Capítulo 128 : Cambios

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Con cada paso que doy, dejo atrás un vestigio sobre mi yo pasado. A cada paso en que me alejo de la tumba de mis padres, un sentimiento se acrecienta dentro de mí. Con cada paso, siento una nostalgia proveniente desde algún lugar, es como si algo me hubiera estado esperando desde hace una eternidad.

Estando a nada de reagruparme con Sylvana y Augus quienes esperan en la salida del cementerio, un pulso recorre mi interior, esto provoca que me detenga en seco.

Sylvana y Augus se observan extrañados ante mi acción. Ambos se acercan rápidamente.

— ¿Mocoso, estás bien?

— ¿Guille, ocurre algo?

Con la pregunta de los dos, levanto la mirada y los observo. Esbozando una radiante y cálida sonrisa, hablo con una voz afable.

— No es nada.

De esa manera Sylvana decide no seguir indagando. Estira su mano y abre un portal.

Estamos de regreso en Electus, mas específicamente, estamos frente a la oficina del Director.

— Mocoso, si quieres yo...

Sylvana habla visiblemente preocupada por mi condición. La interrumpo antes de que termine su oración y vuelvo a hablar con una voz amable.

— Sylvana, no necesitas tratarme como un niño. Créeme, ya lloré lo que tuve que llorar. Ahora debo centrarme en seguir avanzando, eso y nada más.

Luego de mantenerse unos instantes en silencio, sonríe altaneramente como siempre lo ha hecho.

— Bien dicho mocoso. — Con su puño toca mi pecho. — Esa es la actitud que debes mantener... solo no...

— ¿Solo no?

— No es nada. — Adquiere una posición digna de su título y me habla con una voz firme. — Mocoso, ve y enfrenta a ese anciano, como digno Recomendado del Gremio Lobo Negro, no te debes cohibir ante él.

Replico su acción y sonrío altaneramente como ella.

— Ese viejo no es nada en comparación conmigo.

— Entonces ve. Mocoso.

Me planto frente a la puerta, poso mi mano en el pomo.

— Sylvana, Augus. — Los observó de reojo. — Gracias.

Augus estaba por hablar algo, pero se detiene.

Ingreso a la habitación del Director y lo primero que noto es como su mirada se clava en mi ser. Camino tranquilamente y tomo asiento frente a él.

— Alumno Griffin, su salida repentina del Torneo provocó una serie de hechos que a duras penas logramos controlar. Las consecuencias de sus actos no pueden quedar impunes. ¿Comprende?

Sonrío ante sus palabras.

— Debo admitirlo, es valiente, querer usar esta situación como una excusa para tratar de controlarme, es algo que hasta yo mismo intentaría... pero. — En mi rostro se plasma una expresión que a simple vista luce apacible, cosa que contrasta con mis ojos. — No olvide con quien se encuentra hablando. Director.

El silencio se apodera de este salón, el único sonido audible es el palpitar de nuestros corazones, es un ritmo calmado y constante. El Director al ver mi actuar, no puede evitar sentir un gozo absoluto.

— Eso es, esa es la forma en la cual un digno estudiante de Electus Magicae debe actuar. No importa quien intente limitarlo, jamás cederá ante una simple amenaza.

El Gran Reinicio Parte I : DespertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora