Capítulo Final

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Y esta es el capítulo final de la tercer parte de este FanFiction, y por lógica, el último capítulo. De mi parte, lo único que me queda decir es:

Disfruten!



2 años después. (Marzo, 2022)

La vida seguía, de cierta forma.

La relación entre los seiyuu Miyano Mamoru y Taniyama Kisho había tomado por sorpresa a todo el mundo, y esta vez, Lantis no se interpuso.

El presidente de aquella empresa recordaba muy bien el día en el que Kisho le dio tal noticia. Recuerda haber pensado que los separaría de la misma forma que con Tatsuhisa, pero no fue así, pues el rockero le dijo que si no lo aceptaba, Granrodeo se iría de la empresa, y no le convenía, ya había perdido a OLDCODEX, otro más lo llevaría a la perdida de millones de yenes. Por lo que la noticia de la relación entre los dos seiyuu se hizo pública al día siguiente.



Era difícil de creer, o al menos para Yuko lo era. Tatsuhisa había sido su mejor amigo desde que tenía memoria. Pasó tantas alegrías y tristezas con él, que estar caminando hacia el lugar donde vería su muerte, dolía.

Se llevó una mano al pecho y suspiró. Él era su amigo, su confidente y su guardián. Recordaba su juventud, lo hacía como si hubiera sido ayer. Las pequeñas fracciones de recuerdos de lo vivido a lado de Tatsu, pasaban por su mente como pequeños cortos de películas.

Se miró al espejo. Estaba lista. Su hijo había salido con Mamoru y Kisho. Abrió su bolso para estar segura de que llevaba todo necesario; sus llaves, la cartera, la flor y el maquillaje, pero, se olvidaba de algo. Dejó su bolso de lado y corrió a su cuarto.

Buscó entre los cajones lo que le hacía falta. Iba de un lado a otro en busca de esa pequeña cosa. Abrió un mueble y se sentó en el suelo; de él, sacó ropa y papeles. Un pequeño sombre de color rosa le llamó la atención, lo tomó.

"Para la persona que más amo.

¡Advertencia!:

Yuko, no lo habrás hasta que estés lista."

Leyó. Reconocería esa letra en donde sea, era la suya. No recordaba haber escrito eso, pero por lo escrito en el sombre, parecía ser importante. Lo volteó para ver si había algo del otro lado.

"A Suzuki Tatsuhisa.

Agosto de 1999".

— ¿Una carta para Tatsu? —Se dijo. Rompió un lado del sobre para sacar el contenido. Desdobló el papel para después empezar a leer.

"Wah, no sé cómo estoy teniendo la valentía de escribirte esto."

Yuko continuó leyendo. Al parecer era una carta de amor, una donde parecía sufrirse. Entre más leía los recuerdos comenzaban a aparecer en su mente. Todos esos días, todos esos momentos y todos esos sentimientos. ¿Cómo fue que se le olvidó aquello? ¿Qué no había jurado que siempre lo amaría?

"Tal vez esto te parezca gracioso y me rechaces después. Tranquilo, lo entendería, nunca estaré a tu alcance. Aun así te amo.

Yuko"

La mujer se llevó una mano a la boca tapando sus sollozos.



Los hermosos pétalos rosados de los árboles de cerezos volaban por todo el parque, haciendo que el paisaje se viera más hermoso de lo que por sí ya era.

Hoy era el día. Era hoy el día en donde desconectarían a Suzuki Tatsuhisa. A pesar de haber sido invitado para estar presente en el acontecimiento, prefirió no ir. No sería cómplice de un asesinato; si antes pensaba que estaba bien, ahora era todo lo contrario.

Maduró, maduró bastante en estos últimos años. Fueron los últimos meses de vida de Tatsuhisa lo que lo hizo darse cuenta de que ya tenía 39 años, y que debía aprender a vivir.

Mamoru respiró el aire fresco que corría por el lugar. Era un día hermoso. Tan tranquilo.


Algún día viajaremos. —Mamoru miraba a algunos turistas que pasaban a un lado de ellos admirando el paisaje de los sakura. Todos parecían estar fascinados con aquellos árboles, pero no los culpaba, él, al igual que ellos, también estaba fascinado, a pesar de vivir ahí.

¿Para qué? Estoy bien en Japón. —Le contestó Tatsuhisa mirando también a los turistas.

No es necesario salir de Japón, solo salgamos de Tokio por unos días. —El otro hombre lo pensó.

Bien, ¿y a dónde?

A un lugar donde solo estemos nosotros solos.

Tatsuhisa rio ante la determinación de su pareja.

Te prometo que lo haremos. Nos iremos de viaje algún día. —Continuó Mamoru.


El paisaje que se mostraba lo hizo recordar ese día, y esa promesa que jamás se cumpliría.

— Mamo, iré al castillo con tu hijo. —La voz de Kisho lo sacó de sus pensamientos—. ¿Vienes?

— ¿Eh? Vayan ustedes, yo recogeré los platos y la sabana. Los alcanzó en unos minutos.

— Bien. —Le sonrió—. Takara, vamos.

— Si. —Respondió el hijo de Mamoru hecho ya todo un adolescente.

Miyano los observó alejarse con una sonrisa en su rostro; ya que se habían ido, comenzó a recoger todo lo que habían traído. Se sentía feliz, por primera vez recordar a Tatsuhisa no lo hacía sentir miserable, si no que aquel recuerdo le llenó de alegría, una que pensó ya haber perdido hace mucho tiempo.

El sonar de su celular interrumpió su momento feliz. Lo sacó de su bolsillo, vio la pantalla, era Yorke, tal vez lo llamaba para tratar de convencerlo de que fuera al hospital, pero su decisión ya estaba hecha. Lo desbloqueo, para después llevárselo a la oreja.

Antes de que siquiera pudiera hablar, se escuchó del otro lado de la línea: —Despertó.

¡Ella Es Mía! O ¿Tú Lo Eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora