menos de dos horas, necesito que te levantes ¡ya!

Ella pudo escuchar levemente la voz de su hermano, pero aun así decidió ignorarlo, tenía mucho sueño y nada de ánimos de subir a un avión.

—Elsa ¿Estás bien? ¿Te has sentido enferma?

Negó con la cabeza.- Solo tengo sueño, déjame dormir –se quejó.

—Esto no es normal, Elsa. Estás durmiendo más de 11 horas por día y aún así te ves exhausta.

—No, no es normal –murmuró ella mientras empezaba a despertar. -Deja darme un baño rápido y nos vamos.

—Te prepararé un té para tu fobia –ella asintió y se dirigió hacía el cuarto de baño.

Empezó a ver su reflejo en el espejo: estaba demasiado delgada, Quizá era porque la semana pasada había vomitado mucho, casi cada mañana. Tal vez por eso se debía su cansancio, porque estaba recuperándose de la enfermedad...

Abrió el chorro caliente y empezó a frotar la esponja contra su cuerpo, mientras un hermoso rostro empezaba a tomar posesión de sus pensamientos.

Jack.

La última vez que lo había visto él... él estaba besando a Thoot, y ella había salido de ahí, huyendo como la cobarde que era; tragándose toda las palabras que quería decirle, guardándose para ella misma el verdadero regalo de cumpleaños que le había comprado y que planeaba entregarle al día siguiente: una guitarra, pero entonces había quitado la verdadera tarjeta en donde le pedía verse en una cita la siguiente tarde, y solo había dejado el frío papel donde le deseaba feliz cumpleaños.

¿Qué estaría haciendo él ahora? ¿Estaría con ella? ¿Con Thoot? Probablemente sí.

Tal vez debería denunciarlo, ¿preferiría verlo tras las rejas que con Thoot?

No, preferiría verlo junto a ella, a su lado, abrazándola, que ella pudiera despertar y ver sus ojos azules brillosos, y poder acariciar sus tatuajes, y besarlo... besarlo, como añoraba un beso de Jack.

Lo amaba y lo extrañaba. Lamentablemente él no sentía lo mismo. Todo había sido por dinero. Por el estúpido dinero.

Contuvo un pequeño sollozo y esparció el shampoo por su cabello con un leve masaje, ya se estaba haciendo tarde y ella solo malgastaba su tiempo pensando en gente que no pensaba en ella, salió poco después de la ducha, encontrándose con una taza de té y una pastilla en su mesita de noche.

Empezó a dar pequeños sorbos, recordando el fino dedo de Jack, rojizo y levemente hinchado después de que se lo hubiera quemado con él té que traía para ella, en su viaje de luna de miel y cómo ella le había reprochado haber comprado boletos de avión.

<<—No creo que ni mil pastillas puedan dormirme, Jackson. Estoy queriendo vomitar. No sé cómo pudiste hacer esto.

—No fui yo-susurró >>

Claro que no había sido él... ahora eran tan claras las cosas. Bueno... no todas, aún había sombras oscuras que aclarar, necesitaba saber que había hecho los días en que había regresado a California, aunque sería raro que ella se lo preguntase, de todas maneras no lo volvería a ver hasta unas semanas más... cuando firmaran el divorcio en Nueva York.

Ya le había enviado el documento, más bien Kristoff lo había hecho.

Todavía no estaba segura si se estaba divorciando de Jack o de Jackson, pero creía hasta ahora que era de Jackson Overland Frost, habían falsificado hasta su firma en los papeles. Además medicamente Jack Frost estaba en coma.

Hace unos días había llamado al hospital y alegremente una enfermera le había dicho que Jack (refiriéndose a Jackson claro está) empezaba a dar señales de mejoría, había sido una de las noticias más felices de la semana, quería poder soñar por un momento que la leve platica que había compartido con él mientras lo visitó le había ayudado de alguna manera a tener ganas de vivir.

Dejó la taza de té y salió por la puerta encontrándose con una cara afligida.

—¿Te pasa algo, Kristoff? –le preguntó.

—No me gusta verte así, pequeña. Prométeme que en cuanto bajemos del avión iras con el médico familiar, estás desnutrida, y el sueño y los mareos que tienes no son nada comunes.

—Te lo prometo, Kriss –le dio un beso en la mejilla mientras le pasaba su equipaje.

~°~

—Ok, me sentía calmada, pero ya no.

—Odio que no haya otra manera para volver a Nueva York.- dijo el rubio mientras tomaba su equipaje.

—No es tu culpa Kristoff, creo que enserio debería ir a terapia o algo por el estilo, si no supero este miedo tendré muchas complicaciones en mi vida.

—¿Cómo hiciste para soportar el vuelo a Hawái, o el de regreso?

Elsa se ruborizó, Jack había sido su único soporte para no tener un ataque paranoico sobre el avión.

—Me intoxique de pastillas –mintió. No le contaría eso a su hermano.

—¿Tomaste la que dejé en el hotel?

Ella negó tímidamente- sentí que no la necesitaría.

—Pues te equivocaste –dijo él-¿Rapunzel sabe que regresas hoy?

—No sé, ¿hablaste con ella? Yo no le eh hecho desde la boda...

—Es tu mejor amiga, Elsa ¿por qué no le has platicado?

—Me juzgará, ella presintió esto desde un principio...

—¿Qué hubiera pasado si le hubieses hecho caso?

—El "hubiera" no existe –murmura tensa. Si le hubiera hecho caso jamás hubiese conocido a Jack...

¿valió la pena todo solo por él?

Sí. Se respondió sola, aunque él no la amase, aunque Jackson tampoco... había valido la pena.

—Están anunciado el vuelo, Elsa. Tenemos que abordar.

Sus palmas empezaron a sudar y el pequeño temblor invadió su cuerpo. No se estrellará, no explotará, nada malo va a pasar con el avión. Odiaba esta fobia. Después de un poco de chequeo necesario se encontraban en el avión, Elsa estaba respirando pausadamente mientras apretaba la mano de Kristoff una y otra vez.

—Creo que sí estoy enferma –dijo en un soplido, empezaba a sentir muchas nauseas.
Después algo la plasmó. Nauseas... vomito... sueño...

Oh dios mío. No.

¿Qué día era?

Sacó su teléfono móvil, haciendo caso omiso al letrero que prohibía usarlos, y confirmó horrorizada la fecha.

Llevaba una semana y media de retraso.

Quiso negar lo rotundamente obvio, pero no debía hacerlo, ella siempre había sido regular en su período menstrual.

La indicación de los cinturones llenó la cabina de primera clase del avión, y mientras Elsa abrochaba el suyo, se olvidó de todo lo demás.

Un tirón en su estomago confirmó que estaban despejando, pero otro tirón ocurrió en su cabeza, extrayendo el recuerdo de la noche en que había vuelto a California y había hecho el amor con Jack, o las tantas noches que lo hicieron en Hawái. Se mordió el labio inferior, y también pudo rememorar la conversación en el parque poco antes de la confesión de Jack...

—¿Te encuentras bien? Estás pálida...

—Yo..., Kristoff por favor quiero que guardes compostura...

—Elsa.... -la mirada de él se volvió cautelosa.

—Creo que estoy embarazada.

El Impostor (Jelsa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora