Capítulo 1: ¿Me estas tomando el pelo?

12.4K 320 357
                                    

Me llamo Valentina, tengo diecisiete años recién cumplidos; de aspecto físico no soy nada del otro mundo, más bien me considero del montón. De estatura soy bajita, ya que mido un metro con sesenta y un centímetros escasamente: tengo los ojos marrones y el pelo largo y ondulado de color castaño oscuro; lo dicho, no soy nada del otro mundo, pero me gusto tal y como soy, aunque me ha costado mi tiempo gustarme a mí misma.

De carácter no es que sea muy inteligente, pero soy una persona muy trabajadora y siempre consigo lo que me propongo por mi constancia y perseverancia.

No me considero muy sociable sinceramente, tampoco tengo muchos amigos, soy un poco tímida y me cuesta adaptarme a los sitios nuevos: esos son unos de mis muchos defectos que tengo.

Nunca, nunca he tenido pareja, ni novio, ni amigos con derecho, nada, absolutamente nada; ni siquiera he dado mi primer beso, pero eso sí, me considero una enamorada empedernida, adoro el romance, me puedo pasar horas, días y meses leyendo novelas románticas o viendo películas y series que tengan que ver con ese género, me paso las horas que puedo imaginando como será mi futuro novio.

No soy una persona normal, desde muy pequeña he hecho cosas inimaginables y surrealistas, cosas que no se podrían decir a la ligera, ya que mucha gente me tomaría por loca. Mi tía y mi madre son las únicas personas que saben lo que puedo hacer. Mi tía también es algo así como una media bruja, ella me ha enseñado todo.

Todo esto viene de mi tatarabuela, ella era una gran bruja en sus tiempos, me contó que hacía grandes cosas y que yo he heredado todo su poder, ya que ha saltado varias generaciones. Al principio pensé que solo se estaba riendo de mí y que todo era mentira: ahora sé que no.

—Valentina, hay una carta para ti. —Tira una carta sobre mi cama.

Mi madre entra a mi habitación otra vez sin tocar: me tiene frita con eso.

—¡Mamá, te he dicho cincuenta veces que toques antes de entrar! ¡Qué pasa si me estoy cambiando! —respondo cabreada.

—Cariño, soy tu madre y entro a tu habitación con tu permiso o sin él. —Yo resoplo—. Mira a ver que es esa carta, a ti nunca te mandan ninguna, es muy extraño.

—Igual es de algún admirador secreto que tengo. —Levanto las cejas, sonrío, miro a mi madre y piso tierra de nuevo—. Imposible, vamos a ver. —Abro la carta y comienzo a leerla.

—¿Y bien? ¿De qué se trata? —Mi madre intenta leer la carta, pero se la aparto de inmediato.

—Es una broma. —Arrugo la carta y la tiro a la papelera—. Es una broma que me han gastado, eso es todo, seguro que es de algún imbécil de mi clase que se aburría. —Suspiro y agacho la mirada—. No tienen otra manera mejor de pasar el tiempo que gastando bromas estúpidas.

—Pues sí que se han trabajado bien la broma, porque la carta parece de un instituto de verdad, está muy bien hecha y escrita por lo que he podido ver. —Sonrío a mi madre.

—Sí, se apañan muy bien, para que veas, son tontos, yo no le doy importancia.

—¿Se siguen metiendo contigo, hija? Porque si es así, voy al instituto y hablo con tu tutor de nuevo, o con el director si hace falta. —Se sienta a mi lado.

—No mamá, tranquila, no te preocupes, no hace falta, yo me las apaño bien sola, además, hacía mucho tiempo que no tramaban algo así, pensaba que ya me habían dejado tranquila...

—Si el lunes pasa algo en tu clase me avisas corriendo —exclama bastante preocupada, yo sonrío y le abrazo.

—No va a hacer falta, ya no tengo catorce años, sé defenderme sola.

Oscuridad, peligro y... ¿amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora