Capítulo 5: El ave.

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Aquí seguimos Tom y yo, mirándonos fijamente; él más bien me está devorando con la mirada.
Hay tensión, demasiada diría yo, intento separarme un poco ya que estoy muy incómoda y nerviosa, pero él lo único que hace es atraerme más hacía su pecho fuertemente. Ahora sí que estamos pegados, muy pegados, incluso puedo notar su... haciéndose cada vez más y más grande por debajo de sus pantalones.

—¡Ahh, apártate de mí, pervertido! —exclamo.

Él comienza a reírse.

—¿Lo notas, Evans? —dice muy cerca de mi boca—. Pues no te creas que es por ti, necia. —Se separa de inmediato y comienza a andar hacia otro armario—. Karen es la única que me provoca esto.

Se señala su paquete, está bastante abultado la verdad, no sé muy bien dónde mirar, ya que también está sin camiseta, pero rápidamente se pone una, cosa que me mosquea un poco.
Abre otro armario y saca ¡una botella de cristal con un ave dentro!

—¿Como tienes ahí guardado eso? ¡Lo has robado de la clase!

—No digas estupideces, esta ave es mía, me lo compré hace un tiempo. Vamos, ven aquí.

Me acerco a él, abre la botella y sale un ave imperial precioso, es de color muy oscuro, tiene los hombros blancos, las garras robustas, las alas anchas y largas y la cola rectangular, el pico lo tiene negro azulado.

Tom se monta en él y hace un gesto para que yo haga lo mismo, acto seguido, echo un paso atrás.

—¿Quieres que me monte contigo ahí? —pregunto algo asustada—. Ni por asomo, no me gustan nada estos bichos voladores.

—Pues te van a tener que gustar si no quieres suspender, además, no te estoy pidiendo que lo lleves tú, solo que te montes detrás de mí.

—¿Para qué? —pregunto asustada y con miedo, no tengo buena experiencia con las aves y no me gustan un pelo, menos aun cuando está Tom con ellas.

—¿Te sale natural ser así de burra o tienes que actuar? —Le fulmino con la mirada y él se pone serio—. No puedes salir de nuestra sala por la puerta, te tengo que sacar de aquí antes de que vengan mis compañeros de habitación, la única solución es esta. —Trago saliva nerviosa—. Y no pongas esa cara, mucho estoy haciendo yo ya por ti, niña, debería de sacarte ahí fuera para que te vean todos y te expulsen del instituto.

—¿Y por qué no lo haces? —Él solo me mantiene la mirada fija y fría—. Te da miedo que me pueda chivar de que todos aquí hacéis eso de colarse en las otras salas ¿verdad?

—Te voy a responder con toda sinceridad, a mí eso me da igual, no te creería ningún profesor, ni nadie, eres la nueva. Todo el instituto diría que eso es mentira y se te echarían como lobos hambrientos, solo saldrías tú perjudicada y expulsada. —Quito la sonrisa de la cara y me pongo seria—. Yo sinceramente no te creería a ti si fuera un profesor.

—¿Entonces, por qué me estas ayudando? —pregunto perpleja por sus palabras—. ¿No será que te está gustando estar conmigo Tom? —Me acerco un poco a él, carraspea la voz algo nervioso.

—No digas tonterías, lo que acabas de decir no te lo crees ni tú, simplemente quiero superarme a mí mismo, y quiero demostrar a todos los profesores de este instituto que puedo seguir siendo el número uno en todo a pesar de que tenga que hacer de tutor contigo, por eso estoy tan pendiente de ti, solo quiero que apruebes para que comprueben que soy el mejor mago que ha tenido este instituto en su historia.

—Yo no dudo que seas un gran mago Tom, pero también tengo claro que hay gente muy inteligente en esta escuela, los del hogar del hielo mismo, son los más inteligentes. —Me mira serio—. No me lo puedes negar.

Oscuridad, peligro y... ¿amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora