Epílogo: La fuerza de las emociones

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Cuando aceptó a Seokjin y acordó ayudarlo a escapar de Younghwan y Noir, el mayor le había prometido sobre todo lo que le importaba que nunca más lo pondría en una situación como aquella. Pero allí estaban.

Ambos respiraban con dificultad, agazapados tres unos botes de basura, con las armas cargadas y pegadas al pecho. El silencio del lugar se veía interrumpido ocasionalmente por los disparos o los gritos de las otras personas en la sala. Namjoon estaba sudando demasiado y estaba consciente de que ya casi no le quedaban municiones. Un paso en falso sería el final del juego para él.

—Salimos a mi señal, Joon —dirigió Seokjin inclinándose un poco hacia un costado para mirar tras el basurero.

—Amor, ¿De verdad tenemos que hacer esto?

Jin lo observó sonriente.

—¡Claro que sí! ¿No es emocionante? —interrogó acentuando demasiado la palabra emocionante. Para Seokjin, ahora que estaba en terapia e intentaba perderle el miedo a sus sentimientos todo era excesivamente emocionante—. ¡Ahora!

Sin darse tiempo de negarse, Namjoon obedeció y salió de su escondite para empezar a disparar a todo el que apareciera en su camino, pero como su puntería y habilidades no eran las mejores, realmente no estaba consiguiendo ayudar mucho. Antes de conseguir darle un disparo crítico a nadie, el hacker cayó tras ser golpeado en el pecho por un montón de los proyectiles.

Dos minutos después, escuchó los gritos frustrados de todos los demás cuando Seokjin salió victorioso por quinta vez en el día.

Se sentó en la arena y observó a Yoongi, Hoseok y Jungkook pintados con balas de pintura azul por todos lados, mientras que su novio estaba prácticamente limpio, sin contar algunos puntos donde parecía que lo habían rozado. Namjoon sin embargo tenía un montón de motas de colores por todo el pecho, pues evidentemente los tres lo habían acribillado sin piedad.

Jimin apareció desde detrás de un auto viejo y destrozado sonriendo de oreja a oreja. Su estrategia había sido cortar y correr, por lo que no tenía ni rastros de pintura en su traje, sin embargo el azul claro de sus municiones era evidente en el otro equipo.

—¿Ganamos? —inquirió el enfermero quitándose la máscara protectora. Seokjin asintió con la cabeza—. ¡Ellos pagan la cena!

—Nada de eso, ¡Exijo otra ronda! —exclamó Hoseok sacándose el casco y lanzándolo al suelo con frustración.

—Lo siento pero tenemos que cerrar —informó un encargado que lucía bastante cansado de ellos. Ya eran pasadas las nueve y ellos seguían con sus intensas partidas de paintball.

Ante esto, el equipo de Hoseok tuvo que resignarse a pagar. Contento por la victoria, Jimin corrió hasta la zona segura para besar a Taehyung como si fuera un niño demasiado feliz por haberse ganado un dulce. Aunque su hermano no podía jugar con ellos, parecía lo suficientemente satisfecho con adquirir la atención del enfermero con cada victoria, y habían sido muchas.

—Lo has hecho bien, pero tenemos que trabajar en tu puntería —felicitó Seokjin acercándose para ayudarlo a levantarse del suelo—. Gracias por aceptar venir, Joon, ha sido muy divertido.

—Lo que sea por ti, supongo.

Seokjin se rió exageradamente. Según él, su terapeuta le había dicho que por el momento era mejor si se expresaba siempre con exageración y él se lo había tomado muy en serio.

—"Supongo", dices... eres adorable. ¡Vamos a cenar!

Debido a la ansiedad social de la mayoría del grupo, principalmente generada por sus experiencias pasadas en la organización, preferían siempre cenar juntos en el apartamento de alguno, alejados de toda la multitud y donde podían divertirse libremente. Por ello, casi una hora después, estaban todos sentados en distintos lugares de la sala del apartamento que compartía con Seokjin, comiendo lo primero que se les ocurrió pedir por delivery.

Binary Code || JinNamWhere stories live. Discover now