IX.

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Me había puesto nerviosa, hacía tiempo que no salía con chicos y no era capaz de recordar cómo se hacían estas cosas. O quizá, simplemente, es que no estaba preparada para haber aceptado la invitación de Chase. No lo sabía. El hecho es que había conseguido pifiar la cita y había conseguido que Chase pensara que era una chica con demasiados perjuicios hacia él y su grupo; pero no podía negar lo evidente: Chase aprobaba todo lo que Kai y su pandilla hacía. Y ese había sido el desencadenante de mi enfado, yo había creído ciegamente que Chase era diferente, que no seguía a Kai y no estaba de acuerdo con todo lo que ellos hacían.

Chase se había sacado el móvil del bolsillo y comprobaba las llamadas o mensajes. Pensé que alguno de ellos sería de Lorie, pues todas las animadoras eran bastante controladoras respecto a sus parejas. Decidí imitarle y saqué mi propio móvil para ver si alguien había decidido mandarme un mensaje. Y no me equivocaba: Grace y Caroline me habían enviado varias fotos donde se las veía con sus respectivos pijamas y me lanzaban pucheros que me hicieron sonreír.

Esperamos que te lo estés pasando bien con tu familia, rezaba, porque por aquí te echamos mucho de menos. Besos de C&G.

Volví a repasar las fotos y me pregunté si no me lo habría pasado mejor con ellas, era más que obvio que la salida que habíamos hecho Chase y yo era un auténtico y completo fracaso.

Cuando guardé mi móvil de nuevo, vi que Chase me miraba fijamente, con los cascos apoyados sobre su asiento.

Había llegado el momento: Chase se mostraría lo más amable posible y me diría que todo esto se había acabado. Me mentalicé y preparé para ello.

-Vamos, Mina. Aún nos queda algo por hacer –me dijo y me quedé sorprendida. ¿No había terminado ahí nuestra desastrosa cita?

Asentí y me dirigí en silencio a la moto. En esta ocasión fui capaz de ponerme yo solita el casco y subirme sin problemas a la moto.

No estrujé a Chase, simplemente me limité a agarrar su chaqueta y mantenerme lo más alejada de su cuerpo. La siguiente parada fue la vieja heladería de la señora Patterson, nuestro verdadero objetivo, creía.

Sin embargo, Chase me pidió que lo esperara allí mientras el pasaba a toda prisa y volvía a salir con dos grandes batidos; me los tendió y volvimos a montarnos en la moto. No entendía qué era lo que sucedía exactamente, pero me limité a sujetar los batidos y aguardar. Torcí el gesto cuando vi que nos dirigíamos a la zona de las afueras del pueblo, hacia las colinas.

Chase frenó cuando ascendimos hacia una de las colinas más altas y me ayudó a bajar, detalle que agradecí porque llevaba los dos batidos. Nos quedamos mirándonos el uno al otro durante unos segundos, sin saber qué decirnos.

Le pasé su batido mientras él me hacía un gesto con la cabeza para que lo siguiera.

Nos sentamos sobre la hierba y miramos hacia el frente. Tenía que reconocer que la vista era espectacular y que, de toda la cita tan desastrosa, era mi momento preferido.

Los dos en silencio, dándole sorbitos a nuestros respectivos batidos, contemplando las lucecitas que pertenecían a nuestro pueblo. Desde allí era capaz de ver la zona del instituto, los residenciales de la gente con más dinero, ¡incluso era capaz de ver el lago y las casas de las familias que vivían alrededor de él!

Sentí que Chase me miraba fijamente, expectante, esperando que dijera algo.

Lo miré, pero no me salieron las palabras. Estaba tan emocionada y sorprendida por todo aquello que era incapaz de decir algo. Chase debió comprenderlo porque esbozó una media sonrisa; pero, por primera vez en todo aquel tiempo que lo conocía, no tenía un matiz burlón o travieso.

Wolf. (Saga Wolf #1.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora