capitulo 7

3.2K 192 0
                                    

 A la mañana siguiente, cuando Camila se despertó a las siete y cuarto, Tippy andaba por allí. La casa se hallaba en silencio. Se levantó y se puso los pantalones del chándal con intención de tomar un café y buscar a Lauren. La noche anterior, después de su llegada, Lisette la había acaparado nada más entrar en la casa y la había llevado a la habitación de invitados. Y Lauren había desaparecido, como de costumbre.

Camila no se quedó en la cocina vacía, sino que pasó al zaguán y salió por la puerta de atrás. El Audi seguía en su sitio, pero la camioneta de Lisette no estaba. Se dirigió a la parte frontal de la casa y admiró la terraza que la rodeaba. Cuando dobló la esquina para entrar por la puerta principal, se detuvo en seco. Ante ella estaba Lauren Jáuregui, alta y deslumbrante, de espaldas. Los cabellos le llegaban mas abajo de los hombros y la brisa matutina los agitaba suavemente, mientras que la luz del amanecer resaltaba los largos cabellos oscuros. Llevaba unos vaqueros de diseño con un estilo que volvería loco a un fotógrafo de moda. Las botas vaqueras elevaban su estatura hasta el metro setenta. Contemplaba el océano con los pulgares metidos en las presillas del cinturón, apoyada en una de las vigas de la escalera. El cielo era cada vez más claro. Después de lo que a Camila se le antojó mucho tiempo, Lauren se volvió lentamente y la miró a los ojos.

No es de buena educación mirar a la gente._ De frente resultaba tan despampanante como de espaldas. Pómulos altos, barbilla fuerte y una nariz perfecta. Sus ojos, de un verde claro, bajo las cejas a tono con los cabellos, observaron a Camila sin inmutarse. Las comisuras de sus labios se torcieron levemente, en un atisbo de sonrisa. Camila reaccionó enseguida.

Oh, buenos días. —Lauren sostuvo la mirada unos instantes y, luego, reanudó la contemplación del océano.

Buenos días. —De nuevo la suave voz de contralto, su primer recuerdo de Lauren. Temiendo hacer preguntas estúpidas, Camila se aclaró la garganta y se acercó a Lauren. Sin duda, el día iba a resultar muy interesante.

—¿Dónde está Lisette?._Antes de que Lauren respondiese, la verja automática se abrió y entró Lisette con su camioneta cargada de comida. Camila se sintió aliviada mientras ambas se dirigían al vehículo.—Por cierto —dijo—, ¿dónde has aprendido a conducir así? La otra noche casi devuelvo lo poco que había cenado en aquellas curvas. No me sorprendería que el coche que nos perseguía acabase en un barranco._ Lauren siguió caminando.

Oh, cosillas que una sabe. Vamos a ayudar a Lisette con los paquetes. ¡Me muero de hambre!_«¿Cómo se puede ser tan torpe?», se preguntó Camila, procurando centrarse en la deliciosa comida que salía de los fogones de Lisette, y apresuró el paso. Casi tuvo que correr para estar a la altura de Lauren, pero consiguió llegar al mismo tiempo que ella.

Tras meter en la casa las bolsas de la compra, Camila puso la mesa y preparó café, mientras Lauren colocaba los alimentos y le daba cacerolas y ollas a Lisette. A Camila se le ocurrió que formaban muy buen equipo sin haberlo planeado. Se movían de forma coordinada. Cuando Shawn se quedaba a pasar la noche con ella, esperaba a que ella preparase la cena y jamás fregaba los platos. No se había fijado antes porque casi nunca comían en su apartamento o en el de él. Pero no importaba; entre ellos no existía compañerismo. Lisette metió en el horno bollitos de pacanas con jengibre y batió los huevos para hacer una tortilla. Tomaron café recién hecho y, a continuación, fueron al comedor mientras no estaba lista la comida.

Me encantó que salierais a recibirme —dijo Lisette—. A veces me siento muy sola. Ahora tengo conmigo a dos de mis personas favoritas. Por cierto, Lauren, ¿sabes cuánto tiempo te vas a quedar?._Mientras Lauren observaba su café, Camila apostó a que respondería con menos de cinco palabras.

Primer Impulso (CAMREN) Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora