2. Recuerdos abrumadores

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Amelia y yo pasamos una buena tarde, hablando de un poco de todo. Me contó sobre Jake, el chico que le gustaba.

Yo. Explícitamente. Odio a Jake.

Es ese prototipo de hombre que se cree superior a toda raza humana de su alrededor. Se las lleva a todas a la cama, y luego las manda a la pura mierda. Eso no está nada bien Jake Simpson.

Amelia es demasiado inocente, no se percata de esas cosas. Tengo miedo de que ese cabrón se lleve su corazón, y también su virginidad.

Si hace eso. Juro que le perseguiré y no pararé hasta verlo muerto con un tiro en su pecho.

Me relami los labios ante la idea.

La noche pasó rápido, no quise cenar nada. Lo único que sentía era arcadas al pensar en comida. Esta mierda está llendo cada vez a peor.

Me tiré en la cama, boca arriba y miré el cielo a través de la ventana situada en el alto de mi habitación.

¿Por qué todo esto me pasa a mi? Yo solo quiero ser feliz. Nunca lo he sido. Me gustaría sentir esa sensación aunque fuera por una vez. Suspiré, cerré los ojos.

# #

-Cuida de mi pequeña. Por favor. -

La alta mujer de largo cabello negro acarició la cabeza de una niña de alrededor de dos años y pico sentada en el suelo. La pequeña le miraba, con ojos luminosos.

La mujer de ojos azules se levantó, y miró fijamente a la canguro, con una tímida sonrisa. Quién podría decirle que aquella sería su última noche...

-Piano.- Balbuceó la pequeña con un moñito de pelo oscuro sobre su cabeza. La madre rió.

-Llegarás a ser algo muy grande algún dia. Mamá va a quererte siempre pequeña música mia.

La mujer volvió a agacharse para depositar un último beso en la frente de la niña y se dió la vuelta sobre sus propios talones. Un hombre alto, rubio, de ojos negros e indicios de barba esperaba en la puerta.

-Bethany. Tenemos que irnos ya. - Echó una rápida mirada sobre la pequeña y sonrió ampliamente. -¡Ten una buena noche Beethoven Junior!

La bebé rió. Y él también lo hizo. A continuación la pareja de padres salió por la puerta no sin antes ir lanzando continuos besos y sonriendo a la niña que estaba sentada en el suelo.

La noche pasó rápido. Rocío se encargó de cuidar a la hija de los Hoffman y mantenerla en perfecto estado durante toda la noche.

A las 2 de la madrugada, el teléfono fijo sonó. Rocío lo cogió somnolienta.

-¿Sí?

...

¿Qué?

...

No por dios. Digame que todo esto es una broma.

...

Pero tenian una hija.

...

De alrededor de un año y medio.

...

¿QUÉ? NO PIENSO HACER ESO. Por favor. No me hagan llevar a cabo esto.

...

Por favor.

...

Por favor agente.

...

Entiendo. Aquí estaré esperando.

Y el teléfono sonó cayendo sobre su plataforma y a sí dando por finalizada la conversación. Rocío se encaminó hacia la habitación de la pequeña. Se sentó junto a la cuna, y comenzó a acariciar suavemente su rostro.

Visions [ editando por finalización ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora