SEDUCTION | Camren

Capítulo 1. Juegos Peligrosos.

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El amanecer de otro lunes en mi agenda. Los leves rayos del sol sobresalían por las montañas a lo lejos de la ciudad de Houston, iluminando las calles de una ciudad ya despierta. Miré mi teléfono encontrando la notificación de una reunión en un par de horas, por lo que me deshice de mi ropa dejándola en el piso de la habitación de hotel y me dirigí hasta una ducha caliente que me esperaba en el baño. Introduje mi cuerpo tratando de alejar cualquier pensamiento mientras mi cuerpo se relajaba.

Media hora después me levanté sin rastro de estrés en mi cuerpo mientras tomaba una toalla y salía de la ducha. La enrrollé alrededor de mi cuerpo y tomé otra para secar las gotas inminentes que caían de mi cabello empapado, caminé hasta el gran ventanal de la habitación empujando la puerta corrediza, dejando que los rayos calientes del Sol iluminaran mi rostro.

Escuché un par de toques en la puerta y yo suspiré girándome. Recogí la ropa del piso helado dejándola en orden sobre la cama y un tercer toque se hizo presente en la puerta. Me cambié la toalla por una bata de baño y bufé. —Pase. —Dije resignada a molestarme, abrieron la puerta y un hombre de traje presionando el audífono en su oído se hizo presente, retirando la mirada de mi cuerpo algo avergonzado cuando notó mi estado.

—Buenos días, señorita Lauren. —Saludó aclarando su garganta, tomé asiento en la cama y continué secando mi cabello. —La reunión con los inversionistas ha sido adelantada, llegarán en media hora. —Volvió a presionar su audífono y luego confirmó haber escuchado. —Entiendo, el auto estará listo para llevarla en veinte minutos, ¿es suficiente? —Preguntó.

—James, no pareces conocerme. —Dije riendo y me encogí de hombros.— Todo un año trabajando para mí y no sabes que estoy preparada para estos cambios. —Me levanté de la cama buscando en mi equipaje la ropa que usaría en la reunión.

—Lo siento, señorita. Algunas veces lo olvido. —Sonríe relajado y mira el reloj en su muñeca. —¿Quiere que pida su desayuno para comerlo ahora o en el auto? —Preguntó.

—Preferiría comerlo ahora, ¿te parecen panquecas y jugo de durazno? Por favor. —Coloqué la ropa sobre la cama y él asintió. —Oh, y debes desayunar conmigo.

—Cierto, lunes de desayunar con tu jefa. —Hizo la petición a través de su audífono y tomó la perilla de la puerta. —¡Wuh ju! —Fingió emoción y yo rodé los ojos antes de cerrar la puerta, me dispuse a vestirme con pantalones de vestir negros, una blusa color gris y botas altas negras. Di un par de pasos hacia adelante mirándome por última vez al espejo antes de abotonar el último broche de mi blusa y suspirar con cansancio, recogí mi ropa para doblarla dejándola dentro de mi maleta. Peiné mi cabello y lo até a la mitad dejando que cayera en ondas sobre mis hombros antes de utilizar sólo un poco de maquillaje.

La puerta se abrió minutos después y un James con las manos ocupadas por el carro de desayuno del hotel me hizo reír. —¿Blanco o negro? —Pregunté mostrándole dos chaquetas de distintos colores. El hombre me miró pensativo y señaló la primera.

—Blanco, te hace lucir menos pálida y más imponente. —Se encogió de hombros. —Sin ofender. —Ambos reímos y su ceño se frunció de pronto, presionó su audífono señalando que esperara un momento. —Surgió un problema, tendré que desayunar en el camino. —Tomó sus panquecas y bebió todo el jugo de un sorbo dejándome boquiabierta. —La veo abajo en cinco minutos. —Cuando fue a tomar mi equipaje me negué guardando la chaqueta negra.

—Ignorando que me dijiste vampira, puedo llevar mi equipaje sola James. Gracias. —Dije rodando los ojos y él asintió derrotado. Le colocó miel a sus panquecas y salió corriendo por el pasillo directo a las escaleras. El otro guardia de seguridad me saludó con la cabeza y cerré la puerta después de otorgarle una sonrisa.