Capítulo 7 : Una Simple Pregunta

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Seguimos con esa agradable atmosfera por un tiempo, no recuerdo cuanto, tan solo sonreímos plácidamente, pero eso se vio abruptamente interrumpido cuando el gran Lobo Negro emerge del cuerpo de Sylvana. Todos quedamos sorprendidos cuando él aparece de un momento a otro, la misma dueña de ese lobo se encuentra sorprendida. El inmenso animal de más de 10 metros de altura se queda observándome por unos instantes, simplemente me observa sin mover un solo músculo, nadie comprende que ocurre, hasta que Sylvana dice algo extraño otra vez.

— Tienes razón, este mocoso tiene potencial, ahora que es un Renacido esa posibilidad se ha incrementado exponencialmente, pero. Está el dilema del tiempo restante, la prueba de admisión es el lunes, en 2 días no creo que pueda dominar los conceptos básicos... —No sé con quién habla, el lobo aparta su mirada de mí y se fija en ella, luego de unos segundos dice con una clara emoción en su voz —. Los Sabios... obvio Los Sabios, en su dimensión el tiempo es diferente al de esta, aún hay esperanza para este mocoso.

Sylvana por lo visto mantiene una conversación con el lobo, aunque este nunca pronuncia palabra alguna, al menos yo no lo puedo escuchar. Ella sigue en ese estado eufórico, tanto así que rápidamente se acerca y me sujeta de mi brazo, mejor dicho, me hala de él.

— ¿He, que ocurre? —digo confundido.

— Rápido, Agus, Elena, Guiliel, vamos a mi oficina, tenemos que procurar que este mocoso no muera, los demás sigan en sus labores.

Todo es normal excepto el "no muera", ahora tengo una necesidad incontrolable de correr de esta niña ya que mantiene una diabólica sonrisa en su rostro... Guiliel. ¿Quién es? Si bien nombra a Augus y Elena, el otro nombre nunca lo he oído.

En un instante ya estamos dentro del ascensor. Sylvana nuevamente presiona el número 96, así que esa habitación es su oficina. Comienzo a observar para ver quién es el famoso Guiliel, para mi sorpresa no era él, Guiliel es una mujer, en cuanto a sus características es... la maldita chillona, aunque viste diferente. Su falda ahora es un vestido único el cual llega casi a la altura de su rodilla, es de color azul claro, varios patrones de mariposas y flores cubren la gran mayoría de todo el vestido, pulseras de oro en ambas manos, un collar con forma de lobo cuelga de su cuello, ocupa las mismas sandalias, otra cosa que ha cambiado es su cabello. Sigue con el mismo color aunque ahora es más largo llegando hasta su cintura, decorado con el mismo broche.

Esto puede sonar extraño, pero de alguna manera, luce más femenina que antes, es la palabra con la cual puedo describirla, la observo de arriba hacia abajo, definitivamente algo no cuadra.

— ¿Hay algo que me quieras preguntar?, Guillermo si mal no recuerdo. —Sonríe y me mira directo a los ojos.

¿He, acabo de escuchar a un ángel?, su voz es demasiado tierna y dulce, ¿estoy en el paraíso?, frente a mí ha descendido un ser celestial y está frente a mí, estoy feliz con la vida por estar escuchando y viendo a esta perfecta mujer. Estando en ese estado de profunda admiración, logro regresar a la realidad. No, es la chillona, recuerda su personalidad, si bien ahora puede verse más hermosa que antes y su voz ha cambiado de horrible e insoportable a un hermoso canto celestial, sigue siendo la maldita chillona.

Sigo con mi debate interno, sin percatarme ella acerca hacia mi colocando una mirada de preocupación que enamoraría a cualquiera... ¿Qué?, no me juzguen, solo soy un chico inocente de 19 años, no me gusta la palabra virgen a los 19, es mejor inocente a los 19. Oh no, mi corazón está palpitando tan rápido y fuerte que se saldrá de su sitio en cualquier momento, en unos segundos vendrá el gran remate, prepárense, acá esta.

— Oh no, te ves pálido, ¿te puedo ayudar en algo?, pide lo que sea mientras esté a mi alcance.

Agarra mis manos, sigue con esa mirada de preocupación para este simple mortal, listo ya caí, la única cosa que tengo en mi mente es una voz gritando. ¡Es perfecta, me quiero casar con ella, gracias dios por crear algo tan hermoso! Esas palabras surgían por cada milésima de segundo en que ella amablemente sostiene mis manos, pese a todo sigue el problema de su personalidad. Dios, eres tan cruel, hacerla a ella pero con esa actitud, aunque es simplemente hermosa y su voz podría calmar a cualquiera, tiene esa forma de actuar, pero en este momento es diferente, si tan solo siempre fuera así.

El Gran Reinicio Parte I : DespertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora