Capitulo 11: Deseo de posesión

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-¿Y has sabido algo de tu padre? -Niara se sentó a la mesa que habían improvisado en los jardines.


-Mando una misiva felicitándonos por el futuro nacimiento de nuestro hijo, junto con varios regalos -Eara suspiro


-Quizás es mejor que vaya a dar un paseo -Helen se incorporo de su lugar -Así podéis hablar con libertad.


-Tonterías -Eara señalo la silla -Siéntate Helen, al fin y al cabo, las dos estamos relacionadas con la corona.


-No lo creas -Y la Duquesa sonrió fríamente -Jamás tuve relación con mi tía, menos ahora. No creo que tenga que explicaros mucho sobre la reina, la habéis conocido más que yo


-En las pocas ocasiones que coincidimos, procuraba no dirigirme la palabra -Eara la miro a los ojos -Y si lo hacía, era para quejarse o regañarme por algo. Me odia y no puedo culparla, supongo que represento para ella todo lo que mi madre fue para el rey y ella no.


-La reina es demasiado fría para odiaros por eso -se acomodo en el asiento -Creedme cuando os digo, que lo único que fomenta su rencor hacia vos, es que os consideren el Rubí de la corona y que tengáis un lugar en la corte, cuando ella, es la única y la dama más poderosa.


-Dime Helen -Niara la miro fijamente -¿Es la reina una amenaza para vos?


-No -ella respondió con tranquilidad -Os hablo con toda seguridad y no me equivoco al deciros que hoy, nada es una amenaza para mí. Con el tiempo, he aprendido a utilizar mi posición. Mi marido se encargo de que en mi recayera poder suficiente, para no temer a nadie y así lo hago saber.


-Sois muy conocida -Eara sonrió -La Duquesa. Así os llaman en la corte, dicen que sois tan hermosa como...


-Como peligrosa -miro a lo lejos, donde Ewan, Alexander y Niaj entrenaban -Fría como el hielo y dura como la piedra.


-Perdón, no quería ....-Eara miro a Niara incomoda.


-No, no os preocupéis -la miro a los ojos -Soy así.


-¿Helen? -Niara la llamo y entonces fijo su vista en Ewan -¿Habéis pensado en casaros de nuevo?


-¿Casarme? -y ella siguió su mirada, observándole moviendo su espada contra Niaj, con su torso al aire y la luz del sol bañándolo -No. Tengo todo lo que necesito y seria una necia si os digo que estoy dispuesta a estar bajo las ordenes de un hombre de nuevo.


-¿Interrumpo? -Alexander se acerco a ellas y se inclino sobre su esposa para besarla suavemente -¿Como se encuentra mi Rubí?


-Como una preciada piedra preciosa -Niara hablo y todos rieron, después miro a Alexander sonriendo -Pronto, queda poco para que tu hijo llegue.


-¿Y como están las cosas por las tierras del Diablo? -se acomodo junto a Eara y tomo su mano, acariciándola

La DuquesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora