16. Preguntas.

514 30 5
                                    

-¿Pero cómo me metes en tal marrón tía?

-Por favor Ames, sabes que si no fuese importante no te lo pediría.

Gruñó.

-Alison, van a caerte décadas encerrada si te pillan metida en esto.

-No tienen porque pillarme si organizamos las cosas como es debido.

-Espero que sepas lo que haces.

-Creeme que lo sé muy bien.

Suspiró y se cruzó de brazos.

-¿Y qué pasa si Carol llama a mi casa y lo coge mi madre?

Me froté la nuca y miré a mi amiga pensando algo, estaba en pijama y tenía el pelo atado en una larga coleta a medio hacer, se notaba que acababa de levantarse.

-Sólo intenta cogerlo tú, e inventa algo si es necesario.

Me miró con odio, e hizo un gesto de molestia con la cabeza. Cerró los ojos y esbozó una pequeña sonrisa.

-Nunca creí que vería esta parte de la pequeña Alison.-Sus ojos claros se clavaron en mi.-Pero la verdad es que me gusta.

Bajé la cabeza con tristeza.

-No puedo dejar de pensar en que lo que estoy haciendo no está bien.

-Y no lo está.-Sus palabras sonaron secas.-Pero si no hacemos locuras de pequeños, no tendremos nada de lo que reírnos cuando seamos ancianos.

Asentí y por primera vez en el día de hoy le mostré a mi amiga la mejor de mis sonrisas. Nos fundimos en un tierno abrazo que me transmitió valor y fuerza. Sabía que ella tenía razón, y eso me alegraba. Porque si con 16 años no tienes ninguna estupidez del pasado de la que reírte me temo que algo malo estás haciendo.

Me despedí de Amelia y comencé a caminar cargando la mochila a mis espaldas con pesadez. Mira que había llevado libros ahí dentro, pero en la vida me había pesado tanto como hoy lo hacía. Nunca antes había ido a casa de nadie a dormir, así que no sabía bien que meter en la mochila. Por eso metí un poco de todo lo que solía utilizar. En el momento me había parecía buena idea, pero ahora me arrepentía demasiado.

Tras andar sin cesar un par de calles admiré frente a mi esa inscripción que me traía tan bonitos momentos a la mente.

-Sheffield Park...

-El parque en el que los sueños se hacen realidad.

Me giré sobresaltada y le ví ahí, apoyado sobre el muro que daba a la entrada, con las manos metidas en los bolsillos de los pantalones y observando con detenimiento cada uno de mis movimientos. Me sonrojé notablemente.

-¿Cuándo has...?

-Llevo aquí un largo rato, no quería hacerte esperar.-Se explicó sin dejarme acabar.-Estabas tan ocupada mirando a todas partes que no te diste cuenta de que estaba aquí. Iba a avisarte, pero estabas adorable.

Imaginé la escena y agaché la cabeza con cierta vergüenza, no podía creerme que hubiese pasado justo a su lado y ni si quiera me hubiese inmutado, de seguro pensaría que soy una maldita cegata. Una mano inclinó mi barbilla hacia arriba interrumpiendo mis pensamientos. Nuestros ojos se encontraron. Verde, marrón y azul fundiéndose como si fuesen un sólo color. Uno precioso.

-Alison Hoffman, en el día de hoy no puedo decir otra cosa más que, que estás preciosa y que me muero de ganas de susurrarte al oído que eres mía y sólo mía, de abrazarte en la cama y entrelazar nuestros dedos para después besar esos labios juguetones e impregnarme del perfume que emana cada poro de tu piel. Querida Alison, que vengan los dioses y admiren tu belleza, porque no hay personaje real o ficticio que te iguale o incluso supere.-Rozó su nariz contra la mía.-Que diablos... tú ya eres una diosa en sí.

Visions [ editando por finalización ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora