cuarenta y dos.

43.3K 4.4K 1.5K
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No era capaz de entender nada.

Las sienes me latían con dolorosa fuerza mientras intentaba poner un poco de orden en mi cabeza, después de aquel aluvión de información que había recibido por parte de Nigrum, que continuaba regodeándose frente a mí.

Las piezas empezaban a encajar dentro de mi mente... pero formando una historia caótica, una historia a la que no lograba encontrarle sentido: Nigrum había alcanzado un acuerdo con Barnabas para que me ayudara; sin embargo, había decidido fingir no saber quién era, confundiéndome con Elara y brindándome pistas de manera camuflada, como el interés de la Maestra en ella... sus maléficas intenciones con aquella elegida. Pero me negaba a aceptar sus mentiras, las insinuaciones que todavía seguían flotando en el aire, entre nosotros.

Porque no era posible.

Ninguna de las elegidas había huido de su destino después de haber pasado el año estipulado, y yo había visto la tumba de Elara en el Cementerio Infinito. Me había chocado con ella cuando me perdí en su interior, perseguida por... por algo. Quizá la misma cosa que me había tendido la emboscada en aquella habitación oscura.

Fulminé con la mirada a un sonriente Nigrum, que se relamió.

—¿A qué acuerdo llegaste con Barnabas? —le pregunté.

No estaba preparada para retomar el otro asunto, no podía.

Los ojos del demonio gato relucieron, percibiendo mi ansiedad y el porqué de mi cambio de tema. Por las dudas que había dejado germinar dentro de mi cabeza y que me resultaban demasiado inverosímiles.

—Él necesitaba un aliado para guiarte hacia la verdad, Eir Gerber —contestó con un ronroneo—. Todos los demonios fuimos atados por medio de un gran acuerdo a este juego que lleva repitiéndose mucho tiempo, impidiendo poder hablar de ciertas... cosas. Sin embargo, al ser el guardián de esta biblioteca... digamos que mi parte del acuerdo es algo más flexible; ese demonio creyó que podría serte de utilidad en aquellos puntos donde él no podría decir nada a causa del acuerdo.

—¿Y qué te llevas tú de todo esto? —escondí las manos entre las capas de la falda de mi vestido para que Nigrum no viera el ligero temblor que las sacudía.

—Le dije que le ayudaría a cambio de que me brindara la libertad —contestó de un modo misterioso—. Y Barnabas tenía un interés directo en ayudarme a conseguir mi libertad, pues compartíamos objetivos comunes.

El corazón se me detuvo dentro del pecho, consciente de que Barnabas no podía haberme traicionado. No después de haberse ofrecido a hacer un trato con Nigrum para mi propio beneficio.

—Ese atractivo demonio quiere acabar con Hel... para siempre —desveló con una sonrisa triunfal—. Nada de volver a encerrarla en aquella celda, tal y como hicieron algunos demonios en el pasado. Quiere hacerla desaparecer de un modo definitivo.

Queen of ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora