Clichés

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Hablemos de clichés. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado con personajes (ya sea en historias, películas, series, etc.) tan clichés que nos hacen rodar los ojos del hartazgo? Esperen... ¿qué es un cliché? Bueno, es una frase, expresión, acción o idea que ha sido usada en exceso y que por lo tanto se ve común, con falta de creatividad y demás. Por ejemplo, sabemos que un personaje es cliché cuando tiene características que hemos visto miles y miles de veces: el chico lindo y rebelde con un pasado oscuro o la chica tímida en la que nadie se fija hasta que un chico la invita a salir. Al ser utilizados, no es necesario que el escritor se rompa la cabeza pensándolos (o sea, ya todos los conocemos), pero... No estoy aquí para desprestigiar a los clichés, pues jamás podrás escribir algo único, todo se asemejará a cosas que ya fueron escritas anteriormente. Te voy a enseñar a usar los clichés para que no jueguen en tu contra. Después de todo, muchos lectores que ven clichés no siguen leyendo la historia porque piensan que será más de lo mismo. Pero mira cómo un cliché es bueno.

Cuándo los clichés son malos.

1. Cuando sustituyes la personalidad de tu personaje con un cliché, es decir, creas de él un estereotipo ignorante y genérico. Vamos, cada personaje tiene (debe tener) una historia diferente, no son muñecos.

2. Cuando revelan ignorancia sobre el tema a tratar. Esto sucede con escritores que no se toman el tiempo, al escribir novelas históricas, de investigar un poco más a fondo los hechos, y se basan sólo en películas o libros como el suyo. A los lectores no nos gusta leer cosas que sabemos no son ciertas.

3. Cuando sólo son producto de repeticiones inconscientes, cosas que todo el mundo dicen pero no son ciertas, las dices porque sí.

4. Cuando quieres mostrar diversidad. Dime, ¿qué prefieres? ¿Hacer demasiados personajes y no poder explicar cada una de sus historias a fondo, o tener pocos personajes pero dejar satisfechos a tus lectores sobre qué es lo que siente, qué han vivido y qué desean? 

Cuándo los clichés son buenos.

1. Cuando te ayudan a mostrar la personalidad de tu personaje. Debes hacer que desde el principio de la historia los lectores conozcan las motivaciones del personaje sin estar explicando toda su biografía (tampoco queremos aburrir a nadie). Ahí es cuando puedes usar los clichés, para que los lectores tengan algo de idea de qué se trata el personaje y ahorrarte líneas. En el caso de las personas, cuando conocemos a alguien no nos ponemos a contarle nuestra vida en un solo encuentro (se aburriría).

2. Cuando ayudan a que los lectores reconozcan el personaje con el que van a tratar. Así el lector sabrá con lo que se encontrará y si seguirá leyendo o no. 

3. Cuando ayudan a tratar temas complejos porque hay cosas que son difíciles de narrar o simplemente no se narran porque cuestan entender (el dolor, la muerte). Usando clichés, puedes ayudar a evocar esos sentimientos que quieres para que el lector sepa qué quieres decir (lo han visto en otros libros y/o películas).

No quiero decir que debas usar clichés siempre que puedas para "escaparte de pensar". Siempre debes tratar de buscar historias, personajes e ideas nuevas. Los clichés son sólo pequeñas ayudas. Por eso en las siguientes partes trataré de juntar clichés de situaciones y personajes para enseñárselos y así puedan evitarlos o darles más complejidad.


Para que comentes: piensa en personajes que hayas leído o visto, identifica sus clichés y pregúntate, ¿seguirán siendo los mismos sin ellos? Yo voy a pensar en  Luke Skywalker (Star Wars), Harry Potter y Frodo (El señor de los anillos): los tres son huérfanos que viven con sus tíos y tienen las claves para liberar a sus mundos de las fuerzas del mal. ¡Y las tres historias gustan!

¡Gracias por leer!

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"Si todo te da igual, estás haciendo mal las cuentas", Albert Einstein (1879-1955), físico alemán más conocido del siglo XX.


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