VI.

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Tuve que reconocer que, al menos, estaba agradecida de ir vestida en vez de llevar el pijama. Percy estaba sentado en el sofá, llorando sin consuelo, y me acerqué a él. Le pasé un brazo por los hombros mientras pensaba frenéticamente dónde podía estar Avril. La única pista que tenía era que la fiesta se celebraba en casa de su amiga Stacy. ¡Pero no sabía quién era esa Stacy!

Miré el reloj de mi móvil y solté una imprecación que hizo que mi hermano pequeño me mirara, horrorizado.

-¿Qué sabes de la amiga de Avril, la chica que ha montado la fiesta? –le pregunté, sin rodeos. El tiempo corría en mi contra y no era momento de hablarle con sutilezas.

Percy se sorbió los mocos y se secó las mejillas, mientras sollozaba.

-No lo sé –reconoció-. Esa niña iba con Avril al colegio y… y no sé. No sé quién es. Stacy.

-¿No te sabes siquiera el apellido? –le interrogué, poniéndome nerviosa.

Percy negó con la cabeza, pesaroso.

-Lo siento –se disculpó en voz baja.

Alguien llamó insistentemente a la puerta y le aseguré que no pasaba nada, también le avisé que había traído a un amigo que podría ayudarnos a encontrar a Avril. Dejé a mi hermano en el sofá, meciéndose y murmurando para sí mismo. En cuanto abrí la puerta, sentí una sensación de alivio que me inundó por completo, como si supiera que todo iba a salir bien ahora que Chase estaba allí.

Le hice pasar y cerré la puerta tras él. Se notaba a la legua que se había vestido a toda prisa, y todo por mí. Además, aún llevaba el pelo completamente revuelto.

-Gracias por venir tan deprisa –le agradecí-. No… no tenía a quién acudir…

Chase me cortó con un gesto de mano.

-No importa, Mina. Tenemos que encontrar a tu hermana. Eso es lo único que debemos preocuparnos ahora mismo.

Percy se asomó tímidamente y observó a Chase hasta que él se dio cuenta de su presencia.

-Es mi hermano pequeño, Percy –le presenté y comencé a retorcerme las manos.

Tenía miedo de lo que podría haberle sucedido a mi hermana menor y, de nuevo, me asaltaron las dudas y los malditos «¿y si…?»; es como si hubiera retrocedido en el tiempo y estuviera reviviendo de nuevo lo que había sentido al enterarme que mi padre había muerto.

No podía perder a mi hermana.

Eso terminaría de hundir a nuestra familia.

Acabaría con nuestra madre.

Contuve un sollozo mientras Chase se había quedado rígido y parecía estar… ¿olfateando el aire? Percy lo miraba con cierta sorpresa y admiración.

-¿Qué haces? –le cuchicheé a Chase.

-¿Dónde está la habitación de tu hermana? –preguntó, a su vez.

Miré a mi hermano y después volví a mirar a Chase.

-En la planta superior –respondí, con un hilo de voz.

Asintió con severidad.

-Voy a subir un momento –me avisó-. Quedaos aquí un minuto, por favor.

Mi hermano y yo contemplamos, asombrados, cómo ascendía por la escalera y desaparecía en la habitación de mi hermana, un dato que no se me pasó por alto puesto que no le había dicho exactamente dónde se encontraba. Percy comenzó a gimotear de nuevo y yo me agaché hasta ponerme a la altura de sus ojos. Me partía el alma verlo así.

Wolf. (Saga Wolf #1.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora