Secreto #2

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El viernes por la tarde no tenía absolutamente nada distinto a los otros días de la semana, excepto tal vez al hecho de que el menú del día era distinto e incluía algo que no solo no le gustaba, sino que le daban alergias. El hospital se preocupaba por sus alergias, pero no por sus gustos, así que aunque removían el ingrediente de la sopa que le daba alergia, aún así se la traían con todo lo demás.

Jimin entró al cuarto con su comida con el ceño ya fruncido.

—Yo me comeré esto, no te preocupes —aseguró el de cabello oscuro dejando la bandeja sobre la mesita junto a la cama—. Iré a traerte algo de la cafetería, ¿Qué se te antoja hoy?

—Lo que sea, menos esto —resopló Taehyung sin mirar la comida que humeaba a su lado y llenaba el aire de su aroma a verduras—. Hyung no vino, así que no tengo dinero para la cafetería y...

—No seas tonto, Tae. Lo pagaré yo.

Quiso oponerse a la idea, pero ya conociéndolo, Jimin se marchó lo más rápido posible de la habitación para que no tuviera tiempo de quejarse. Cuando Jimin hacía ese tipo de cosas no podía evitar sonreír, porque lo encontraba infinitamente adorable y encantador... aunque quizás sus sentimientos tuvieran algo que ver con su percepción.

Es que era imposible no enamorarse de él. No era un chico perfecto, se tropezaba más de lo que no lo hacía y no era muy fuerte físicamente, pero le encantaba todo él, con sus virtudes y defectos. Nunca habían hablado de ello, pero estaba seguro de que Jimin se sentía igual que él y la relación que tenían era más que platónica pero... ¿Por qué no pasaba nada?

Las pocas ocasiones en las que tuvo el valor de dar un paso, Jimin lo apartó o se hizo el tonto, saltando el tema o inventando que tenía algo que hacer. Había pensado en muchos motivos para ello, pero solo uno le tenía sentido y era el peor.

El motivo que al final llevaba a todos a apartarse de él: el miedo a que en algún momento el tratamiento no surtiera efecto y Taehyung se fuera. No podía culparlo, pero prefería que se lo dijera a que le diera falsas ilusiones.

—Te traje ramen instantáneo, la otra vez dijiste que te gustaba —dijo el enfermero cerrando la puerta tras él y pasándole el vaso de plástico y los palillos. Ya le había echado agua caliente y parecía listo para comerse—. La cajera de la cafetería casi me regaló otro vaso pero no lo vi necesario.

Claro. Enamora al chico guapo y encantador con un ramen instantáneo gratis.

—Ajá. ¿Podemos hablar? —tenía mucha hambre, pero el ramen podía esperar, incluso si después tendría que comérselo blando.

Jimin acercó una silla a la cama, pero no intentó tomar la sopa que había dejado en la mesita, en cambio, apoyó los codos sobre el colchón para mirar a Tae atentamente. En esa posición parecía un niño pequeño.

—¿Qué sucede, Tae?

—¿Yo te gusto? —preguntó directamente. No valía la pena endulzarlo ni nada, lo mejor era no dar vueltas. Jimin abrió los ojos por la sorpresa—, y no me refiero a la forma "me gustas como persona, como amigos" de gustar.

El enfermero se mandó una mano a la nuca y suspiró. No quería ser arrogante de pensar que podía leerle la mente, pero le parecía que acababa de arruinarle los planes de alguna forma, como si ya hubiera pensado en hablarle en algún momento del tema. Tras unos segundos en silencio, Jimin tomó la mano de Tae que tenía más cerca y la envolvió entre sus palmas, para luego acercarla a sus labios y depositar un beso en sus nudillos.

Taehyung sintió que se ponía rojo pues le ardía la cara, y tan pálido era que seguro era demasiado evidente.

—Sí, claro que me gustas —declaró Jimin escondiendo su sonrisa tras las manos de ambos—. Planeaba decírtelo, pero...

Binary Code || JinNamWhere stories live. Discover now