-Señora - Elisabeth se paro en la puerta, observándola.
-¿Si? -Helen alzo la mirada del rostro de su pequeño, al que sostenía en sus brazos
-Lady Lancaster solicita verla -Elisabeth sonrió y cuando la Duquesa asintió, esta se hizo a un lado y Eara entro en la habitación.
-Veo que te has recuperado muy bien -Eara entro en la habitación y camino hacia ella mirando al niño -¿Y Alec?
-Está muy bien -Helen miro a su hijo y de nuevo a ella -¿Quieres cogerle?
-Me encantaría -y Eara tomo al pequeño de los brazos de su madre y lo acuno sonriendo -Hola chiquitín
-Le has traído -Helen hablo mirando hacia otro lado.
-Por supuesto -La Condesa se sentó en la cama a su lado, y coloco bien al bebe, entonces la miro a los ojos. -Y no ha venido como Ewan MacClain, como el guerrero. Sino como el futuro Duque.
Los ojos de Helen brillaron, con un anhelo imposible de esconder, la miro y también el miedo se podía ver en ellos.
-Sir Alfred Gudray -Eara dijo el nombre, observándola -¿Estabais enamorada de el?
-Si -sonrió con cierta tristeza -Fue mi primer amor y si...
-Si tu tía no se hubiera interpuesto, ahora estarías casada con el -Eara suspiro -Pero ha vuelto, a buscarte. -frunció el ceño al ver sus ojos -¿Le quieres?
-Alfred me recuerda todo lo que era antes de... me recuerda la tranquilidad, la felicidad de una joven que no podía saber cómo realmente era el mundo -la miro a la cara -Le quiero, siempre le querré. Pero no le amo. No puedo. Ya no soy la misma, he cambiado demasiado. Y aunque se esfuerza en estar a mi lado en .... Quiere darme todo lo que no tuve.
-Sabe lo de Alec -no fue una pregunta, miro al niño -Y está dispuesto a ser su padre. Dime ¿Era tu elección?
-Por supuesto -Helen asintió -Se que cuidaría de mi hijo, como si fuera suyo.
-Y le has dicho que no le amas, que amas a otro -vio como la Duquesa se sonrojaba -Que amas al padre de tu hijo. -sonrió -¿Confías en él?
-Si -frunció el ceño.
-Helen, Ewan esta aquí por ti -acaricio la carita del niño que sostenía en sus brazos -Y por él. -volvió a mirarla -Pero no puedes lanzarte a sus brazos, no hoy.
-¿Hoy? -ella la miro confundida.
-Ewan pidió tu mano al rey ayer -lo dijo y se quedo pensativa un instante -Bueno, más bien reclamo a su hijo y a su mujer.
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La Duquesa
RomanceCuando Ewan MacLain es informado por uno de los guardias que protegen las Tierras Archivald, que su prometida exige que la reciba, ¡Exige! Lo enfurece hasta límites insospechados, pero entonces piensa, ¿Que prometida? Y ahí comienza la diversión par...