Capitulo 2: Sin salida

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Escucho la puerta y suspiro.


-Elsa ayúdame con el vestido ¿quieres? -hablo sin girarse, parada frente a su cama -¿Que tal paso la noche Isobel? -sintió el tirón de la tela trasera, la cremallera subiendo, despacio y unos dedos rozaron la parte trasera de su cuello, que había quedado al descubierto al colocarlo ella sobre su hombro.


-¿Es vuestra hija? -la voz de Ewan sonó en un susurro y rápidamente ella se giro y dio un paso atrás.


-¡¿Como os atrevéis?! -lo miro altiva


-Vos me habéis pedido que os ayudara con el vestido -alzo una ceja -Y yo siempre procuro complacer a las damas que tengo cerca.


-¡Me refiero a entrar en mi habitación! ¡No debéis entrar en la habitación de una dama y menos a solas! -entrecerró los ojos


-Pero no sois una dama cualquiera querida -y el sonrió -Sois mi prometida.



-¡¡No lo soy!! -apretó los puños furiosas -¡Sois un descarado!


-¿Yo soy el descarado? -camino por la habitación, fijando la vista en la cama, en el camisón blanco que había sobre esta -No fui yo quien apareció en estas tierras, exigiendo que me abrieran las puertas y proclamando ser la prometida de...


-¡¡Ya os pedí disculpas!! -camino hacia el furiosa -¡Os he dicho que admitiré mi mentira ante todos! ¡¿Que mas queréis?!


-¿Que quiero? -la miro, observo su rostro y bajo por su cuello, hasta pararse en su escote -Veréis señora, no soy un hombre al que se le muestre el ciervo y después se le prohíba cazarlo.


-¡¿Como os atrevéis?! -frunció el ceño, llevando la mano a su escote, cubriéndose -¡Sois..!


-¿Apuesto? -y el ladeo su sonrisa.


-Dejad que nos marchemos -ella bajo la voz, como si le fallaran las fuerza -Por favor


-¿Por que? -el la miro a los ojos -¿Por que debería hacerlo?


-Porque os lo estoy pidiendo -ella le sostuvo la mirada.


-¿Y qué obtengo yo a cambio? -entrecerró los ojos y se encogió de hombros.


Y el rostro de ella cambio. Por un instante una sombra se cernió sobre ella, la sombra de un recuerdo, pero solo unos segundos. Su rostro volvió a ser el frio de la Duquesa.


-¿Si accedo a estar en vuestra cama, nos dejaríais irnos? -su voz sonó carente de emociones. El sonrió, camino despacio, rodeándola, poso una mano en su cintura y acerco sus labios a su oído, ella cerró los ojos, con fuerza.


-No querida -Ewan susurro en voz baja -Cuando estéis en mi cama, será porque supliquéis que os tome, que acaricie vuestra piel y que bese cada parte de vuestro cuerpo. -se giro y atravesó la habitación, saliendo de esta y cerrando la puerta.

La DuquesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora