El despertar

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- Oh Dios como duele.

Mauren despertó sintiendo su cuerpo como si hubiera rodado por escalones, le dolía hasta la punta de su... ehh bueno, en serio le dolía.

El lugar estaba oscuro, ¿Dónde se durmió anoche?, no recordaba nada de la fiesta, mínimo debió haberse emborrachado. Levanto la cabeza y vio que estaba junto a unas escalera, ¡enserio se había caído de una escalera!.. No lo podía creer. Volatero el rostro y vio a una mujer acostaba boca abajo, sus vestidos eran extraños, parecía un traje de esos antiguos de la época... Humm no sabía pero eran viejos aunque no lo demostraban.

- Disculpe señorita.

Empezó a decir, pero sus palabras no fueron escuchadas, entonces con esfuerzo logro sentarse, no conocía el lugar, había una vez visitado el castillo de San Felipe en Cartagena de Indias y fue lo primero en lo que pensó cuando detallo el espacio.

-Señorita, ¿puede usted ayudarme? - Nada-

- ¿Hola?

Su corazón empezó a latir con fuerza, la mujer parecía desmayada, ¡no! no era eso, esta mujer estaba muerta.

Siempre había tenido temor a los muertos, era de esos miedos estúpidos e infundados pero su mente la traicionaba, no se dio tiempo de confirmarlo.

Estaba totalmente en blanco, las manos parecían de hielo y el corazón no le paraba de latir, su respiración era acelerada y le costaba regularla.

De pronto un grito brusco la sacudió, o no era el grito. Una fuerza inhumana la saco de su estado de pánico y la aprisionaba contra el suelo nuevamente.

¿Que era aquella fuerza, donde estaba, que había sucedido?.

ALAN

Levaba horas cabalgando a toda prisa para llegar a la mansión de los Sinclair, Ailen su esposa, le había solicitado pasar un par de semanas en casa de su hermano, extrañaba a su cuñada y en una carta que esta le había enviado le contaba que tenían visitas, se sentía emocionada de poder pasar unos días de descanso en el lugar donde había nacido.

Pero hoy era su aniversario, la extrañaba enormemente, no veía la hora de volver a ver, abrazarla y besarla como tanto le encantaba hacerlo, oh! si, ya era hora de recordarle a su esposa que él necesitaba ser también atendido y sobre todo quería confirmar si después de un año de matrimonio, por fin iban a tener a un bebe.

Al llegar a la mansión, los criados lo saludaron respetuosamente como siempre lo habían hecho, durante su noviazgo con Ailen, prácticamente se fue a vivir con su familia, no podía estar separada de ella, esa mujer lo tenía encantado. al llegar a las puertas del lugar, estas se abrieron y pareció una pequeña y emocionada señora Robinson.

- Hola Lord Mackinton, es un gusto verlo de nuevo por estas tierras, supongo que viene por su señora esposa.

- Hola Señora Robinson, Usted sabe que no puedo estar mucho tiempo lejos de esa mujer.

Una enorme sonrisa apareció en la cara de la ama de llaves.

- y.... ha venido solo, donde está su ejército.

- Ellos vienen de camino, me adelante unas cuantas horas.

Cuando terminaron los acuerdos que estaban firmando con las familias de los MacLena y los Allen, se montó en su caballo, lanzo órdenes a su hermano para que estuviera al frente de sus guerreros y partió a todo galope ha donde su esposa lo esperaba.

- ha! ya veo, La señora se encuentra en la zona trasera del castillo, me comento que pensaba revisar la biblioteca, debe estar otra vez sentada entre los libros.

- Voy de inmediato, un gusto volver a verla señora Robinson.

Con una leve venia, se despidió de la ama de llaves y empezó a caminar directo a la zona trasera del castillo, le gustó la idea de que su mujer estuviera allí, así nadie podría molestarlos mientras su reencuentro.

Desde que el castillo de los Sinclair fue construido, la biblioteca se ubicó en la parte más alejada y menos concurrida por los criados, pues era lo más idóneo para una tranquila lectura, sin ajetreos ni interrupciones. Esta se encontraba al fondo de un pasillo, subiendo unas empinadas escaleras.

Alan iba casi llegando, diviso a lo lejos dos cuerpos atravesados en el piso, entonces agilizo su marcha, eran dos mujeres, sus vestidos lo denotaban, una de ellas se levantó, era una morena con una larga cabellera negra, su primer pensamiento fue, ¡ qué mujer más indecente, lucir su pelo suelto a plena luz del día, se preguntaban que hacia allí tirada!, estando más cerca reconoció que el cuerpo de su hermosa Ailen era la otra mujer que aún no se levantaba.

La morena sacudió el cuerpo de su esposa y pudo observar que este no respondía, se fijó en sus ojos que estaban perdidos en el espacio, fríos e inertes.

¡ NOOO!! Un grito silencioso surco su mente.

- ¡Ailen, Mi amor!.

Grito pero sabía que no tenía sentido, conocía esa frialdad en los ojos de una persona que ya no habitaba este mundo.

Entonces una furia intensa empezó a dominar su ser, aquella mujer, si, aquella mujer tuvo que ser la culpable,

-TU!

Grito entonces volteando su mirada a la morena que aún no se movía, su cara la delataba, parecía una de aquellas criadas que eran sorprendidas con las manos en la masa traicionando la mano que le daba de comer, la tomo de los hombros y la aprisiono contra el suelo del que se acababa de levantar.

La situación no podía parecer peor, pero sí, todo parecía estar confabulado, aquella mujer tenía en una de sus manos el anillo que había intercambiado con su esposa el día del matrimonio, no había duda, Esa mujer tendría que pagar lo que hizo, y él se encargaría de hacerlo con sus propias manos.

La situación no podía parecer peor, pero sí, todo parecía estar confabulado, aquella mujer tenía en una de sus manos el anillo que había intercambiado con su esposa el día del matrimonio, no había duda, Esa mujer tendría que pagar lo que hizo, y é...

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China Suarez, actriz Argentina, inspiración para el personaje de Ailen.

China Suarez, actriz Argentina, inspiración para el personaje de Ailen

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