Día 6

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USANDO LA ROPA DEL OTRO


El héroe había llegado tan cansado a la granja después de haber ayudado a sus compañeros de la Liga a contrarrestar a un par de villanos de alta categoría, que no noto lo que usaba su joven pareja en la cama –como pijama–, hasta la mañana siguiente.

Como era costumbre, sin importar las pocas horas de descanso, despertó a las seis de la mañana. Ayudaba a su madre a ordeñar algunas vacas, o sacar los huevos, para luego esperar al desayuno e ir con Jason a dejar a su hijo a la escuela y de allí a revisar las siembras, para la época, maíz y algodón. Claro, no espero que una vez se girase para besar la frente del menor, lo encontrara usando una de sus franelas preferidas.

Clark se consideraba un hombre noble, respetuoso y decente. Lo era. Pero era remotamente difícil si lo único que llevaba puesto, el chico que nunca dejaba de insinuarse a solas, el chico que con solo unos cuantos besos lo hacía querer volar, su camisa con algunos botones desabrochados y el claro bóxer negro con elástico blanco.

Estaba haciendo bochorno, para el colmo, así que estaba sin nada más encima, en una pose demasiado... a la vista.

Trato de tomar aire, buscando los lentes en la mesa de café a su lado — ¿Planeas solo irte? —La voz jocosa hizo que se detuviera y luego girase el rostro, viendo los ojos verdes soñolientos y una sonrisilla perezosa —Hola.

—Buenos días. —Se retrasaría de su labor, unos pocos minutos... solo eso. Se volvió a acomodar en la cama, dejando que el azabache más pequeño se apegara a él, y que atrapase una de sus piernas entre sus grandes muslos.

—Llegaste tarde. Esta madrugada.

—Ayudaba a Batman en algo.

Lo escuchó gruñir —Creo que hablar de B no mejora esto. Tal vez... podríamos centrarnos en otra cosa. —Se le colgó del cuello, acercando sus labios.

—No me he cepillado los dientes.

—No arruines el momento, Kent. —Le reprendió el forajido, uniendo sus bocas en un toque suave y tierno. Demasiado sorprendente para él, conocía cuan violento podía ser con referencia a las muestras de afecto el menor.

Lo atrajo por la cadera, dejando que una de sus manos vagase por una de las piernas llena de cicatrices y luego ascendiese, tocando la tela del bóxer, para último colarse bajo la camisa y acariciar la piel. Sintió como se contraría y soltaba un jadeo contra su boca, arqueándose apenas para poder frotarse sobre su extremidad.

Clark... —Musito en un susurro, buscando subirse encima de él. Más no se lo permitió, pues usando un poco de su fuerza, se acomodó arriba, logrando separar sus piernas para poder ubicarse en medio de estas —Mierda, sí.

Lo hubiera reñido por decir eso, pero el solo hecho de sentir como cruzaba sus piernas alrededor de su cadera y volvía a atacar su boca, lo intermitió. Esta vez no dudo un solo segundo en quitar uno a uno los botones, dejando que la piel del torso se hiciera presente.

Se separó cuando las manos del más joven buscaron tirar de su propia camiseta, la cual aparto sin problema alguno —No me cansó de verte así, grandote.

Rezongo en respuesta, inclinándose para ahora posar su boca en el níveo cuello, asegurándose de no dejar marcas visibles, aunque no podía evitar pensar en lo tentador que sería eso. Pequeños gemidos brotaban de la boca de Jason, junto con movimientos insinuantes que solo endurecían su entrepierna —Calma...

—A la mierda la calma. Tómame. —La voz exigente termino con una súplica, sintiendo al mismo tiempo como su pantalón era bajado con afán, liberando su miembro erecto —Sí, sí, sí. Te necesito, ahora.

—Jay... —Le costaba demasiado decirle que no. Pero una parte de él seguía consiente. Su pequeña pareja necesitaría de una buena preparación... Clark no era ciertamente pequeño.

Aun así, los ojos verdes, hambrientos le hicieron notar que tan necesitado estaba. Carajo —Por favor.

Sinceramente, nunca podría decirle que no.








Ahora.

Refunfuño, apartando sus dígitos, para ver como la cavidad anal se contraía, húmeda y aun no tan lista —Necesitas un poco más.

—No, no necesito nada. Demonios, Kent, ¿Crees acaso que soy tan fácil de romper? —Quiso recordarle que la diferencia de tamaños podría hacerlo sangrar —Te recuerdo que he cabalgado varios penes sin lastimarme. Incluyendo el tuyo. —Ok, eso no le había agradado. No podía pensar en Jason con alguien más que no fuese él. Asintió y escuchó como suspiraba un "gracias" y acomodaba su cabeza sobre la almohada.


El menor se encontraba a cuatro patas, manteniendo el pecho sobre la cama, y el trasero levantado al aire. Una posición bastante enloquecedora, en su mayor gusto de la actividad sexual.

Vertió un poco más de lubricante en su falo, para luego dejar el frasco a un lado y así poder acomodarse contra la entrada. Contó cinco segundos en total y al finalizar, se empujó, lento y tortuoso.

Mngh.

Joderjoderjoderjoder.

Se inclinó sobre la espalda del forajido, logrando entrelazar una de sus manos y así comenzar a repartir besos por toda la piel desnuda —Tranquilo Jay, cariño, ya pasará. Respira hondo. —Lo alentó a relajarse, pues iba tan lento en la penetración que a él mismo le dolía. Pero era tan estrecho, caliente.







Luego de un buen rato, las estocadas comenzaron, elevando su intensidad mientras la madera chocaba contra la pared y los gemidos que tanto trataba de amortiguar Jason en la almohada, seguían siendo fuertes para sus tímpanos. Pero no podía dejar de moverse, no cuando las paredes anales parecían absorberle con delicia y los resonantes sonidos de sus testículos golpeando la piel del otro resonaban en todo su cuarto.

— Dios, sí Clar– ¡Oh! Más, maaaás, no pares. ¡Uhg!

Termino por dejar caer su cuerpo sobre el más pequeño, dedicándose a solo embestir con brutalidad, sintiendo como su propio orgasmo se iba formando y atacaba su vientre bajo —Jay. Eres tan perfecto... y mío. Solo mío.

Mordió su cuello y el joven grito, cerniéndose alrededor de su miembro. Tres penetraciones más fueron suficientes para que se corriera con fuerza en su interior, percibiendo como enroscaba los dedos de los pies y se arqueaba ante la sensación de ser llenado.

Cayeron como peso muerto en la cama; Clark saliendo de él y darle espacio para que pudiese tomar aire. Cuando giro a su pareja, notó la mancha de simiente en su abdomen en la sabana.

Ambos se vieron y sonrieron cómplices —Debería de comenzar a usar más seguido tu ropa.

—Tal vez sí deberías.

❝ Treinta días ⌜ ᴅᴄ - ᴄʟᴀʀᴋᴊᴀʏ ⌟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora