Recuperé la conciencia cuando mi cuerpo chocó brutalmente y sin ceremonias contra el suelo de lo que parecía una furgoneta. Quise debatirme, ver qué iba a hacer Carin conmigo, pero tenía el cuerpo entumecido, además de tener aún en mis fosas nasales el fuerte olor dulzón y náuseas. El interior de la camioneta estaba completamente a oscuras, así que no tenía ni idea de hacia dónde nos dirigíamos exactamente.
Me encogí sobre mí misma y me rodeé las piernas con los brazos. Pensé en la forma en la que la manada de Chase había matado y el mero recuerdo hizo que el estómago se me contrajera. Se me subió la bilis a la garganta cuando comprendí que, dentro de poco, iba a terminar como él.
Las lágrimas volvieron a caer sobre mis mejillas mientras me imaginaba el dolor que tendría toda mi familia al encontrar mi cadáver. Quizá mi madre tuviera pruebas suficientes para acusar a la manada de Chase sobre el asesinato de mi padre y el mío. Esperaba que el Consejo les hicieran pagar todo el daño que habían causado a nuestra familia y probaran de su propia medicina.
Sorbí sonoramente por la nariz mientras me secaba con rabia las mejillas. No iba a permitir que ninguno de ellos me viera llorar; además, opondría toda la fuerza que estuviera a mi alcance para importunarles: no iba a morir sin hacer nada. Mi padre había intentado razonar con ellos y no le había funcionado, yo no iba a caer en el mismo error. Me revolvería y pegaría los golpes que fueran necesarios antes de que Kai o Carin decidieran que había llegado mi hora.
Se oyó un gruñido en el fondo de la camioneta y me sobresalté. Quizá hubieran decidido traerse a Kyle para evitar dejar alguna prueba que pudiera inculparlos; Kyle podría alegar que nos había visto a Chase y a mí discutiendo antes de que Chase le hubiera dado un puñetazo que lo hubiera dejado inconsciente.
Me puse a cuatro patas, intentando tantear y buscar algo con lo que poder ver mejor.
-¿Kyle? –pregunté con voz trémula, en voz baja.
Una risa ronca surgió desde la oscuridad.
-No puedo creer que me compares con ese idiota, Maria –comentó.
Torcí los labios en una mueca cuando comprendí quién estaba allí y que descolocaba por completo mi teoría sobre Kai y los suyos.
Era Lay con quien estaba encerrada en esa furgoneta. Pero ¿por qué? ¿Qué pintaba Lay en todo aquello? Porque, si él estaba allí, significaba que Carin o ninguno de los miembros de la manada podía haber ideado mi secuestro.
-Me llamo Mina –declaré, con enfado.
-Ya lo sé –me respondió él, desde la oscuridad-. Pero me gusta ver cómo te enfadas. Hace que tu olor se intensifique, si sabes a qué me refiero.
De saber dónde se encontraba, le hubiera dado un buen golpe. El hecho de que supiera cuál era mi nombre desde el principio y que siempre se hubiera equivocado a propósito me hizo preguntarme hasta dónde más sabría. Lay era el mejor amigo de Chase dentro de la manada, era incluso un hermano para él.
Pensar en Chase y en que tenía a otro de los asesinos de mi padre hizo que hirviera de ira, pero decidí controlarme. Tenía cosas más importantes en las que pensar en aquel momento. Como, por ejemplo, quién me había secuestrado y por qué lo había hecho.
Me volví a sentar en la esquina más alejada y volví a rodearme las piernas con los brazos.
-¿Qué haces tú aquí? –le pregunté, de malos modos.
-Lo mismo podría preguntarte yo a ti –me respondió con mucha más educación Lay.
Se oyó un tintineo parecido al que emitían las cadenas y un quejido de dolor por parte de Lay.
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Wolf. (Saga Wolf #1.)
WerewolfEn Blackstone, un pueblecito perdido en Virgina, las cosas siempre habían sido tranquilas y todos los vecinos vivían metidos en sus propias rutinas: todo esto cambió cuando doce chicos se convirtieron en nuestro principal foco de problemas. Esos chi...