Capitulo 19: He pecado

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No sintió decepción al no verle alli, comprendía que todo lo que tenían que decirse, se lo dijeron el día anterior. No había motivo para otra despedida, no había razón para alguna palabra más.


Bajo las escaleras, con la vista fija en el coche, su coche, que la esperaba para el regreso a su vida, bueno, a una nueva vida. Al terminar de bajar los escalones se giro hacia Ayla y sonrió.


-Gracias por vuestra hospitalidad -la abrazo y le susurro al oído -Confió en vosotros, se que cuidareis de ellas.


-Y también de ti, Helen -Ayla se aparto mirándola a los ojos, dejando entrever la promesa latente en ellos.


-Oh Querida -Thalia tomo sus manos y las apretó con fuerza -Espero que nos veamos pronto. Tened cuidado en el viaje.


-Gracias Thalia -sonrió, con cierto cinismo ante la mención de volver a verse.


-Mi preciosa Duquesa -Niaj tomo su mano la beso e hizo una exagerada reverencia -Decidlo y os acompañare, me sacrificare en una vida de riquezas y cuidados por estar a vuestro lado.


-No puedo pediros tal sacrificio, valiente guerrero -Ella hablo con solemnidad y todos rieron, se inclino hacia él y le susurro al oído -Espero que el día que verdaderamente os corresponda renunciar a algo en virtud del amor, estéis igual de dispuesto. -se alejo y le miro sonriendo -Gracias por las risas Niaj Bukchaman.


-Escribid -Jannet se paro ante ella, mirándola con lagrimas en los ojos -Escribidme a menudo.


-Ahora estáis en casa -Helen le sonrió, no accediendo a la petición que acababa de recibir y cambiando de tema -Se feliz Jannet, intenta serlo.


-¿Vendrás a visitarnos? -Isobel se acerco a ella mirándola con tristeza.


-Algún día -Helen se agacho para estar a la altura de la niña -Serás una hermosa dama y también una gran guerrera-miro a Jannet y de nuevo a la niña -Como tu madre -abrazo a la pequeña y le dijo en voz baja -No dudes nunca pequeña, que cuando lo necesites, en mi casa, tendrás un hogar, siempre que lo desees.


-Te quiero Helen -e Isobel hizo la confesión en voz baja, apretándose contra la que desde su nacimiento, había sido como una segunda madre.


-Y yo a ti mi amor -deposito un beso en la frente de ella y se incorporo, mirando a todos.


-Creedme cuando os digo que sois bienvenida, siempre que queráis -Angus hablo con solemnidad.


-Si alguna vez necesitáis nuestra ayuda -Mail se acerco a ella y deposito un trozo de tela en su mano, un trozo con el escudo de los Bukchaman. -Solo hacednos llegar esto.


-Gracias -asintió tomando la tela y aferrándola con fuerza en sus dedos, miro a todos y sonrió levemente-Me habéis enseñado mucho. -y se giro y entro en carruaje, cerrando la puerta tras ella.

La DuquesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora