Código #9

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Namjoon nunca se imaginó desayunando en un restaurante tan costoso.

Jisoo lo estaba esperando en una de las mesas más alejadas de la puerta con las piernas y brazos cruzados mientras una expresión de completo fastidio se dibujaba en su rostro. Ese día vestía un conjunto amarillo pálido, como siempre con bolso y zapatos a juego. No parecía para nada contenta y seguramente el cansancio de su viaje no hacía más que ponerla más arisca de lo normal.

Para su suerte, Jin estaba tan apresurado por ir al trabajo que no insistió en que se quedara a desayunar. Si acaso la hacía esperar uno o dos minutos más seguramente lo recibía con una navaja en mano o algo peor.

Con los nervios a flor de piel, Namjoon avanzó por el local que era tan ajeno a él que hasta los pocos comensales volteaban a verlo, como si fuera algo tan insignificante como una pulga. Ya estaba acostumbrado a que todo el mundo le mirara de esa forma desde que era pequeño, pero en esta situación no hacía más que empeorarlo todo.

—Buen día, Jisoo. —saludó Namjoon tomando asiento frente a ella una vez que le hizo un gesto para que se sentara. En la mesa frente a ambos ya estaba el desayuno.

—No demos más vueltas. Te di un trabajo, ¿Ya lo hiciste?

—Err... algo así.

—¿Cómo que algo así? —reclamó ella levantando ligeramente la voz. Se fijó en que nadie ni se giró hacia ellos—. ¿Lograste acceder a la carpeta o no?

Habían dos cosas que eran ciertas.

Si bien Namjoon no se fiaba de Seokjin, mucho menos se fiaba de Jisoo.

—Aún no. He intentado de todo, pero no he podido. —mintió Namjoon logrando de alguna forma no delatarse con sus propios gestos. Respiró hondo—. Ya no sé si quiero hacer esto, Jisoo, ¿De verdad Jin te hizo algo malo? No parece ser mala persona, de hecho, creo que es demasiado amable y...

Para su sorpresa, Jisoo golpeó la mesa con ambas palmas y se levantó, llamando esta vez la atención de los demás clientes y aparentemente del staff, porque le pareció oír sobre su hombro como se tambaleaban unos cubiertos. Encogido en su silla, Namjoon observó desde abajo la expresión de rabia de la muchacha que evidentemente no había venido a charlar con él.

Había venido a amenazar.

—Tú no lo conoces como yo, Namjoonie. Ese chico es escoria. —explicó Jisoo faltándole totalmente el respeto al llamarle de esa forma—. Me usó. A mí y a mis sentimientos. No dudará en hacerte lo mismo, Namjoon, así que no dejes que su belleza y falsa ternura te atrapen, porque te devorará vivo y luego te escupirá como a un chicle viejo.

»Te daré algo más de tiempo para que lo intentes. Si no lo consigues buscaré a alguien más que me haga el favor, pero tú, —Jisoo extendió una mano y con un dedo levantó el rostro del hacker por la barbilla—, tú sabes lo que está en juego. Tu hermano necesita de ti, Namjoon, que no se te olvide.

Sin haber tocado un solo bocado de su desayuno, Jisoo tomó su bolso y se marchó no sin antes dejar un pequeño incentivo de billetes sobre la mesa.

Estaba demasiado asustado. No tenía idea de lo que iba a hacer ahora. No quería traicionar a Seokjin de esta manera, no ahora cuando algo estaba pasando entre ellos, pero tampoco podía permitir que Jisoo le hiciera algo a Taehyung. Aunque ahora tenía bastante dinero guardado gracias a la muchacha, no estaba seguro de tener el suficiente para mover a su hermano a un hospital más seguro.

Tenía que pensar en algo rápido, antes de que las cosas se salieran de control.


Los siguientes días de alguna forma los terminó pasando en su mayoría en el hospital, sentado junto a su hermano y tratando que no se le notaran los nervios que llevaba encima; Namjoon no podía evitar saltar de su silla cada vez que alguien abría la puerta o se oían voces fuertes afuera. Sabía que estaba preocupando a Taehyung, pero el menor no dijo nada ni dio señales de ello, por lo que por el momento había podido evadir el asunto.

Binary Code || JinNamWhere stories live. Discover now