Los géneros relacionados con el terror pueden ser uno de los más difíciles de escribir, pues no siempre se consigue captar a los lectores y hacer que sientan ese "algo" específico. Como en otros géneros, no existe una "fórmula mágica" que nos diga cómo escribirlos, pero sí algunas herramientas que puedes combinar para hacer de tus escenas las más tenebrosas.
1. Entiende la subjetividad de las historias de terror. Primero que nada tienes que saber que no todos reaccionarán a tu historia de la misma forma. A alguien puede parecerle el relato más terrorífico que haya leído y a otro, un chiste. Así que si piensas que no puedes escribir terror porque crees que a nadie le dará "miedo", ten esto en cuenta.
2. Lee historias de terror. Como digo siempre, ¿qué mejor maestro en la escritura que un libro? No puedes escribir terror si antes no conocías sobre él. Sean libros o leyendas urbanas, cualquier cosa que dé miedo sirve para que mejores tu escritura.
3. Analiza las historias de terror. Trata de buscar en ellas la estructura que presentan, el tipo de personajes, el lugar en el que ocurren, qué te causan, qué te da miedo, qué no... Todo lo que creas necesario para escribir tu propio relato.
4. Piensa en lo que te da miedo o asco. Cuando sientes temor a algo o alguien es mucho más fácil explayarte en cada página que escribas. Miedos actuales, miedos de la infancia, experiencias, etc. Piensa en la manera en que reaccionarías si no pudieras escapar de él. Y si crees que con tus miedos no es suficiente, pregunta a otros.
5. Toma escenas cotidianas y conviértelas en terroríficas. Aquí es donde es muy importante el uso de tu imaginación. Ya sea el momento más ordinario que hayas vivido (comer, dormir, respirar, escribir), siempre puede ocurrir algo terrorífico que cambie el panorama completamente (alguien se mete en tu cuerpo, la comida o las letras cobran vida, etc.).
6. Haz que el lector se interese o identifique con tus personajes. Cuanto más se identifique tu lector con algún personaje, más inseguro se sentirá pues imaginará que se relata sobre él mismo, o que es como un hijo, a la vez que lo apoyará y preocupará por lo que le vaya pasando. Por eso es importante que des detalles de su vida más cotidiana (edad, estado civil, rutina, ocupación, su forma de ver el mundo). También debes darle rasgos que lo hagan único (la forma de hablar, algún accesorio o prenda que lleve siempre, un rasgo de su personalidad o marca como una cicatriz, un peinado, etc.).
7. Limita las acciones de los personajes. Una de mis peores pesadillas es que roban un comercio y el ladrón tiene un arma, y mientras todos corren a esconderse, yo tengo los pies pegados al suelo y se me es imposible moverme. Les juro, no hay una escena más terrorífica en donde se restringen los movimientos y por lo tanto el personaje debe afrontar eso que tanto lo asusta. Así que una buena idea de generar terror es encerrar a tus personajes en aquel lugar que hayas elegido al que le tienen más miedo: un ataúd, un hospital abandonado, un ascensor, lo que sea.
8. Haz que tus personajes limiten sus acciones también. A veces ocurre que los personajes prefieren no acercarse a aquello que le da tanto miedo. Si haces que tu personaje se enfrente a su miedo de inmediato, no generarás tanto suspenso. En cambio, cuanto más tarde tu personaje en hacerlo, mayor expectativa producirá. (Limítate: tampoco queremos aburrir a los lectores).
9. Genera sensaciones en el lector. Habíamos dicho que no todos reaccionan de la misma manera a un relato, y mucho menos de terror, pero sí puedes causar sensaciones extremas que harán que este se sorprenda.
Impacto: si utilizas elementos o escenas que el lector no se espera en determinado momento, podrás generar sensación de inquietud. Pero como ocurre normalmente, es importante que no uses demasiada de ellas pues el lector podría familiarizarse y no sorprenderse con otra escena impactante, pues ya sabrá lo que pasará. Estará a cada rato con esa sensación de "ahora debe pasar algo".
Paranoia: esa sensación de que algo no anda bien, haciendo dudar al personaje de su entorno. Genera en los lectores la sensación de inquietud y hace que comiencen a dudar hasta de sus propias creencias.
Pavor: la sensación del lector de creer que algo va a pasar, pues ha entrado en la historia y teme que algo les pase a los personajes.
10. Usa detalles espeluznantes. Usa detalles asquerosos (partes de un cuerpo por todos lados, sustancias pegajosas, bichos, sangre), no naturales (generan miedo a cosas que ni siquiera existen: arañas de dos metros, zombies) y/o psicológicos (pesadillas, cambios de personalidad).
11. Genera tensión. Aunque el lector apoye al personaje a enfrentar sus miedos porque se siente identificado, se da cuenta de que rara vez eso ocurre. Esa tensión entre lo que quiere el lector para el personaje y lo que podría pasar hará que provoques en él la sensación de suspenso. A veces puede ser en favor de él y (la mayoría de las veces) en contra.
12. Prepárate para lo peor. Como creadores de nuestros personajes, no podemos permitir que nada malo les pase. La peor parte de escribir terror quizá sea saber que le pasarán cosas malas la mayoría del tiempo, pues el horror se basa en la tragedia, el miedo, el saber si el personaje será capaz de superar los miedos o no. Y más se sentirá esa tragedia si los personajes son buenas personas, porque probablemente no les ocurra nada a los lectores si los personajes son malos, pues creerán que se lo merecen. Tus personajes no siempre deben tomar decisiones correctas, deben creer que están tomando la decisión correcta pero equivocarse de todas formas. Sin embargo, no debes olvidar ser coherente. Sería tonto leer que una chica en frente de un asesino se pone a correr hacia un bosque oscuro en vez de correr hacia un lugar en donde la ayuden.
13. ¿Qué pierde el personaje tomando determinada decisión? El lector debe tener la respuesta a esta pregunta porque si no, no temerá la pérdida. El temor va constituyéndose por las consecuencias que cada acción tiene en los personajes. Entonces, si el personaje decide enfrentar su miedo o no, el lector debe saber qué pierde tomando determinada decisión. Obviamente, la pérdida también debe generar una sensación extrema (perder su vida, la de alguien que quiere, la cordura).
14. Insinúa el clímax. Desde el comiendo de la historia debes ir dejando pistas de lo que ocurrirá en el punto máximo del conflicto. No permitas que todo suceda de repente.
15. Deja respirar a los personajes. La tensión se genera alternando momentos estresantes o extraños con momentos tranquilos. El personaje debe sentirse tranquilo, seguro y respirar en algún momento. Y cuando menos se lo espera... Por ejemplo, si el personaje llega a su casa y se encuentra con otra versión de él (una que dé más miedo), podría sentirse aterrado, luego estar convencido de que no existe, pero luego cambiar de opinión y atemorizarse de nuevo.
16. Crea un final imprevisto. Generarás más inquietud aún en el lector si al terminar la historia este se queda pensando o imaginando algún final alternativo, o con esa sensación de "¿qué hubiese pasado si...?", de incertidumbre. Por ejemplo, no especificar si aquello a lo que se enfrentaba el personaje era real o producto de su imaginación; si el miedo representa algo más allá, dejar que el lector averigüe qué es, etc.
Pensaba agregar los clichés, pero haré una parte en donde hablaré específicamente de ellos y de cuáles son dependiendo el género.
Como siempre, si tienen alguna duda no olviden comentar. :) ¡Gracias por leer!
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"El momento que da más miedo es justo antes de empezar", Stephen King (1947), escritor estadounidense conocido por sus novelas de terror.