A la mañana siguiente me desperté cargada de optimismo. Parecía como si hubiera retrocedido en el tiempo y papá aún seguía vivo; me acerqué a Percy y lo observé durmiendo durante unos segundos. Recordaba lo bien que nos lo habíamos pasado anoche, viendo una antigua película de comedia, siendo los que habíamos sido alguna vez. Incluso Avril se había mostrado amable y no había hecho ningún comentario insidioso sobre nosotros.
Tío Henry y mamá se habían quedado boquiabiertos al vernos en esa estampa tan «familia feliz». Ambos se habían quedado paralizados en la puerta del salón, mirándonos con los ojos desorbitados de la estupefacción mientras nosotros nos mirábamos entre sí, con una sonrisa cómplice.
No quería darme un buen golpe con la realidad, pero no podía evitar sentirme por una vez en mucho tiempo… feliz.
Dejé a Percy durmiendo un poco más mientras me dirigía al cuarto de mi hermana. Tenía la puerta entreabierta, algo muy raro desde que papá murió y decidió atrincherarse en su habitación como si fuera un búnker, así que decidí asomarme un poco: Avril dormía con la cabeza oculta tras la almohada y con sus piernas desnudas despatarradas sobre la cama, por encima de las mantas.
-Avril –la llamé y ella respondió con un gruñido que sonó a «¿qué demonios pasa ahora?», aunque no estaba muy segura.
Me adentré un poco más dentro de su espacio privado y tuve que ir sorteando, como si se trataran de minas anti-persona, la multitud de prendas y objetos que cubrían el suelo de su habitación. Le retiré un poco la almohada de la cara y sus ojos me fulminaron, aunque no lo hizo de la forma en que estaba acostumbrada a hacerlo.
A pesar de lo que dijo de mí delante de su amiga Stacy, lo cierto es que el enfado se me había pasado de golpe cuando Chase me había contado sus problemas con Lorie, su familia y cuando le había dicho que quizá este viernes podríamos salir. Sabía que era una completa locura y que, de vernos alguien, podríamos tener muchos problemas.
Pero, por un instante, todo aquello no me importó en absoluto.
-Vamos, oso perezoso, arriba –le dije.
Mi hermana se tapó la cara con las manos y soltó un gemido ahogado.
-Oh, por Dios, ¿por qué habéis abducido a mi hermana y qué me habéis dejado en su lugar?
-Lamento defraudarte, Avril, pero sigo siendo tu hermana. Y tu hermana te ordena que te pongas a trabajar –repuse-. Venga, ¡levántate!
Mi hermana me dedicó un gesto nada cariñoso con el dedo corazón y se puso en pie. Soltó un gran bostezo y me hizo un gesto para que me apartara de su camino; me retiré un poco y la seguí mientras ella cogía prendas al azar del suelo y se dirigía al baño.
Antes de cerrar la puerta, se giró para mirarme.
-Te espero en diez minutos abajo –le advertí, señalándola con el dedo índice-. Levanta a Percy por mí, ¿quieres?
-Como quieras, hermanita –aceptó Avril, bastante dócil, y soltó otro largo bostezo.
Cerró la puerta tras ella y bajé hasta la cocina, dispuesta a preparar el desayuno. Al ver a mi madre allí, completamente arreglada y terminando de preparar el desayuno, me quedé gratamente sorprendida. Ella me vio y, mientras me hacía un par de señas para que me acercara, me brindó una tímida sonrisa.
Me mordí el labio y la estudié. Bajo una gruesa capa de maquillaje, se escondía la misma mujer que había sido desde la muerte de papá; sin embargo, el hecho de que estuviera haciendo ese gran esfuerzo por nosotros era encomiable. Era como si, con ese gesto, quisiera decirnos que estaba haciendo un gran esfuerzo para que volviéramos a ser, o al menos intentarlo, la familia que habíamos sido.
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Wolf. (Saga Wolf #1.)
WerewolfEn Blackstone, un pueblecito perdido en Virgina, las cosas siempre habían sido tranquilas y todos los vecinos vivían metidos en sus propias rutinas: todo esto cambió cuando doce chicos se convirtieron en nuestro principal foco de problemas. Esos chi...