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Aquella mañana, me tocaba despedirme de todos, ya que les tocaba volver a casa tras tres largos días de limpieza/investigación. 

—Guau, ¡para rato imagino que me pasaría todo esto solo por limpiar un ático!— exclamó Peter hablando solo.

Yo me acerqué a Samuel y le puse una mano en el hombro.

—¿Todo bien?

—Lo estaré. Ahora tengo que pensar en varias cosas tras... lo que acaba de pasar.

—Je, je. Claro. Por cierto, espero que él te haga sonreír más como ahora mismo. Te pega sonreír.

—No te hagas muchas ilusiones.— me respondió Sherlock riendo.

Poco después, llegaron los coches de las familias de mis amigos. Y de uno de ellos, salió Caleb enfadado.

—¡Camille, ¿te das cuenta del marrón en el que me has metido?! ¡Tus padres no dejaban de llamarme cardíacos!— Después, él reparó en mi presencia. —¿Y TÚ qué coño haces aquí?—

A ver, qué puedo decir de Caleb aparte de lo evidente... Bah, no merece la pena hablar de este tipo.

—VIVO aquí.— le respondí.

—¿Ah, sí? Qué casualidad.

—¡Caleb, no empieces que te conozco!— le gritó Camille a Caleb, callándolo.

Mientras los demás hablaban con sus padres, a mí se me acercó un hombre rubio con semblante serio. En otras palabras: Mi "suegro".

—Samuel ya me ha contado lo que ha pasado estos tres días. Pero sigo sin fiarme de ti, que lo sepas.—

¿Por qué tiene que odiarme o temerme todo el mundo así de primeras...?

—Ah, usted debe de ser el padre de Rebbeca.— comentó Papá como el rayo. —Oiga, es una chica encantadora. Super tierna. Tiene mucha suerte de tener un padre que la quiera tanto como usted.

—¿Cómo?

—Oh, claro, ¿dónde están mis modales? Soy Richard Hollister, el padre de Chase.— contestó estrechando la mano del padre de Rebbeca.

—Pero... tengo entendido por Rebbeca que usted murió hace años...

—Oh, eso. Bueno, verá, soy Inspector de Homicidios. Y me vi envuelto en un caso de un asesino serial que intentaba matarme. Un cabronazo muy inteligente además. La unica forma de atraparlo era fingiendo mi muerte y engañando a mi propia familia. Pero no se preocupe, que como usted está todo el mundo.

—C-claro...—

Muy listo, Papá. Como acaba de dejar confundido al padre de Rebbeca, ahora este no me intentará degollar con sus palabras.

—Aunque, es una pena que ahora tenga que irse todo el mundo en el cumple de Chase. Pero, bueno, no se puede hacer nada al respecto.—

¿Eh?

—¿De qué hablas, Papá?— pregunté desconcertado.

—De tu cumple, claro. Hoy es 30 de Agosto, Chase. ¿Lo habías olvidado?

—Em...................... Pues es verdad. Ni me acordaba.

—¡¿ESTÁS DE COÑA?!— me preguntaron todos mis amigos y Caleb.

—¡Chase, ¿cómo se te ocurre no decirnos cuando es tu cumpleaños?!— me gritó Peter "indignado".

—Eso. Ni siquiera nos dijiste cuándo era cuando estábamos en el internado.— me recriminó Samuel de brazos cruzados.

¿Porqué tengo que ser yo el malo? La Verdad OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora