Capítulo 25

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Perdón por traerlo tan tarde, pero salí de mi ciudad y pues... no llevé mi lap, apenas llegué, aquí su cap :3

Disfruten!




Estaba sentado en el suelo. Sus ojos veían fijamente sus manos, absorto en sus pensamientos. No entendía, no sentía y sus ojos visualizaban un vacío. ¿En dónde estaba?

— Tatsuhisa. —Una voz femenina pronunció su nombre, sin embargo, él no respondió—. Suzuki Tatsuhisa. —Volvió a escuchar.

Tatsuhisa no quería mirar, no quería si quiera moverse, estaba bien sentado en ese lugar. Sus ojos dejaron de ver sus manos, para enfocarse en el blanco piso. Brillaba bastante.

— Oh Tatsu. —El tono de voz de la mujer lo hacía sentir miserable. Un tono condescendiente, que aunque quería ser amable, tenía el efecto contrario—. ¿Sabes? Pensé que Mamoru me haría caso y evitaría que cruzaras la calle. —Fueron esas palabras las que provocaron que Tatsuhisa la mirara. Su rosto hecho un desastre sorprendió a los ojos verdes de la pálida mujer a un lado de él.

— Estoy muerto ¿Cierto? —Se atrevió a preguntar.

La mujer sonrió. Llevó una de sus manos a la mejilla derecha del rockero y la acarició tiernamente.

— No, no lo estas.

La respuesta alegró al corazón del hombre. Sonrió de lado. Permaneció observando a la pálida mujer por varios segundos aliviado.

— Estas en coma. —Continuó la mujer.

La pequeña sonrisa de Tatsuhisa desapareció.

— ¿En... coma? —Preguntó.

— Si, fuiste atropellado por un camión, Tatsu.

El seiyuu se paró del suelo. Miró al lugar tratando de asimilar todo, tratando de buscar algo, pero el lugar era un vacío, uno blanco, luminoso y frio. Se llevó sus manos al cabello y tiró de él. La desesperación comenzó a inundar sus venas. Corrió en busca de una salida, dejando a la mujer atrás. Corrió lo más que pudo, pero no encontró nada, solo el vacío infinito. Volvió a sentarse, esta vez derrotado.

El sonido de un "clack, clack" retumbó por todo el lugar. La mujer caminaba hacía Tatsuhisa, mientras que el peli negro miraba el suelo con pánico, se puso en cuclillas, acarició el suave cabello del hombre tratando de tranquilizarse.

— No te preocupes, volverás muy pronto. Mientras esperas, recuerda... —Dijo la mujer en un tono quedo antes de besar la cabeza de Tatsuhisa.

Todo se volvió negro.




Meses después.

El estado de Suzuki Tatsuhisa había conmocionado a las fans, los medios de comunicación de Japón se volvían locos por tal noticia y Lantis trataba de encontrar una solución a ese problema; todo durante los primeros meses.

Miyano Mamoru se encontraba en su apartamento. Estaba acostado en la cama viendo al techo. Sus ojos hinchados y rojos por tanto llorar observaban el techo de su hogar. No quería moverse, no quería salir, no quería trabajar, no quería cantar y por sobre todo, no quería ir al hospital a verlo.

El sonido del timbre siendo tocado se escuchó por todo el lugar, pero Mamoru ni se inmutó. No tenía ganas de ver quien era. El timbre volvió a sonar, y Mamoru volvió a ignorarlo. Extendió su brazo en busca de una botella de alcohol que dejó por ahí, cuando la encontró, se la llevó a sus labios para darle un sorbo.

El timbre sonó de nuevo. Lo dejó pasar. Tuvo que sonar otras cinco veces más, para que el castaño se levantara de su cama. Enojado, se dirigió a la puerta para ver quién era.

— Ya voy, ya voy. —Decía al escuchar como seguían tocando aquel aparato.

Ya enfrente de la puerta, el castaño suspiró. ¿Quién podría estar interrumpiendo su silencioso sufrir?

Al abrir la puerta pudo ver el lacio cabello de Taniyama Kisho. Se quedó viendo al hombre por unos largos segundos tratando de averiguar que hacía ahí.

— ¿Taniyama-san? —Dijo Mamoru después de un largo silencio.

— Mamoru. —Sonrió el mayor. Kisho observó al hombre por un largo tiempo. La persona que estaba enfrente de él parecía no ser Miyano Mamoru; el seiyuu de 34 años de edad tenía unas grandes bolsas oscuras debajo de sus ojos, su cabello estaba enredado y apestaba a alcohol.

Mamoru permaneció viendo a Taniyama, mientras que el mayor lo seguía analizando.

— ¿Pasa algo? —Preguntó cómo pudo, Miyano. No es que fuera grosero, pero ya quería que se fuera, quería estar solo.

— Te invito a salir. —Respondió Kisho después de unos segundos de silencio. Ver a su compañero en ese estado lo hacía sentir impotente.

— No estoy de humor, gracias. —Dijo Mamoru cortante. Empujó la puerta poco a poco para poder cerrarla.

— No acepto un 'no' por respuesta. —Kisho puso un pie entre la puerta y el marco para evitar que se cerrara.

El castaño permaneció a unos centímetros de la puerta sin moverse.

— Vamos a ir a un bar ¿Te parece? —Volvió a hablar Kisho. Empujó la puerta hacía donde estaba Mamoru para poder abrirla. Se quedó en silencio por un largo tiempo en espera de la respuesta, pero el menor no contestó—. Mira, no es bueno que estés aquí, solo te lastimas más. No eres el único al que le afecta esto, Yorke esta como loco tratando de resolver el problema con OCD, Shimazaki-kun ha estado deprimido estos últimos meses e inclusive le afectó a Shouta-kun.

‹‹ La única diferencia entre ellos y tú, es que tú tienes una familia por la cual ver, y estoy seguro de que a tu hijo le está afectando.

Mamoru volvió a quedarse callado. No quería pensar en esas consecuencias.

— Suzuki te ha de extrañar, no lo has visitado desde el accidente. —Aportó.

El castaño se llevó las manos al rostro y se lo tapó. No quería recordar nada de eso, pues aunque estaba consciente lo que estaba provocando, no quería ser responsable. Unas dolorosas lágrimas envolvieron el rostro de Miyano, llorando como si no lo hubiera hecho ya.

Taniyama permaneció observándolo por un tiempo antes de acercarse a él y abrazarlo. Lo rodeó por la espalda. Lo pegó tanto a él que sentía los pequeños temblores que recorrían el cuerpo contrarío. Yo te protegeré Pensó Kisho. Acarició la espalda del menor lentamente para tranquilizarlo. Esta era, sin duda, una faceta de él que Kisho no quería volver a ver.

En un abrir y cerrar de ojos, Taniyama Kisho se volvió alguien en la vida de Miyano Mamoru, un amigo, uno de los más íntimos. Le apoyó cuando más necesitaba y le ayudó con lo más difícil que le pudo pasar: Tatsuhisa.

¡Ella Es Mía! O ¿Tú Lo Eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora