Archivo Confidencial #2

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Para Jungkook, su cumpleaños dieciséis era el día más importante de todos.

Desde su llegada a la base a sus once años y su constante y exhaustivo entrenamiento junto a sus otros tres compañeros, no había dejado de pensar en finalmente cumplir esa edad porque significaba dos cosas importantes: uno, que sería considerado un adulto entre los demás y finalmente recibiría un código como sus compañeros y dos, porque finalmente los dejarían abandonar la base y comenzar con trabajos de campo.

Fue por ello que cuando despertó esa mañana, todo pareció mil veces más emocionante y brillante. Los otros reclutas. Sus compañeros. Las felicitaciones y la comida. Incluso entrenar parecía ser más divertido de lo usual.

Hasta que todo se arruinó.

Saldrían de la base a las mil seiscientas horas, él y sus compañeros de escuadrón subirían a una camioneta y se marcharían a Gwangju, donde finalmente podrían poner en práctica todo lo que venían aprendiendo desde pequeños. Por eso salió más pronto de lo usual del gimnasio, sin embargo no encontró en su cuarto lo que esperaba ver.

Jungkook pensó que encontraría a los chicos esperándolo, pero sin embargo, el general y otros de los operarios más adultos también estaban allí.

—... necesitamos tomar una decisión —puntualizó la enfermera a la que ya conocía tan bien. Tenía una expresión amarga y triste—. Lo que usted diga, general.

El general se lo pensó. Lo conocía ya bastante bien, siendo el padre de Seokjin y todo eso, pero aún le daba algo de miedo y no lo veía con frecuencia. Siempre era Seokjin quien se encargaba de hablar con él o hacer reportes si era menester. Cuando el hombre estaba presente en cualquier habitación, nadie se atrevía a relajarse.

Miró a su alrededor. Seokjin estaba parado cerca de su cama con las manos tras la espalda, en la típica posición de "descanso" militar, mientras que sus otros dos compañeros, Yoongi y Hoseok, observaban al general como si de repente fuera su peor enemigo. Fue extraño verlos, Yoongi estaba parado frente a Hoseok como si intentara protegerlo y aunque a sus diecinueve años no era mucho más alto que este último, sí resultaba totalmente imponente.

Su hyung parecía haber perdido el miedo al general y todo por proteger a Hoseok de algo que Jungkook todavía no podía comprender.

—Que 092 decida —sentenció el general. No había expresión alguna en su rostro, como si toda la tensión en el aire no le afectara en absoluto. En ese sentido Seokjin se le parecía demasiado—. Él es el líder, así que lo que él decida, yo lo apruebo.

Aún sin saber qué pasaba exactamente, el menor de todos en el cuarto se fijó en su líder, a quien consideraba un hermano mayor, con ojos suplicantes. No necesitaba saber qué estaba ocurriendo para entender que lo que fuera que Seokjin decidiera, afectaría negativamente al grupo de alguna forma. El lenguaje corporal de Yoongi y Hoseok lo revelaba completamente.

Seokjin posó los ojos en él un solo instante, pero apartó los ojos oscuros rápidamente y tras echarles una ojeada rápida a los otros dos chicos, volvió a enfocarse en su padre. No descansó su postura por un solo segundo y cuando habló, lo hizo con protocolo y total autoridad. Odiaba esa actitud en él. Le daba miedo.

—Que 093 se quede en la base por otros seis meses y una vez haya aprendido de su error, podrá encontrarse con nosotros en Gwangju —decidió el muchacho dirigiéndose únicamente al general, como si otras opiniones no le importaran—. 094 puede acompañarnos, ya que él es solo una víctima.

Ante esa palabra, Hoseok intentó salir de detrás de Yoongi.

—¡Yo no soy una v-!

—Shh, Hoseokie. Él tiene razón. Yo te forcé —admitió Yoongi volteándose hacia él. Como le daba la espalda, Jungkook no podía ver su expresión mientras le seguía susurrando de forma tranquilizadora—, tú no tienes la culpa y no mereces ser castigado. Ve con ellos. Yo cumpliré mi castigo y volveré a verlos en seis meses.

Binary Code || JinNamWhere stories live. Discover now