El tratamiento había comenzado y JungKook estaba seguro de una sola cosa: no era fácil. Maldición, llevaba años sin mover sus piernas, no podía siquiera mover un dedo. La frustración llegó a él tan rápido que le había pedido incontables veces a Jin de irse y abandonar todo. Pero ¿en serio creía que su pareja aceptaría irse el primer día? Oh, claro que no. Jin siquiera le prestó atención a eso, se hacía el sordo y lo alentaba con respecto a lo que tenía que hacer.
No era algo demasiado duro pero, en su estado, era mucho más complicado de lo que se había imaginado. ¿Por qué aceptó eso? Ah, cierto, por Seok Jin. La culpa la tenía su hermosa pareja, sus bonitos ojos y su apetecible cuerpo. Sí, ellos eran culpables de todo eso. Esperaba tener una buena recompensa en la noche, era lo mínimo que pedía luego de la enorme frustración que estaba viviendo.
No había aceptado hacer el tratamiento cuando su familia y amigos se lo suplicaron, pero luego de que un lindo muchacho de labios tentadores se lo pidiera no pudo decir que no. Maldita su debilidad.
-Vamos, JungKook, tú puedes-decía Jin tomando su mano.
No era complicado, debía al menos mover un maldito dedo del pie. Pero parecía más sencillo mover una montaña en ese momento que una parte de su cuerpo.
Los dedos entrelazados de su pareja le brindaron una pizca de seguridad. Sin embargo, esa era la vida real y en la vida real las cosas no eran tan sencillas como en las películas donde con una música épica el protagonista lograba su cometido. No, la vida apestaba, verdaderamente lo hacía.
Todo sería más fácil si Jin se diera cuenta de que era en vano. Toda esa mierda lo era, no llegaría tan lejos, ni el médico le aseguraba que pudiera volver a caminar.
-JungKookie-Seok Jin se acercó a él acariciando con su pulgar el dorso de su mano.
-Es estúpido, te lo dije-soltó con molestia.
Seok Jin lo miró comprensivo. Odiaba que lo comprendiera, lo hacía sentir peor. Quería que se enojara con él, que lo odiara por darse por vencido. No que le tuviera paciencia y entendiera sus problemas.
-Vamos, amor, solo inténtalo, sé que podrás.-Jin tenía que dejar de ser tan bueno con él.
Tenía que dejar de amarlo de esa manera, de apoyarlo cuando sus esperanzas decaían, de alentarlo y hacerlo sentir especial. Seok Jin tenía que enojarse con él, dejarlo solo, molestarse, gritarle o ignorarlo. Tenía que ser más egoísta o de lo contrario JungKook comenzaría a creer que realmente podría.
E ilusionarse sabiendo que próximamente perdería a su inspiración, era lo más duro que afrontaría.
~Sonríe~
JiMin no sabía a quién recurrir. Contarle de lo ocurrido a ChaeYoung sería peligroso porque ella se preocuparía demasiado y ya bastante tenía con sus propios problemas. Además sabía que iba a querer meterse y eso solo empeoraría la situación. Tenía que desahogarse con alguien, con YoonGi no. YoonGi se volvería loco y no quería que cometiera alguna estupidez, así que lo único que le quedaba era decírselo a Young Soo.
Fue al lugar de trabajo donde sabía que lo hallaría. Debía ser un lugar donde no corriera peligro que su pareja estuviera cerca de casualidad. No tenía que escuchar nada de lo que iba a decirle.
-Young Soo, un gusto verlo-dijo al llegar, el mayor le sonrió y le dio un abrazo.
-JiMin, me alegra verte también. ¿Cómo estás?-JiMin hizo una mueca.
-No tan bien. Ayer...me encontré con la madre de YoonGi.-Young Soo lo miró sorprendido.
-¿Qué quería esa mujer contigo?
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Sonríe [KookJin]
Fiksi PenggemarJungKook es un joven arquitecto que, tras un accidente, termina en silla de ruedas sin la esperanza de volver a caminar. Amargado con la vida misma, cree que ya no tiene posibilidades de ser feliz por lo que se concentra en su trabajo para olvidars...