Epílogo.

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Un año después.

Junio, Blackstone.

Por fin había llegado el día.

Por fin me graduaba y abandonaba Blackstone para irme hacia Nueva York, gracias a las continuas exigencias de Grace y Caroline (quien, finalmente, había decidido irse también a Nueva York junto a Logan y el resto de nosotros) y también por parte de mi madre. El negocio parecía ir viento en popa y habíamos conseguido, incluso, cambiar el viejo Chevrolet de mi padre por un llamativo BMW X1 que mi madre se había permitido después de conseguir quitarnos las pocas deudas que nos quedaban.

Las cosas en casa habían mejorado de una manera sorprendente en este último año.

Me miré en el espejo otra vez, alisándome el vestido que iba a llevar bajo la toga que nos habían dado en el instituto. Había escogido un vestido de color liso blanco, sin mangas y con una falda de tubo; era sencillo, lo que yo llevaba en mente desde que había empezado mi búsqueda junto a mis amigas.

Alguien llamó a la puerta y me giré para ver cómo mi hermana pequeña, ataviada con un sencillo vestido de color negro y con el pelo recogido en una trenza, asomaba por la puerta y abría mucho los ojos debido a la sorpresa.

Terminé de colocarme bien el pelo y le abrí por completo la puerta. En este último año había crecido un par de centímetros y había abandonado ese aire infantil que la había caracterizado; se había convertido en una adolescente de un momento a otro sin que me diera cuenta. Y, ahora que me iba a ir a la universidad, Avril estaba al cargo de nuestra familia en mi ausencia. Nueva York estaba demasiado lejos de Virginia, por lo que no podría ir a casa en mucho tiempo.

Algo que, en el fondo, agradecía.

Aunque había pasado un largo año desde que Chase se había ido de Blackstone, sin despedirse siquiera, y, pese a haber guardado esperanzas de que volviera, al final me había terminado por creer que nunca lo haría.

Había esperado que, en algún momento, se pusiera en contacto conmigo de alguna forma, pero no había dado señales de vida. En el instituto, cuando regresamos, se hizo un gran acto conmemorativo por los licántropos y los alumnos nuevos, los cazadores, que «habían muerto en el incendio»; cuando llegó el turno de la graduación de Kai, Carin, Lewis y Horst (los únicos licántropos mayores que quedaban en la manada), con sus respectivas parejas, no pude evitar sentirme como una miserable.

El resto de lobos que seguían en el instituto dieron un cambio de personalidad que dejaron al resto de alumnos perplejos: alguno de los licántropos comenzaron a sentarse en otras mesas y, la que siempre habían ocupado, se quedó vacía. Como una especie de recuerdo de lo que habían sido.

Como Reece y el resto de animadoras que habían terminado el instituto, quedaron varios puestos vacantes en el equipo y, pese a nuestros avisos a Caroline, la cogieron. Betty, la novia de Lay y quien había resultado ser una persona encantadora, se sentó con nosotras durante el resto de curso hasta hoy; se había convertido en una más de nosotras. Al principio me había mostrado un tanto incómoda ante su presencia, ya que parecía recordarme que no había hecho nada por salvar a Lay, pero luego vi que era una chica bastante divertida que no me guardaba rencor alguno por lo sucedido.

Los que antes habían sido tan temidos en el pueblo se convirtieron en unos chicos más dentro del instituto y las disputas que habían asolado Blackstone, con chicos en el hospital con huesos rotos, desaparecieron.

Lorie, al enterarse que no había sido marcada porque no era la compañera de Chase, se mudó del pueblo, según dice, por puro despecho. Sabía que me odiaba, pero no me había dado oportunidad de explicarle que aquello no lo había planeado, que había surgido sin más.

Wolf. (Saga Wolf #1.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora