Capítulo 3 Una Promesa Que No Debes Olvidar

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Es un hecho que desde que anoche decidí ir a aquella plaza, he invocado una desgracia tras otra, ahora estoy siguiendo a una niña que obviamente sigue enfadada. Camino alejado unos cinco pasos detrás de ella ya que resultó ser más intimidante que el mismo Augus, al lado de ella están los cuatro, es más, desde que ellos aparecieron fue que comenzó esta serie de sucesos.

— No es bueno culpar a los demás por las desgracias de uno.

Esa era una de las frases que mamá decía, es una de las pocas cosas que recuerdo de ella.

Había transcurrido un mes desde que cumplí 7 años, ella murió, mi madre, era quien siempre estaba alegre cuando algo malo ocurría, hacía todo lo posible para levantarnos el ánimo, la consideraba mí heroína.

Un recuerdo que tengo aunque algo borroso, es cuando olvidé un lápiz, sí, un sencillo lápiz.

Apareció por la ventana de la escuela que estaba en un tercer piso, siento que golpean la ventana con una pequeña piedra así que miro en esa dirección y ahí se encontraba mi madre, se subió por un árbol que se erigía por el costado del edificio, abro la ventana y me entrega aquel lápiz, dijo algo aunque no lo recuerdo. Su pelo estaba cubierto con hojas y ramas del mismo árbol sumado a esto su respiración era pesada, en conclusión había corrido desde la casa sin parar para entregármelo, bueno, lo más lógico era solo ingresar por la puerta y entregar aquel lápiz, pero la escuela era muy estricta en todos los sentidos.

Estudié toda mi vida en ella, se podría decir que era la "Electus" de las escuelas, ante cualquier anormalidad eras severamente castigado con horas y horas de castigo, a mamá nunca le gustó esta escuela, es por eso que en más de una ocasión la escuché decir.

— Por muy estricta que sea no voy a permitir que lastimen a mis hijos por cualquier cosa, si les llegan a hacer algo yo misma iré a encararlos.

Siempre se esforzaba por todos, siempre nos cuidaba a todos, éramos muy felices los cinco, hasta que ocurrió algo que jamás imaginé, murió, sencillamente no sabía cómo reaccionar cuando en la puerta aparecen 3 personas diciendo esta noticia, eran 2 hombres y una mujer. Es lo único que puedo visualizar en mis memorias sobre aquella ocasión, de ellos tan siquiera recuerdo sus rostros o la ropa que vestían, eso es lo único que puedo evocar sobre aquella situación. Desde ese día todo cambió, mi hermano comenzó a tratarme diferente, pese a que no lo crean, antes nos llevábamos muy bien, era una buena persona, siempre era amable conmigo.

Volviendo al presente, llegamos hasta el ascensor, nos subimos en él y la niña presiona el botón 96 el cual era el último piso, comenzamos a subir, durante todo el recorrido había una sensación de incomodidad, pese a todo no pude evitar maravillarme con la vista que lograba apreciar mientras ascendíamos. El ascensor es como un gran tubo, si bien las puertas son de madera, el resto es de un material transparente, así que puedo apreciar todo a mi alrededor, ahora que me fijo este árbol es abrumadoramente alto, vamos por el piso 82 y aún no llegamos a la copa de este. Las pequeñas luces colgantes están por todas sus ramas, son como unas enormes luciérnagas alumbrando a aquel árbol. Estamos a solo algunos pisos de llegar y, el dragón rojo el cual aprecié antes en el vestíbulo está volando por esta altura, puede ser una percepción personal, pero noto como sus ojos no pueden apartar la mirada de mí, el tiempo se ralentiza por unos segundos mientras vuela majestuosamente batiendo sus alas rojizas como la sangre.

Finalmente llegamos, la puerta se abre y aparece un pasillo enorme, se encuentra decorado como la ropa de Augus, son una especie de dibujos extraños como letras que están por todos los contornos del pasillo. El grupo comienza a avanzar con la niña liderando, luego de unos 12 minutos de caminata llegamos a una puerta metálica negra y como todo en este lugar, tiene la forma de un lobo al igual que la mansión en la que estamos, pero reducida a una puerta. El lobo esculpido sobresale del marco, nos detenemos a unos 2 metros de la puerta, la niña se acerca y con su mano derecha toca la estructura metálica y pronuncia unas palabras que provocan un eco en todo el pasillo.

El Gran Reinicio Parte I : DespertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora