Por fin lo había logrado, luego de un mes JungKook logró llevar a Jin a su nueva casa, esa que había mandado a construir desde hacía tiempo. Fue una espera horrible para él, sobre todo por el tratamiento que seguía sin dar resultados, pero al fin de cuentas ahí estaban. A finales de septiembre frente a su casa, esa que había diseñado pensando en su pareja.
Seok Jin abrió la boca sorprendido cuando entraron, el sitio era hermoso sin duda alguna, había quedado tal y como lo había imaginado. Pero lo que le daba el toque especial, lo que hacía único a ese lugar era su hermoso chico. Él con sus ojitos brillantes de emoción y su dulce sonrisa.
JungKook se acercó a él, tomando su mano y sentándolo sobre él para llevarlo a la sala.
-Ya que no me dejaste entrar contigo encima a la casa, al menos déjame llevarte a la sala-dijo divertido sonriéndole.
-Ya, mi príncipe azul, le daré el gusto-contestó Jin dándole un beso en la mejilla pero al llegar a la sala no se bajó de encima suyo-Estoy más curioso por conocer nuestra habitación-dijo coqueto acariciando su pecho.
Él sonrió seductor, palmeándole la cadera y dándole un beso en el cuello.
-En la noche, bebé.
Seok Jin rio para bajarse de sus piernas y ver cada rincón de la sala. Los sillones de cuero blanco, la mesa de vidrio, la alfombra, la gran ventana cubierta por unas delgadas cortinas hermosas que dejaban pasar la luz del sol. Era una habitación preciosa, digna de revista. JungKook había imaginado ese lugar luego de ver leyendo a Jin contra el ventanal de la casa de sus padres. La sublime escena del menor iluminado por el sol y disfrutando de la historia de su libro fue algo que al mayor le hubiera gustado fotografiar, aunque no tenía su cámara cerca por lo que no pudo.
-JungKookie, ven, quiero ir al jardín-asintió y siguió al menor hacia la gran puerta con ventanas que simulaban ser cristales.
Al salir vio satisfecho la emoción de su novio al contemplar el hermoso jardín que JiMin había diseñado por pedido suyo. Uno lleno de flores de colores, con una cascada y el césped más verde que pudiera uno imaginar. Era casi un paraíso en casa. Había una hamaca también y un árbol gigante que parecía sacado de un cuento de hadas.
Pero su vida no lo era y eso lo tenía casi al borde de la histeria. Saber que en cualquier momento perdería a Jin era algo que lo desesperaba. Él no quería perder a Seok Jin, no a su pareja.
Apretó los puños, no se podía cambiar el destino. Con cada día que pasaba perdía cada vez más la fe en sus mil grullas. No tenían sentido si no podían cumplir su deseo, ese deseo que venía desde lo más profundo de su corazón.
Jin giró sonriéndole e indicándole que lo siguiera, que viera el jardín con él. Su rostro dejó de estar tensó y sonrió. No tenía que pensar en esas cosas, tenía que concentrarse en el presente y en la felicidad que vivía a su lado. Solo eso importaba.
~Sonríe~
Jin tiró su cabeza hacia atrás cuando JungKook acarició sus pezones con la lengua. Sus manos acariciaron desde los hombros hasta el cuello, tocándolo con dulzura hasta llegar al cabello que caía sobre la nuca.
Las manos del mayor lo sostenían firmemente de la cadera, en un toque posesivo y desesperado que Jin entendía. Así que lo separó y besó sus labios lentamente, acariciando sus labios con los propios y pasando sus manos por el pecho. JungKook dejó de estar ligeramente tenso y lo abrazó llevando sus manos hasta su trasero. Apretando ambas nalgas y jugando con la entrada con uno de sus dedos.
-Mételo-pidió Jin llevando sus besos hacia la oreja de JungKook.
Él obedeció, cautivado y sintiéndose esclavo de ese hermoso ángel. Cualquier mandato u orden era capaz de obedecerla con tal de ver su hermosa sonrisa. Amarlo era peligroso, más aun sabiendo que iba a perderlo.
Preparó a Jin con sus dedos y lo acarició tanto como pudo. Besó cada parte que alcanzaba y disfrutó de sus suspiros y gemidos. La voz de Seok Jin era verdaderamente celestial para JungKook. Era un ángel que se negaba a devolver al cielo.
En poco tiempo Jin estuvo preparado y él se metió en su cálido interior, gimiendo su nombre y disfrutando de la estrechez que lo envolvía. El menor besó su cuello y su sensible oreja, sabía cuánto le gustaban los besos en esa zona. Era una pequeña trampa que usaba cuando quería algo.
Seok Jin comenzó a saltar sobre él, gimiendo su nombre y aferrándose a sus hombros. Las manos de JungKook lo tomaron de la cintura para ayudarlo, mirándolo a los ojos y perdiéndose en su oscura mirada enamorada. Esa mirada que lo cautivaba y no se cansaba de ver. Esa mirada dulce que se escondía en las noches tras un par de cortinas suaves que besaba antes de dormir.
-Te amo, Jin.-gimió acercándolo de la nuca para besar sus entreabiertos y acolchados labios.
Seok Jin correspondió, aferrado a él y saltando hasta llegar al clímax.
~Sonríe~
Era gratificante despertar con Jin entre sus brazos, acurrucado en su pecho y causando suaves silbidos al respirar. Era uno de los mejores momentos del día, cada vez que despertaba con él de esa manera su humor mejoraba considerablemente. Se sentía más tranquilo y, por lo general, los pensamientos deprimentes y desesperados no eran demasiados. Era un método efectivo cuando necesitaba tener un día en paz.
Acarició el cabello de Seok Jin mientras miraba el techo de su habitación, esa que compartirían hasta que el final llegara y quedara solo de nuevo. El primer pensamiento deprimente del día, tenía que distraerse en algo más o terminaría llorando en silencio como tantas otras veces.
Giró para observar el perfil de Jin. La luz de la mañana que ingresaba causaba unas sombras en sus facciones al darle la espalda a la ventana. Se veía hermoso, como un pequeño niño inocente (algo que no era), con el cabello revuelto, las mejillas suavemente sonrojadas por el sueño y los labios entreabiertos. Al tener presionado su rostro contra su hombro, sus labios se veían abultados y deseables. Aunque luego de la última vez que se besaron tras despertarse, quedaron de acuerdo en al menos lavarse los dientes antes de darse un beso intenso. Sí, la experiencia no era agradable y aunque Seok Jin era un ángel, su aliento mañanero no era una brisa del Edén.
-¿Algo que te tenga tan pensativo?-preguntó somnoliento Jin sin abrir los ojos.
JungKook sonrió y acarició su mejilla.
-Tu belleza.
-Dime la verdad...
-Vamos a desayunar, no quiero empezar mal el día-dijo JungKook viendo los hermosos ojos de su pareja abrirse.
-Vamos-Jin se levantó, yendo al baño para arreglarse.
JungKook se levantó con su pantalón de pijama puesto, acomodándose un poco el cabello con sus manos y bostezando antes de ir a su silla de ruedas.
Iba a salir de la habitación cuando escuchó un sonido fuerte en el baño. Sin pensarlo se dirigió ahí y abrió la puerta hallando a Seok Jin en el suelo respirando con dificultad. Intentó tomarlo en brazos pero terminó cayendo y solamente pudo abrazarlo.
-¿Qué ocurre, Jin?-preguntó preocupado regañándose por no tomar su celular antes para llamar a una ambulancia.
-J-JungKook...-la voz de Jin era débil y sus ojos se cerraban cada vez más.
-Jin, por favor, resiste. Debo ir por mi celular y...-sus ojos comenzaban a aguarse, tenía miedo, mucho miedo de que algo le ocurriera a Seok Jin.
Él lo tomó del brazo y negó.
-Y-ya es tarde...-los ojos de Jin se cerraron por completo y su mano cayó al suelo.
JungKook quedó en shock unos segundos antes de tomar de nuevo el cuerpo de su pareja y darse cuenta de que ya no respiraba.
Sí, no quedó muy largo pero hice lo que pude :V
espero que les haya gustado! besos :D
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Sonríe [KookJin]
FanficJungKook es un joven arquitecto que, tras un accidente, termina en silla de ruedas sin la esperanza de volver a caminar. Amargado con la vida misma, cree que ya no tiene posibilidades de ser feliz por lo que se concentra en su trabajo para olvidars...