11. Un viaje sin vuelta.

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Tardó un cuarto de hora en llegar.

El timbre sonó, una sola vez, al cual acudí a abrir al instante.

Y ahí estaba.

Con profundas ojeras, pelo revuelto, y unas pintas horribles.

Pero aún a sí, estaba perfecto.

Y por una vez, escuché a mi corazón y hice lo que me llevaba pediendo desde el primer día en que le vi.

Le abracé con fuerza a la vez que él me envolvía con sus perfectos brazos, dejó pequeños besos en mi cabeza y acarició mi espalda con ternura.

-Ya estoy aquí mi pequeña, no tienes nada que temer.-dijo, y siguió acunándome como una niña.

Y en efecto, me dí cuenta de que no tenía nada de lo que temer ahora.

Aquellos brazos no podían hacer más que retransmitirme calidez, cariño, confianza.

Y amor.

Pasamos a sí un largo rato, hasta que decidí hablar.

-Siento haberte despertado.

Me separó un poco de su cuerpo para mirarme a los ojos.

-¿Despertado?

-Sí, despertado, tu voz era ronca y dormida.

Soltó una pequeña risita.

-No he dormido en toda la noche Alison.

Abrí los ojos sorprendida. ¿No había dormido?

-¿Por qué?

-Porque te dije cosas horribles de las cuales me he arrepentido mucho.

Le sonreí, con toda la dulzura que pude y volví a recostar la cabeza en su pecho.

-Yo tampoco pude dormir.

-¿Tú?¿Por qué?

-Porque no podía dejar de pensar en si volvería a verte algún día.

Le abracé más fuerte, no pensaba dejarle escapar nunca, y el sólo hecho de pensar que por un instante había estado a punto de perderle para siempre me arrebataba por completo el oxígeno.

-Hey.-Alcé la mirada.-Es muy difícil perderme de vista, y si no te lo crees sólo miranos ahora.

Sonreí tontamente y me dí cuenta de que lo que él decía al fin y al cabo era verdad.

-¿Quieres que vayamos a dar un paseo?

Hice un puchero mental, me encantaba estar totalmente pegada a él, pero caminar cogidos de la mano he de admitir que era una muy buena opción aparte.

-Me encantaría.

Y en cuestión de segundos estábamos paseando como hace tan sólo un día lo hicimos.

Con las manos agarradas, me atrevería a decir que, con más firmeza que la otra vez y mucha menos vergüenza.

Le miré de reojo, miraba a lo alto mientras tenía una sonrisa dibujada bajo el rostro.

Me pregunté por un instante si podía ser yo quien le hiciese estar a sí.

Como un loco enamorado al que le gusta estarlo.

Suspiré.

Ojalá...

Habló, con la mirada aún perdida.

-¿Te gusta todo esto?

-¿Qué? -Frené en seco. -¿Qué es "todo esto"?

-Ya sabes.-Se frotó la nuca con la mano que tenía libre de mi agarre.-Los paseos a estas horas, nuestros dedos enlazados, estar conmigo...

-No me gusta.-Me miró sorprendido.-Me enamora.

-Alison. ¿Quieres seguir con todo esto?

-Sí.-Dije segura.

-Hay muchas cosas que irás descubriendo y que puede que no te agraden en absoluto de mi. -Cogió aire.-Pero no me gustan las devoluciones, a sí que si decides seguir, no habrá marcha atrás.

Miré al suelo pensativa, y cuando volví a alzar la cabeza sabía perfectamente lo que quería.

-¿Como un viaje de tren sin vuelta?

-Exacto.

-Pues quiero tomar ese tren cuanto antes.

Esbozó una gigantesca sonrisa y centró la mirada en mis labios, volvió a mirarme a los ojos con una dura línea en la boca.

-¿Ocurre algo?

-Ah.-Soltó mi mano de su agarre.-Ya he esperado demasiado tiempo.

Se avalanzó hacia mi y unió sus labios a los mios con rapidez, me pegó a la pared y siguió moviendo su boca con fuerza, abrí un poco la mia para dejar pasar a su lengua y ahí comenzó una dura batalla entre el frío, el calor, el amor y la pasión. Sostuve mis brazos alrededor de su cuello y revolví su cabello oscuro, él torció ligeramente la cabeza para profundizar más el beso. Mordí su labió y gruñó para a continuación apretarme más contra la pared con su cintura, solté un pequeño gemido por el dolor de la presión entre su cuerpo y el muro y le atraje más a mi dejándome llevar por la clara emoción de que este momento tan soñado para mi al fin estubiese materializándose.

Estuvimos a sí hasta que los pulmones nos obligaron a parar para tomar aire.

Me miró avergonzado y se giró.

-Yo... Lo siento, no sé que demonios me ha pasado.

Sonreí y dejé que el rubor corriera por mis mejillas.

-Eso ha sido mágico.

-¿De verdad?

Se giró de nuevo y me miró interrogante, asentí.

-Podríamos repetir, la verdad. -Esbozó una tímida sonrisa y se sonrojó notablemente.

-¿Por qué no ahora mismo?-Susurró acercándose a mi y cogiendo mi cintura.

-Cierra ya esos labios y úsalos para besarme y dejarme de nuevo en las putas nubes, Morgan.

Visions [ editando por finalización ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora