Capítulo 19. Bienvenida a casa.

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Tras los repentinos sucesos alrededor de las grandes empresarias Lauren Jauregui y Camila Cabello, nos informan que la señorita Cabello ha sido encontrada con vida y está siendo tratada con total privacidad hacia los medios de comunicación. —Observé las noticias del canal principal de la ciudad, mientras descansaba a un lado de Camila. La castaña yacía dormida en su cama, mientras que aquellos aparatos mostraban los tranquilos latidos de su corazón. —En otras noticias, el gran magnate con acciones en la empresa de los Jauregui, ha sido arrestado y será extraditado el día de hoy a su país para ser juzgado por sus crímenes.

Suspiré complacida porque finalmente estaba libre de aquellas personas que habían puesto en peligro la vida de Camila una vez más, aunque no tenía la más mínima idea de cómo quitaría a Clara del medio de una vez por todas. Suspiré embobada y estiré mi mano para entrelazar mis dedos con los de Camila antes de hablar. —Vamos a salir de esto juntas. Lo prometo.

Le di una última mirada y bostecé con cansancio dejándome caer en un sueño profundo con tranquilidad.

El calor de la mañana se hacía presente en la habitación, causando que me moviera adolorida en aquella silla a un lado de la cama de Camila. —Buenos días. —Escuché de pronto y mis ojos cedieron ante la necesidad de visualizar a aquella mujer a mi lado.

—Buenos días. —Murmuré con cansancio antes de bostezar, esbozando una sonrisa de satisfacción al ver el rostro de la mujer que amaba mucho mejor que antes. Tomé algo de fuerza y me levanté para dejar un beso en su frente, antes de ser llevada por ella misma hacia sus labios. —Te extrañé.

—No fui a ninguna parte. —Respondió burlona mientras hacía una mueca graciosa. Sonreí por un segundo y me quedé embobada al detallar con gran cuidado cada facción de ella, como si tratara de guardar cada centímetro de su piel en mi memoria. —No me mires de esa forma. —Susurró sonrojada y yo reí algo avergonzada apartando la mirada un segundo.

—¿Por qué no? —Pregunté con gracia, robando un último beso de sus labios antes de sentarme al borde de aquella cama de hospital.

Ella se encogió de hombros y miró a otra parte por un momento. —Me pones nerviosa. —Masculló de forma casi inaudible y mi corazón dio un gran salto de alegría, cuando mis manos respondieron a aquello colocándose sobre su mentón para que su mirada y la mía coincidieran nuevamente.

—No hay nada en el mundo que haga que deje de admirarte. —Dije en medio de una sonrisa. —Te amo muchísimo. —La castaña frente a mí sonrió con alegría y calmó la necesidad de dejar escapar algunas lágrimas en el proceso, mientras se acercaba a mí para regalarme un segundo más en compañía de sus labios.

—También te amo, Lolo. —Suspiró encantada sobre mis labios. —Te amo tanto. —Aclaró con necesidad y dolor a la vez. Me separé un segundo de ella y nuestras miradas se encontraron nuevamente en una lucha por entender los pensamientos de la otra. —Muero de hambre. —Dijo de pronto, pulsando un botón en los controles de la cama para que una enfermera entrara rápidamente.

—Señorita Cabello, veo que ya despertó. —Dijo aquella mujer cincuentona mientras se acercaba a la cama. Observó por un momento los aparatos a los que Camila estaba conectada y sonrió con tranquilidad. —Todo parece estar en orden, ¿qué sucede?

—Tengo muchísima hambre. —Dijo con pena. —¿Cree que pueda comer ya?

La enfermera sonrió nuevamente y asintió. —Le pediré a los ayudantes que suban su comida de inmediato, el doctor vendrá a verla en un rato para que pueda visualizar si está lista para ser dada de alta o si prefiere quedarse un día más.

Camila sacó algo de fuerza para sentarse en la cama y me acerqué preocupada de que no pudiera hacerlo. —Estoy bien, Lolo. Yo puedo. —Murmuró con autosuficiencia y se acomodó con un poco de dolor. —Creo que ya estoy lista, sólo necesito algunas pastillas para el dolor. —Aclaró con una mueca.

SEDUCTION | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora