6. Primer encuentro.

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Caí al suelo golpeándome fuertemente con algo en la sien, ¡joder, eso duele! Agarré mi cabeza con ambas manos y me encogí como pude en el suelo en una postura fetal bastante discutible, sea quién sea contra el que me he chocado hace unos segundos, sé que pasaré uno de los momentos más embarazosos de mi maldita vida.

-Oye, ¿estás bien?

Mierda. Por su voz deduzco que es un hombre. Pienso rápido y suelto lo primero que sale por mi boca.

-Lo siento.

¿Lo siento? Mi Alison agresiva ahoga con ambas manos a la Alisson cobarde.

Seré gilipollas.

Una carcajada consume por completo el silencio del momento.

¿Se estaba riendo de mi? Felicidades Al, no hay una sola vez en la que no hagas el ridículo. Escondí mi cara más aún entre mis débiles brazos, trágame tierra.

-No entiendo el por qué de tus disculpas, ambos hemos chocado ¿no es así?

No me esperé esa respuesta en absoluto, asentí a la vez que iba desvelándome de mi pequeño escondite.

-Hola.

Mi boca se transformó en una perfecta "o"

Miré asombrada cada una de sus características, pelo oscuro, ligeramente largo y un tanto revuelto, unos ojos verdes claros que deslumbraban, labios finos esbozando una preciosa sonrisa que muostraba unos dientes blancos perfectamente colocados, me apostaría que ha llevado aparato; su rostro terminaba con una barbilla totalmente bien formada.

Wow.

Tragué saliva, quería seguir observando, pero la postura que había adaptado no me dejaba ver más de lo que ya he nombrado.

Entonces es cuando me percaté de que estaba mirando descaradamente de arriba a abajo a aquel apuesto desconocido.

Mis mejillas comenzaron a arder.

Una Alison nueva que no conocía se tornó en mi y le dió un empujón a las dos de antes.

-Hola. -Dije en el acto. En cuanto hablé, reaccionó y se levantó de golpe.

-¿Te has hecho daño?-Extendió su brazo hacia mi y me tendió la mano sonriendo con ternura.

«¡Cogela!» Gritó la nueva Alison.

Me fié de ella, me agarré como pude a su mano con firmeza y en ese mismo instante noté como algo recorría todo mi cuerpo, desde la punta de mi dedo índice hasta el rincón más oculto de mis entrañas.

Como una reacción eléctrica.

Una reacción eléctrica que podría repetir millones de veces.

-¿Cómo te llamas?-Preguntó, y ayudó a acabar de levantarme.

-Alison. Alison Hoffman.

-Luke, Luke Morgan. Pero puedes llamarme Luke sólo.

Su voz me envolvió en una agradable sensación. Sonrío, quería que hablara más.

-¿Y qué haces por estos mundos de «looks»?¿Trabajas aquí?

-Que va, además me temo que aunque quisiera no podría. -Su sonrisa se tornó a una dura línea.

-¿Acaso quieres trabajar aquí?-Alzó las cejas sorprendido y metió sus manos en los bolsillos de su traje gris. -No sabes lo que dices.

-Me apasionan las bellas artes, esta empresa no es lo que exactamente busco, pero con algo tengo que empezar, y aquí podría conseguir un pequeño empleo temporal. -Digo. Y a continuación me encogí de hombros.

¿Dónde demonios estaba mi timidez en ese momento?

Sonrío descaradamente.

-¿Enserio crees que podrías trabajar aquí?

-Claro. ¿Que sería lo peor que pudiese ocurrirme para no entrar?¿Que le cayese mal al jefe?

Que estupidez, ni si quiera sabía quién era, aunque los tiros debían ir por un hombre de cincuenta y tantos, gordo, calvo, estresado y dando gritos a toda la empresa esclavizada como ratas en un laboratorio.

Una escena patética, la verdad.

-Bueno, de momento al jefe le pareces una chica inteligente y humilde que aspira a ser algo grande en un futuro. -Hizo una pausa y me miró de arriba a abajo. -Por no hablar de lo que opina de tu físico. -Volvió a clavar su mirada con la mía y me guiñó un ojo.

Me quedé sin habla, finalmente ahora el rojo de mis mejillas había sido disimulado con el completo color tomate que mi rostro desprendía.

La Alison desconocida se revolcaba en el suelo de la risa mientras que las otras dos observaban la escena ojipláticas.

-Oh.

Me rasqué la nuca buscando algo que decir. He de admitir que eso me pilló totalmente por sorpresa.

Maldito Luke Morgan y malditas palabras que salían de sus malditos labios como conjuros realmente efectivos contra mi.

-Por cierto. -Achinó los ojos. -¿Heterocromía Iridium total?

Asentí impresionada, esta era la segunda vez que alguien sabía el nombre de mi enfermedad. Y el primero había sido un óptico cuando fui a hacerme una revisión a los nueve años.

-Es la primera vez que veo una que no está plasmada en papel de fotografía. -Él mismo sonaba asombrado.

-Ah. -Solté.

-¿Te inquieto?

Asentí automáticamente. Instantes después me di cuenta de lo que acababa de hacer. Soltó una larga risa.

Una risa suave, despreocupada.

-Eso está muy bien. A mi también me inquietas Alison Hoffman. Me gusta que lo hagas.

Y por primera vez en un largo rato el silencio volvió a inundarnos incómodamente, él sonrío y miró su reloj de muñeca.

-Llego veinte minutos tarde a mi reunión gracias a ti.

-Lo siento.

Volvió a reir.

-¿Por qué te disculpas tanto? No has hecho nada malo. -Miró de nuevo su reloj. -El caso es que realmente llego tarde.

Rebuscó en su bolsillo del pantalón, y sacó una tarjeta.

-Contiene mi nombre, mi teléfono y todo lo que debas saber por mi. Almenos por el momento. Llámame, hoy a las siete me viene bien, quiero hablar contigo.

Miré la tarjeta de presentación confusa. Alcé la mirada para preguntar y me percaté de como su rostro estaba a escasos centímetros del mío. Se acercó a mi oído y soltó un suave susurro apenas audible.

-Lo digo enserio Alison. Llámame. No voy a poder respirar hasta que vuelva a oír tu voz.

Se giró y se perdió por el largo pasillo de números que empezaban por el número tres, sin volver la mirada atrás en un sólo momento.

¿Qué demonios acababa de ocurrir?

Visions [ editando por finalización ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora