❝ Treinta días ⌜ ᴅᴄ - ᴄʟᴀʀᴋᴊᴀʏ ⌟

Día 8

DE COMPRAS

Clark dio un vistazo, una vez más, a la lista que su madre le había entregado. Ya tenía casi todo, solo necesitaba buscar la salsa de jalea de aquella marca que solo a su má le gustaba.

Entrecerró los ojos, buscando la indicada, cuando un grito lejano llamó su atención. ¿Qué sí lo reconocía? En donde fuera.

Tomo el frasco de jalea, solo para dirigirse al lugar indicado y notó que se trataba de la zona de juguetes. No parecía haber nadie allí, pero su súper oído decía lo contrario, podía escuchar dos corazones latiendo con rapidez.

No tardaron en aparecer, su hijo junto a Jason, estaban jugando con dos armas Nerf, disparándose mutuamente para luego tratar de recargar como locos las mismas. La sorpresa podría reflejase bastante bien su rostro hasta que una de esas "balas" dio contra su frente.

—Oh – oh. —Canturreó Jason, mientras que Jon soltaba el arma y elevaba ambas manos.

—Lo siento papá, yo no quería... yo...

Soltó un suspiro.

—Eres. El. Mejor. Padre. De. Todos. —Mantuvo los ojos cerrados con cada beso que le daba el menor a su rostro. Una vez este terminó, se dispuso a verlo, evitando sentirse afligido por aquella sonrisa que le daba.

—Tuve que hacerlo. Ya habían abierto las cajas.

—Me asegure de pagar la mía, grandote.

—Jay...

—No me digas eso. —Río, besando sus labios castamente y por fin bajándose de él, para acomodarse al otro lado de la cama —Estoy feliz de que no te enojaras, mucho.

—No es bueno usar cosas que aún no se han pagado y... —Se detuvo cuando una mano traviesa se coló bajo su camisa de pijama, acariciando sus bíceps.

— Le daré mi arma a Damian cuando nos visite. O mejor dicho a Jon.

—Tú lo sabes.

El gothamita le guiño —Lo sé todo. Y solo es cuestión de tiempo de que lo acepten. —Clark resopló, cerrando sus ojos un momento. Lo sabía, sabía que Damian de vez en cuando venía a ver su hijo. Sabía que Jon se emocionaba cada que lo veía y lo llamaba amigo... pero era obvio, ambos poseían una marca. Eran almas gemelas.

Se giró, abrazando entre sus brazos al más joven, quien no tardo en casi pegársele como pulga —¿Todo bien grandote?

—Mientras Damian no use ese juguete con kriptonita... todo bien para mí.

Jason soltó una carcajada y se abrazó más a él —El engendro nunca le haría daño. En primera, son almas gemelas. —Verdes y azules se encontraron —Y segundo, sí le hace daño a Jon, no solo se las verá contigo.