No pude dormir en toda la noche. La presencia del lobo al otro lado de la ventana, en el patio, y todo lo que había conseguido descubrir sobre mi familia, sobre mí, no me permitieron que pudiera descansar. Cuando cerraba los ojos, dispuesta a dormir, la pesadilla que había tenido cuando había sido drogada por la señora Whitman se repetía siempre que lo intentaba.
Mi madre me encontró la mañana siguiente hecha un ovillo, con las mejillas húmedas y tapada hasta arriba con mi funda nórdica. Por si acaso quedaba alguna duda de si había pasado una mala noche, mis profundas ojeras fueron la prueba definitiva de que no podía ir al instituto hoy. Por una parte tenía que reconocer que me alegraba de no poder asistir al instituto hoy; no me veía con fuerzas para enfrentarme a Chase si lo que había descubierto en el despacho de mi padre era verdad. El mero hecho de imaginarme a Chase como un ser peludo, con cuatro patas y unos colmillos bastante afilados era demasiado para mí; aunque quizá eso explicaba el malhumor que tenían todos ellos y por qué eran capaces de quebrar huesos con tanta facilidad.
Cerré los ojos de nuevo, con fuerza.
-Creo que la visita al doctor Lawrence va a tener que adelantarse –opinó mi madre, tocándome la frente como siempre lo hacía cuando teníamos fiebre.
Estaba tan agotada física y mentalmente que no la rebatí.
Mi madre se marchó para llevar a mis dos hermanos al colegio mientras yo decidí coger mi móvil y comprobar los mensajes; la mayoría eran de Grace y Caroline, diciéndome que me recuperara, que Kyle se había enterado que me había puesto enferma (algo que me sonó a mentira) y se lo había dicho. El resto, de Chase.
Pensé en borrarlos todos. En fingir que no los había visto o que mi móvil los había eliminado solos. Pero eso sería ser cobarde, alguien que prefiere cerrar los ojos ante lo evidente en vez de plantarle cara al problema.
Con un suspiro, abrí cada uno de los mensajes que me había dejado, preocupado por mí, y después los fui eliminando.
Cuando mi madre volvió a subir a mi cuarto, tras dejar a mis hermanos en el colegio, venía acompañada por tío Henry. El enfrentamiento que mantuvimos volvió a mi mente, como si hubiera sucedido ayer; pese a ello, él me mira con un gesto de auténtica preocupación.
-Tenemos que llevarla, Henry –le informó mi madre-. No quiero que le suceda de nuevo.
Él me dirigió una breve mirada y me pregunté si él también estaría metido en todo aquello de cazadores de lobos. Estaba claro que sí: él era el mejor amigo de papá en el pueblo, era más que obvio que Henry también tenía que estar involucrado en todo aquello.
-Llamaré a Gustav para que venga de inmediato –se ofreció tío Henry-. En su estado no es bueno que se mueva o haga esfuerzos.
Mi madre asintió, con rotundidad, y pude ver que tenía el semblante serio, pensativo. Algo le estaba rondando la cabeza. ¿Debía preguntarle respecto a nuestros verdaderos orígenes y por qué papá murió? Ya no era una niña y, después de todo lo que había descubierto, estaba segura de poder soportar lo que fuera. Incluso la cruda verdad que mi madre llevaba guardando tanto tiempo.
Necesitaba contarle a alguien mi sueño. Necesitaba si tenía que ver algo con la muerte de mi padre.
Apoyé la cabeza sobre mi cabecero y solté un suspiro de derrota. Quería echarme a llorar por todas las mentiras que había tenido que aguantar todo aquel tiempo y que, tenía que reconocer, me dolían. Unas más que otras. Por ejemplo, la idea de que Chase era un licántropo se me hacía insoportable; al igual que saber que mi padre había tenido un pasado oculto. Era como si hubiera llevado una doble vida, como si fuera un agente de la CIA.
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Wolf. (Saga Wolf #1.)
WerewolfEn Blackstone, un pueblecito perdido en Virgina, las cosas siempre habían sido tranquilas y todos los vecinos vivían metidos en sus propias rutinas: todo esto cambió cuando doce chicos se convirtieron en nuestro principal foco de problemas. Esos chi...