capitulo 22

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Doctora Jáuregui, coronel Brooke, por favor, abróchense los cinturones —anunció el capitán—. Aterrizaremos en breve._ Lauren llamó al auxiliar de vuelo y le dio indicaciones sobre la descarga del equipaje. Se había puesto un mono de cuero negro y había guardado otro equipo en un talego de lona negra. Ally, que la había estado observando, dijo:

Me recuerdas a un animal enjaulado: un depredador agazapado, esperando que el desventurado cuidador abra la jaula para darle de comer. Y yo soy el cuidador. _ Sonó el móvil de Ally. Esta respondió, escuchó unos segundos y dijo:—Era Normani. Fueron a la oficina de Méndez, y Alexa y él han desaparecido. Los están buscando. Clausuraron el lugar y mandaron a todo el mundo a casa. ¿Seguro que no quieres refuerzos?

No, pero volveré a llamar. —Intentó comunicar con Camila, sin conseguirlo. Luego se fijó en que tenía un mensaje. Activó el buzón de voz y escuchó a Camila: «He recibido tus mensajes. Gracias. Estoy deseando verte. Voy a dar una vuelta y después haré la cena. Tendré cuidado. Cuídate tú también». Parecía feliz. Feliz de que Lauren fuese a verla. Lauren sintió una opresión en el corazón, que desapareció cuando el avión descendió. Necesitaba centrarse. Después de rodar por la pista una eternidad, el avión se detuvo y Lauren salió en cuanto abrieron la escotilla, para supervisar la descarga de una motocicleta negra. Comprobó de nuevo el equipo que había guardado en el vehículo y el casco extra que se hallaba colocado sobre el asiento, y luego se dirigió a Ally:—¿Te ocuparás de coordinar esta parte con Normani?

La llamaré enseguida. ¿Seguro que no quieres ayuda? Puedo llamar a la policía local para que vayan a esperarte.

—No. Les tengo aprecio, pero me temo que no serían más que otra fuente de preocupaciones. No puedo arriesgar más —dijo Lauren muy seria—. Llamaré a las amigas de Lisette, Susan y Lisa, si necesito ayuda. Y también está el señor Odo. Tal vez esa gente no haya encontrado a Camila o no les interese. Ojalá._ Se puso el casco, retirando los largos rizos, le hizo una seña al guardia y empezó la gran carrera. Alzó la mano para despedirse de Ally, cruzó la verja y desapareció en el crepúsculo.

Camila apoyó las manos en las picudas rocas que asomaban sobre ella y se impulsó hasta el siguiente nivel.

—¿Dónde diablos estaba el sendero? Esto me pasa por no prestar atención. Oh, está allí. Tendré que aprendérmelo de memoria._ Por fin llegó a la empinada senda y se detuvo a contemplar la vista. Con los brazos en jarras, aspiró una profunda bocanada de aire marino.—¡Yupi! —gritó con todas sus fuerzas. «Cualquiera pensaría que te vuelve loca de alegría arruinar tu perfecta vida y estar a punto de que te maten. Pues no.» Sonrió. Trepó con cuidado por el camino que subía hasta la casa y se volvió a contemplar de nuevo el mar y los reflejos anaranjados que formaba el sol del crepúsculo en el agua. Mientras las gaviotas revoloteaban a su alrededor, reanudó la marcha y su mente rememoró los acontecimientos de las horas anteriores. Lo que había empezado siendo una mañana deprimente se había convertido en una tarde llena de emociones y expectativas. «La vida da muchas vueltas, ¿verdad?»—¡Vaya! _ Tropezó y se lastimó el muslo en una roca saliente. «¡Presta atención! Al menos hasta que llegues arriba
Tendría que apresurarse para preparar la casa antes de que oscureciese. Lauren llegaba por la noche. Su mensaje sonaba urgente. «Hasta que te vea, ten cuidado.» ¿Qué ocurría? Desde que Lisette se había ido a París, los acontecimientos se habían precipitado. El peligro se palpaba en el aire. Sólo quería que Lauren llegase bien; el resto lo afrontarían juntas. Pero sabía qué era lo primero que haría cuando viese a Lauren. Bueno, tal vez lo segundo.

Primero, quería perderse entre sus brazos. Y, a continuación, debía disculparse. Lauren tenía razón: copiar el disco duro de Shawn había sido un riesgo estúpido. Pero lo había conseguido y Lauren no tardaría en reunirse con ella. Estaba emocionada. Camila se animó en la parte final del recorrido. La ascensión era más fácil. Unos metros más y estaría en el borde de la finca. Cuando descendió a la playa, le pareció un trayecto muy empinado y de gran dificultad. La familiaridad y la mejora de su forma física convertían aquella experiencia en un lejano recuerdo.

Primer Impulso (CAMREN) Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora