La Duquesa

Capitulo 18: Gracias

-Ewan -Niara se paro tras él, observando cómo afilaba su espada -Deberías venir a la comida.

-No tengo ganas -el no la miro siguió con su espada -Ya he pasado demasiado tiempo en las tierras Bukchaman, no tengo ningún motivo importante para regresar.

-¿De verdad? -ella suspiro -¿No tienes ningún motivo para regresar? -se giro pero antes de marcharse volvió la cara a mirarle -Es una comida de despedida, mañana La Duquesa de Bedford regresa a su hogar. -y vio como él se tensaba.

-Puedes quedarte todo el tiempo que quieras -Ayla miraba a Helen con tristeza -No tienes que marcharte.

-Si, debo hacerlo -ella le sonrió -Tengo muchas cosas que arreglar en mi hogar

-Pero también tenéis un peligro latente -Duncan la miro fijamente -Lord Wert.

-Si deseáis que os acompañemos -Mail hablo con decisión -Nos encargaremos de que el Conde Wert entienda...

-No es necesario -ella negó con la cabeza y al mirarles, vieron frialdad en sus ojos -Créanme que puedo encargarme sola de este asunto. Mi único temor era -y miro a Isobel, después a la madre -Ahora sé que él no puede llegar hasta ellas, el resto, está en mis manos.

-Nunca olvides que aquí tienes un hogar Helen -Niara la miro fijamente -Solo tienes que acudir a nosotros.

-Gracias -miro a la guerrera y por un momento, ambas mujeres parecieron estar conectadas.

-Buenas -Ewan se paro en la puerta de la sala y todos le miraron, Niara sonrió.

-Ya pensaba que no vendrías -Thalia asintió sonriendo,

-Siéntate muchacho -Y Angus señalo el asiento.

En silencio el tomo su lugar y tras ser servido, bebió de su copa.

-¿Vais a ir directa al ducado? -Jannet le pregunto, en voz baja aunque sabía que todos le oían.

-No -y ella sonrió fríamente -Voy a la corte -y miro a Jannet a los ojos -Visitare a mi querida tía y me encargare de recordarle que tiene una sobrina.

Al finalizar la comida, poco a poco todos se fueron levanto, con una excusa u otra, hasta que finalmente solo quedaron Ewan, Niaj y Helen.

-¿Y tú? -Ewan miro a Niaj molesto.

-¿Yo que? -el sonrió acomodándose en la silla.

-Que te largues -y Ewan apretó sus puños.