-Catch Me- Taegi

Corbata.

Taehyung refunfuñaba mirando su reflejo contra el espejo, por su culpa llegarían tarde al lugar en el que le harían una nueva sesión de fotos para una prestigiosa revista de moda.

Sabía que allí mismo los estilistas lo vestirían de acuerdo al tema que modelarían pero de igual manera quería dar una buena impresión y llegar presentable al lugar. De hecho, todo Bangtan había acordado hacerlo.

De aquella manera, el segundo menor del grupo se encontraba en esta situación, en la cual ese lazo negro le estaba jugando en contra. Si apretaba mucho sentía que se asfixiaba —no, él no quería morir— y si lo aflojaba en demasía daba la impresión de que no estaba lo suficientemente alineada. No quedaba bien sin importar lo que hiciera.

Frustrado, suspiró. Se dio cuenta de que lo suyo no era ponerse las corbatas a pesar de tener muchas —casi una colección de todo estilo— en el armario y que le gustaran en demasía.

—Hey, Tae... ¡llegaremos tarde! —gritó Hoseok al entrar a la habitación, quien en seguida estalló en risas al ver la situación en la que el menor se encontraba.

—¡No te rías hyung!

—L-lo siento, no pude evitarlo. —Taehyung lo fulminó con la mirada— ¿Necesitas ayuda con eso?

El castaño negó avergonzado.

—Oh, bueno... si quieres puedes hacerle el nudo después. Ahora debemos irnos.

Resignado, se miró por última vez en el espejo. El traje negro resaltaba su piel canela pero aun así los dos botones desabrochados de su camisa blanca seguían ahí, debido a la ausencia de su corbata.

Pronto agarró las cosas que llevaría al lugar y se fue al auto con el resto de los chicos, no sin antes tomar entre sus manos la corbata.

Esta vez, viajaron en autos separados. En uno se encontraban Jimin, Hoseok yJungkook —plus el infaltable mánager— y en el otro Jin, Namjoon, Taehyung y Yoongi.

El menor del grupo miró disimulada el reflejo de su ventana, podía ver claramente como sus hyungs Jimin y Hoseok jugueteaban entre ellos. ¿Por qué siempre era así? Se sentía algo dejado de lado y aunque no le gustara creerlo, sentía celos de su hyung Hoseok; siempre se trataba de él y Jimin. Odiaba sentirse así, se sentía alguien caprichoso y pequeño cuando ya era lo suficientemente adulto, o ¿no?

Con un inconsciente puchero en sus labios, Jungkook tomó sus auriculares y decidió enmudecer hasta sus propios pensamientos poniendo al máximo volumen la primera canción que se le pasó por delante.

Durante el transcurso del viaje comenzó a adormitar, el leve movimiento, como si lo estuvieran meciendo le adormecía demasiado. Cerró los ojos, sin poder luchar contra su sueño.

—¿Crees que esté enojado con nosotros? —preguntó bajito Jimin.

—No lo sé... —respondió Hoseok, aún recordaba lo que Jungkook le había dicho la otra vez.

Jimin miró de reojo a un Jungkook muy acurrucado contra la ventana del auto. Se sacó la chaqueta que llevaba puesta y se la dio al menor para que se tapase, luego llevó una de sus manos a la frente del contrario y acomodó levemente unos mechones rebeldes que se deslizaban con parsimonia sobre su piel.

—Eres muy blando con él... lo consientes mucho. —rio por lo bajo Hoseok, tratando de ocultar sus celos—No importa cómo lo vea, para mí siempre va a ser el bebé del grupo. No puedo no mimarlo.

—Mímame a mí también entonces.

Jimin volteó para mirar a Hoseok, sorprendiéndose al sentir unos labios sobre los suyos.