-Sonríe XXV-

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Estaban a una semana de navidad.

El tiempo prácticamente se había pasado volando, como si los días no hubiesen sido más que minutos. Era como si el reloj no tuviera piedad, pasando los buenos momentos de forma tan veloz que asustaba. Al menos así lo vio JungKook.

Durante todo ese tiempo transcurrido había logrado estar más cerca de Seok Jin, compartiendo ya sea charlas o pequeño momentos donde hacían grullas (de las cuales ya tenía unas 123 en total). Con cada día que pasaba se sentía más a gusto con el menor, como si fuera un amigo de toda la vida con quien se reencontraba. Aprendía mucho de él, no sólo pequeñas enseñanzas que lo ayudaban a sentirse feliz y aceptarse, sino también aprendía mucho sobre cómo era Jin, sus gustos, lo que lo incomodaba y miedos. A veces el, ahora, castaño no le confesaba nada, pero lograba verlo, leerlo como si fuera un libro abierto. Como si Seok Jin bajara sus defensas ante él, algo gracioso si se tiene en cuenta que el chico era así con todas las personas de la casa.

Sin embargo, sentía que con él, exclusivamente, era todo diferente. Como si no tuviera miedo de mostrarse en su totalidad, o tal vez lo hacía de manera inconsciente. JungKook no lo podía decir a ciencia cierta, lo único que podía saber era que con cada día que pasaba, aprendía algo nuevo de Seok Jin. Algo nuevo que le gustaba y que lo asustaba por eso mismo. ¿Estaba bien que le gustara cada cosa nueva que aprendía de Jin? ¿Estaba bien sentirse tan pleno a su lado, sin temores, y no querer que se marchara? No, sonaba posesivo y loco. Él nunca había sido así con ninguno de sus amigos ¿por qué Jin tenía que ser diferente? Era...incomprensible, desde su punto de vista. Así que decidió dejarlo pasar, tal vez era algo común, quizás tenía miedo de que lo alejaran de su lado luego de hacerlo tan feliz como no había sido en años. Quizás ese era su temor y por eso se comportaba de manera distinta con él.

Terminó de enviarle un mensaje al grupo con sus dos amigos, donde planeaban reunirse antes de navidad. Según lo que recordaba se verían en casa de JiMin ya que él debía cuidar de su sobrina y no podía dejarla sola. Y otro día era imposible que se vieran, cada cual por un motivo distinto.

Suspiró, tenía que arreglarse antes de las tres para encontrarse.

~Sonríe~

Jin observó a YoonGi fijamente mientras ambos tomaban algo en la cafetería cercana al trabajo del mayor. El ahora rubio se hacía el desentendido mirando hacia otro lado, como la pintura de la pared o la mosca que volaba cerca de ellos y molestaba con su presencia. Era más interesante que la mirada inquisidora del castaño frente a él. Mirada que comenzaba a incomodarlo.

-¿Cuándo te dignarás a decirme por qué hablas con JiMin? ni siquiera dices que es por amistad, parece haber algo más detrás de todo eso.-los ojos de Jin se achicaron, como si quisiera ver más a fondo en el alma de su mejor amigo.

-¿Es importante realmente?-preguntó cortante, queriendo acabar con el tema.

-Me da curiosidad, has estado distinto desde que comenzaste a pasar tiempo con él...pareces enamorado.

-No puedo amar a alguien a quien apenas conozco.-el suave sonrojo, casi imperceptible, le hizo entender a Seok Jin lo que pasaba.

-Te gusta.-afirmó sonriendo victorioso-no lo puedo creer...es por eso que me has dejado de lado estos días.-quiso reír al verlo desviar los ojos hacia el café, estaba avergonzado-me alegra que fuera JiMin.

YoonGi no dijo nada, simplemente esperó a calmarse mientras tomaba de su bebida y el menor hacía lo mismo, comiendo parte de su trozo de pastel.

-Por cierto...-dijo al fin, mirándolo-¿sabes por qué ya no canta ni baila?

Sonríe [KookJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora