Capítulo 10: Bola de oro.

2.7K 114 60
                                    

Alfred va vestido más normal, lleva una camisa negra de botones metida dentro de sus vaqueros negros, no va tan arreglado y elegante como Tom.

—¿No sabes decirle nada más? Bueno no me sorprende en absoluto viniendo de ti, que está irreconocible dice, patético. —Comienza a reírse—. Le acabas de decir en pocas palabras que de normal está horrible.

—¡Tom! —pongo mis manos sobre mi cintura mosqueada.

—Lo ha dicho él, no yo querida.

—Pasa de ese estúpido, Valentina, está chiflado, vamos a entrar —Alfred coge mi mano, pero Tom me coge del brazo.

—Creo que ha cambiado de idea, ¿no te lo ha dicho? Eres muy tímida, amor, pero no te preocupes, ya se lo digo yo que lo tengo aquí en frente. —exclama Tom sonriendo—. Ella ya no quiere ser tu acompañante —Le miro rápidamente, ¡pero, ¿qué está diciendo?! —. Valentina, no lo ocultes más, dile a este gusano que quieres que yo sea tu pareja y que estás deseando estar conmigo —Alfred se pone pálido.

—Dime que eso no es verdad, Valentina —Tom se acerca a mi oído y susurra en él.

—No puedes ocultar y esconder tus sentimientos por mucho más tiempo, amor.

Me alejo de Tom rápidamente y me acerco a Alfred, sé que me voy a arrepentir de esto tarde o temprano, pero no puedo hacerle este feo a Alfred, no se lo merece.

Miro a Tom molesta y con mis manos en la cintura.

—¡Has perdido definitivamente el juicio Tom, ya te he dicho miles de veces que mi pareja para el baile es Alfred, la próxima vez pídemelo tú primero, y no a estas alturas!

—Yo nunca me rebajaría a pedirte que fueras conmigo al baile necia, si lo he dicho es porque me das pena, pero mirándonos bien es lo mejor, que te juntes con gente de tu mismo nivel, yo estoy por encima de vosotros dos, no permitiría que me vieran contigo siendo tu pareja, no sé qué se me ha pasado por la cabeza al querer hacerte semejante favor.

No decimos nada, solo lo miramos con odio, él se marcha de ahí a buen ritmo, me siento fatal por dentro, tengo incluso ganas de llorar, sus palabras me han dolido, me ha hecho daño, la manera tan despreciable de mirarme... me ha partido en dos.

—Maldito estúpido de mierda, no le hagas ni caso, está cada día peor de la cabeza Valentina. —Sonrío haciendo como que no me ha afectado nada de lo que ha dicho—. Vamos a entrar.

Coge mi mano y nos adentramos al salón del baile, ¡todo está precioso y mágico! Da lugar a su nombre "baile de invierno".

En los lados del salón hay grandes árboles cubiertos de nieve, carámbanos de hielo, incluso hadas de la nieve y del invierno volando por los árboles y por el salón echando por el aire polvo azul brillante, todo parece ser de hielo, incluso las paredes. Hay unas cuantas mesas alargadas blancas con comida riquísima, el suelo parece de hielo, pero no resbala, no hace nada de frío en este sitio, podemos estar en tirantes y con vestidos cortos que incluso hace un poco de calor, tengo entendido que quienes se encargan de la decoración de esta sala para el baile de invierno son los alumnos de último curso del hogar del hielo, han contratado hasta a un DJ.

Todo está perfecto, hasta el más mínimo detalle.

Comenzamos a cenar, está todo delicioso, hay muchísima variedad de comida, tenemos comida italiana, española, comida mexicana, comida francesa etc... Yo siempre voy a ir a por la comida italiana, ya que me encanta.

Nos hemos juntado en una de las mesas algunos de mis compañeros del hogar de la tierra, y algunos cuantos del hogar del agua y del hogar del aire. Lo estoy pasando de maravilla, Alfred no está siendo demasiado pesado, ya que está hablando con nuestros compañeros de clase, y eso me tranquiliza bastante, ya que así me deja hablar tranquilamente con Jessa, Diana y el resto de mis amigos.

Oscuridad, peligro y... ¿amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora