-Sonríe I-

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Si la vida te da 1000 razones para llorar, dale a la vida 1001 razones para sonreír.

Durante años ese había sido el mantra de JungKook, quien además de repetírselo a diario a sí mismo, se lo decía constantemente a sus amigos cuando los veía tristes y decaídos.

Sin embargo, ahora, esa frase no tenía sentido para él y simplemente se transformó en un recuerdo, una anécdota de cuando era un chico estúpido que no conocía nada de la vida. Cuando era un chico soñador, alegre y sonriente.

Se miró en uno de los espejos de su habitación, acomodando su cabello oscuro y su traje negro para salir en su silla de ruedas antes de tomar algo cercano y chocarlo contra el mueble que reflejaba su miseria. Esa desgracia de hace dos años que lo había dejado en ese lamentable estado que lo hacía sentir un inútil a sus recientes 26 años.

Se dirigió hasta el comedor donde sus padres lo esperaban para desayunar. En su mente haciendo una lista de las cosas que debía hacer ese día y de las personas a las que tendría que ver. En mitad del camino suspiró al recordar que ese día JiMin y TaeHyung lo visitarían. Bien, quizás sería bueno volver a verlos después de semanas.

-Buenos días, cielo-saludó Eun Yeong, su madre.

-Hasta que despiertas, bello durmiente.-su padre, Byeong Ho, le sonrió mientras tomaba su taza de café.

Apenas les dedicó un intento de sonrisa antes de guiar su silla de ruedas hasta su lugar habitual para tomar su taza y beber su café amargo. Tan amargo y oscuro como había quedado su corazón desde que se enteró que debía, prácticamente, vivir pegado a esa silla móvil.

A pesar de que sus padres hablaban e intentaban incluirlo en la conversación que tenían, simplemente los ignoró para terminar su desayuno e irse directamente a su estudio para terminar unos planos.

~Sonríe~

A las cuatro de la tarde llegaron sus amigos. Fueron tan puntuales que se preguntó si de verdad no eran relojes humanos. Tras un suspiró abandonó su estudio, dejando un plano a medio terminar, para dirigirse a la entrada donde una de las sirvientas abría la puerta para darle paso a sus amigos.

-¡Kookie!-exclamó con alegría TaeHyung, casi corriendo para abrazarlo con fuerza.

En silencio correspondió casi obligado al gesto, pasando sus brazos por la espalda de su amigo mientras unos mechones castaños le molestan al hacerle unas leves cosquillas en la mejilla izquierda. Aun en medio del abrazo visualizó a JiMin quien se mantenía a unos pasos de ellos, quitando parte de su cabello negro que caía cerca de sus ojos y le molestaba. Pudo ver con claridad las notables cicatrices que cruzaban sus mejillas, parte de los labios, el mentón y uno que empezaba cerca de su ojo derecho y se ocultaba tras el flequillo. En cuanto lo vio se acercó a él cojeando con una pequeña sonrisa. Los recuerdos del accidente de hace dos años atrás volvieron a su memoria.

-Kookie, tiempo sin verte amigo-saludó el pelinegro, separando a Tae-déjalo, lo vas a asfixiar.

-Ay, pero es que me emociona verlo.-un pequeño puchero se formó en sus labios-además tengo nuevas fotos que mostrarle.

-Ya, fotógrafo extraño, muéstranos tus nuevas fotos y espero que no sean del mejor amigo de mi hermana o empezaré a creer que estudiaste fotografía simplemente para acosar a HoSeok.-decía divertido JiMin mientras se dirigía a uno de los sillones a sentarse.

TaeHyung se sonrojó fuertemente ante esa acusación y como un niño de cinco años fue a golpear a su amigo por decir aquello, dándole con las manos en los brazos y tironeando su cabello, causando que la supuesta víctima riera divertido.

Sonríe [KookJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora