El beso

4.4K 388 16
                                    


Pasar dia y noche encerrada en este lugar era estrezante, estaba supremamente aburrida, solo recibia la visita de la mujer que traia mi comida, y se iba nuevamente, el no tener nada que hacer me cansaba, asi que empece a hacer ejercicios rutinarios para poder tener elasticidad en mi espalda, ya no sentia costras sobre mi piel entonces lo mas probable es que ya hayan sanado, sin embargo el dolor al estirarme no se iba, los musculos de mi piel estaban maltratados.

Entonces recordando mis clases de gimnacia en la Univrrsidad, empece en las mañanas y en las tardes hacer ritinas de ejercicio, asi quemaba energia, ejercitaba los musculos de mi cuerpo y al quedar cansada, dormia el resto de mi tiempo.

Cuando ya iba finalizando el mes, pude obserbar como mi cuerpo empezaba a mostrar signos de fuerza, se veia mas marcado y bonito, pero sucio, solo habia podido bañarme dos veces en el tiempo que volvi a los calabozos. Igualmente mi periodo mentrual estaba por llegar, ¿ que iba hacer?, ya me habia acostmbrado hacer mis necesidades en una basinilla en la esquina de la selda y se me permitia ir a la letrina una vez al dia acompañada de un guardia, habian sido dos cambios los cuales fueron incomodos al principio, estaba asquerosa, y los colicos mentruales me estaban empezando a molestar.

Era la hora de la sena, y los dolores eran mas duertes, siempre habia sufrido de ellos en cada mes, cuando la mujer de la comida llego, tube que decirle.

- Hola, me podrias decir tu nombre.

La mujer me miro con ojos dudosos.

- Helen

- Helen, tienenes un bonito nombre.

Sus mejillas tomaron un poco de color, ella era muy timida, pude notarlo cada vez que venia.

- Helen, tu sabes que pasa con las mujeres en cada mes, aqui no proveo de nada y estoy pronto a empezar mi periodo, me gustaria pedirte el favor de traerme lo que sea que se utilise.

Haciendo una venia, Helen respondio.

- Claro señorita, en un momento volvere con las cosas.

- Gracias Helen.

La mujer salio y al cabo de unos minutos volvio con varias toallas, me emplico como debia usarlas y que al final del dia ella vendria para recogerlas y lavarlas, no lo podia creer, mi cara ardia de la verguenza, como iba a permitir que esta mujer viera y labara mis cosas.

Iugalmente agradeci y acepte las toallitas, era una ventaja que mis periodos eran muy pocos y cortos, sino esta situacion seria un desastre.

Al amanecer del otro dia el dolor intenso me desperto, habia empezado el momento, utilice la toallita tal como Helen me habia dicho y volvi a acostarme, sin embargo el dolor era muy fuerte.

Alan

Era cerca del medio día cuando empezamos a empacar los carruajes para partir a mis tierras, tendria que ir por Mauren, desde que la deje en la selda no volvi a verla, a pesar del odio que sentia por esa mujer, asi mismo me confundia, tenia que poner la mayor distancia posible entre los dos.

Baje los escalones y me dirigi a los pasadizos.

Al llegar la encontre acostada como un bebe tomandose su estomago, se retorcia y hadeaba.

Lo primero que pense fue que habia sido envenenada, me asuste, rapidamente entre y la llame.

- Mauren, ¿que te pasa?, ¿ Quiente hizo esto?

-Dios

Me sorprendio su respuesta

- ¿como?

- Dios me hizo esto por nacer mujer.

Destinos cruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora