Capítulo 13: Temor.

2.7K 120 82
                                    

¡Qué está haciendo este hombre en mi casa, esto es una verdadera pesadilla en serio!

—¿Que-que haces tú aquí?

—Me aburría y pasaba a saludarte. —Sonríe mostrando sus perfectos dientes, yo solo le miro sin poder entender nada—. ¿No me has echado de menos, Evans? —se acerca más a mí, pero yo me alejo de él.

—No hace ni una semana que no nos vemos, Blake, cómo te voy a echar de menos, no digas estupideces, además, en todo caso echaría de menos a mis amigas, no a ti —respondo seria, él sonríe de lado.

—¿No me vas a invitar a pasar?

—¡Por supuesto que no!, ¿pero qué demonios se te pasa por la cabeza Blake?, ¿cómo se te ocurre venir a mi casa?, ¿y cómo has sabido donde vivo?!

Su rostro se vuelve serio y estático.

—No me llames Blake, llámame Tom, sabes perfectamente que eres la única a la que permito que me llame así, y no hay que ser muy inteligente para saber cómo he encontrado tu casa. —Le miro sin entender y suspira—. ¿Te da alguna pista las cartas, niña? —Le miro algo sorprendida—. Te cuesta ¿eh Evans? —me enfado.

—¡Solo a ti se te ocurre venir hasta aquí por aburrimiento, ¿qué pasa?, quieres amargarme las vacaciones, ¿verdad?! —Solo me mira fijamente, me está poniendo de los nervios—. ¡¿Y por qué solo permites que yo te llame por tu nombre?, no somos ni amigos!

—Por supuesto que no somos amigos, nunca podría ser tu amigo, necia.

—¿Entonces que demonios haces aquí?, ¿y por qué no te vas a hacerle una visita a alguno de tus amigos del fuego? Tienes que venir aquí a molestarme, esto es una auténtica pesadilla —cruzo mis brazos enfadada.

—Ya te lo he dicho, me aburría en el instituto y he pasado a saludar, se me hace raro no verte por ahí, necia, además, yo no tengo amigos en el hogar del fuego, ni en ningún sitio, esa palabra para mí no existe; simplemente son conocidos y compañeros que no me quedan otro remedio que aguantarlos y convivir, no necesito amigos como otras personas para ser feliz, en esta vida se triunfa solo, y es como mejor me ha ido hasta ahora.

Le miro algo triste por sus palabras, está roto por dentro, yo no sé muy bien que decir.

—Bueno, ya me has visto verdad, me alegro de verte sano y fuerte como siempre. —Sonríe ante mi comentario—. Pero ya te puedes ir por donde has venido.

Voy a cerrar la puerta cuando me lo impide sujetándola con sus manos.

—No tan rápido, Evans, no solo he venido por aburrimiento, también he venido para comprobar que estás practicando los hechizos y repasando lo aprendido en estos meses. No quiero que llegues al instituto y me toque enseñarte todo desde cero como a principio de curso, que te costó lo tuyo, amor. Mi paciencia para mi asombro es bastante desmesurada —le miro con cara de pocos amigos.

—A ti qué te importa si estoy repasando o no, a ti no te afecta. En todo caso me perjudicaría a mí misma no a ti.

—Me importa y mucho, todo mi esfuerzo tirado en una semana porque una necia como tú no tiene ganas de nada, salvo quedarse tumbada en la cama mirando la televisión.

—¡Simplemente estoy descansando, no me tiro todo el día holgazaneando! Mira, vete de una vez, no necesito que vengas aquí solo para recordarme lo que tengo que hacer, gracias por preocuparte, pero ya te puedes ir.

—No he venido solo para decirte eso tampoco —sonríe de lado y se acerca más a mí.

—¿Y entonces para que has venido? Para fastidiarme por supuesto —digo tranquila sin importarme su cercanía.

Oscuridad, peligro y... ¿amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora