Capítulo 24: Eres mía, Evans, asúmelo.

1.7K 84 89
                                    

—No sabes cuánto tiempo he estado esperando este momento. —Intenta tocarme, pero me aparto rápidamente, aún sigo en el suelo.—¡No me toques! —exclamo gritando intentando controlar el miedo y los nervios, Tom solo sonríe de lado.—¿Que no te toque? Voy a hacer lo que se me plazca contigo necia, no sé cómo has escapado de mí todo este tiempo, pero al fin te he encontrado, todavía no sé cómo te dejé escapar la otra vez de la casa de tu tía, te mandan recuerdos, por cierto. —Se me para el corazón—. No te haces una idea de lo que voy a hacer contigo. —Sus ojos están oscuros y llenos de ira.—Has matado a Alfred... —digo llorando mirando hacia donde se encuentra Alfred, mi cuerpo comienza a temblar aún más, él se ríe a carcajadas, yo le miro llena de rabia.—¿Solo vas a decir eso? No, para mi propio asombro no lo he matado. —abro los ojos sorprendida—. Quiero dejarlo con vida para que vea en lo que te voy a convertir. —Se acerca más a mí—. Ya te dije que no podías escapar de mí Valentina, tú eres mía, me perteneces, y voy a hacer lo que se me dé la gana contigo a partir de ahora. Por algo he removido cielo y tierra para encontrarte.—Yo no me voy a ir contigo a ningún lado —intento sonar fuerte y decidida.—Tú no sabes lo burra que has sido amor, podríamos haber gobernado juntos todo este tiempo el mundo mágico, pero has preferido quedarte con ese gusano de tierra repulsivo. —Le miro con asco.—Tu sí que eres repulsivo. —Me apunta con su varita, yo inconscientemente me tiro hacia atrás.—No te hagas la lista ahora Evans, ya no soy el mismo Tom que conocías hace un año, he cambiado, ahora todo el mundo me teme, y tú no vas a ser menos, te di la oportunidad por las buenas de estar juntos y gobernar juntos el mundo mágico, pero tú has preferido ir por las malas, me decepcionaste necia, mucho.—¡Por favor... tú me hablas que yo te decepcioné, yo sí que me decepcioné contigo, muchísimo, estaba locamente enamorada de ti y me enteré en un mismo día que tenías unas ideas espeluznantes y psíquicas en la cabeza, y encima veo con mis propios ojos que eres todo un asesino sanguinario, lo que no me explico es como te has podido salir con la tuya, como pudiste derrotar al director de nuestro instituto, es el hechicero más poderoso que conozco!—¡Yo soy el hechicero más poderoso del mundo ahora! Tolbert no es nadie en comparación conmigo —dice orgulloso, su tono de voz me provoca escalofríos por todo el cuerpo.—¿Y por qué tuviste que hacerlo? Murieron muchos alumnos inocentes ese día... —Estoy a punto de llorar.—Murieron las personas que se oponían. —¡Eso es mentira, matasteis hasta niños de primero y segundo año! —Las lágrimas comienzan a salir. —¡Eres un maldito asesino, deberías de estar muerto, muerto y enterrado bajo tierra, me da asco verte, me das asco Tom, ojalá estuvieras muerto! —Me pega un empujón lleno de rabia haciendo que mi cuerpo caiga hacia un lado, comienzo a llorar aún más, solo puedo mirarlo con odio muy sorprendida.—Ya te he dicho que conmigo no se juega, ya no soy ese Tom dulce y cariñoso que solo salía contigo, ese murió, el día que decidiste marcharte con eso. —Señala a Alfred, aún sigue tirado en el suelo sin moverse, yo intento tranquilizarme agachando la cabeza.—¿Que va a pasar con nosotros?—Con ese escarabajo nada, se quedará ahí, despertará en unos pocos minutos.—¿Que pasará conmigo...?—No te haces una idea. —Sonríe de lado cínicamente—. Tú no sabes el tiempo que he estado pensando en qué haría contigo cuando te encontrara. —Le miro limpiando las lágrimas que recorren mis mejillas—. De momento vendrás conmigo a la mansión.—¿Man-mansión? —intento sonar fuerte, pero ahora mismo estoy derrotada.—Vivo en una mansión enorme, la más grande del mundo mágico, y de este incluso. No te haces una idea en que me he convertido Evans, y tú has sido una completa estúpida y en vez de venirte conmigo aquel día para ser feliz y llevarte como a una reina preferiste esto. —No retira mi mirada de la suya—. Ahora te toca resignarte a que pasarás el resto de tu vida junto a mí, no te pienses que seré atento y bueno contigo como cuando éramos pareja, te mereces un buen castigo por esto, varios castigos, no sabes la que te espera. —Sonríe de lado sin mostrar sus dientes.Me levanta del suelo bruscamente, Alfred levanta la cabeza, respiro algo aliviada al ver que se encuentra bien y que ha despertado, no me fio ni un pelo de las palabras de Tom. —Mira qué bien, justo has despertado para despedirte de tu querida Valentina. —Coge mi cintura y mis brazos fuertemente para que no me pueda escapar.—Desgraciado —dice con un hilo de voz fulminando a Tom con la mirada.—Hasta nunca gusano. —Sonríe mostrando su perfecta dentadura.Me tiene bien sujeta por la cintura, no puedo ni moverme, miro a Alfred por última vez, las lágrimas salen de mis ojos descontroladamente, él me mira enfadado y triste, apenas se puede levantar del suelo. Saca un bastón mágico, da un golpe en el suelo y en un abrir y cerrar de ojos estoy en una mansión enorme y muy oscura. Tom se aparta de mí tan rápido que casi me caigo al suelo del empujón que me ha dado.—Lo primero que vas a hacer es darte un baño, estás horrible y apestas. —Yo no digo nada—. Qué, ¿te ha comido la lengua el gato?—No sé dónde está el baño —exclamo mirándole seria.Comienzan a acercarse varias personas que están en la casa, todos me miran de arriba a abajo.—Escuchadme bien todos, ella va a vivir aquí a partir de ahora conmigo, que nadie le hable, que nadie le toque, es solo mía, ¡entendido! —Todos asienten asustados, todas las personas que están en esta casa tienen la cara triste y apagada, le tienen miedo a Tom, por supuesto.—¡Cómo que voy a vivir a partir de ahora contigo! No, yo quiero irme a mi casa, hace mucho tiempo que no veo a mi madre, por favor déjame ir a verla. —Él comienza a reírse a carcajadas, las personas de nuestro alrededor se asombran, por lo que veo no están acostumbrados a escuchar la risa de Tom.—¿Cómo puedes ser tan burra? Me parece increíble que aún no te haya quedado claro, estas secuestrada Evans, no vas a salir de esta mansión nunca. —Abro los ojos como platos—. Y ahora ven conmigo.Coge mi brazo tan fuerte que me hace daño, subimos muchísimas escaleras, esta mansión es enorme, pero también muy triste, apagada y oscura.—Las personas que acabas de ver son mis sirvientes, con ellos no vas a hablar en ningún momento, tú sólo vas a poder hablar conmigo, y pobre de ti cómo me entere de que le has hablado a alguien. Y ahora métete en el baño y no te vuelvas a poner esa ropa, aunque es lo que te mereces, ir así de pordiosera.Me pega un empujón y me mete en el baño, acto seguido cierra la puerta de un portazo y escucho cómo se aleja de ahí, abro la puerta con cuidado, no puedo ser más feliz cuando descubro que no la ha cerrado con llave. Sin hacer nada de ruido abro la puerta y salgo del baño, comienzo a andar por aquel pasillo tan largo, no tengo ni idea de dónde puede estar la puerta de salida. Bajo las escaleras a buen ritmo, me pego un gran susto cuando me encuentro con una mujer limpiando.—¡Hola, por favor ayúdame, dime dónde está la puerta para salir de aquí, por favor, te lo suplico! —le miro desesperada.La mujer me mira algo triste pero no dice nada, señala con su dedo hacia el lado derecho.—¡Gracias!Salgo corriendo hacia esa dirección, no sé si fiarme de ella, pero no me queda de otra que arriesgarme y confiar.Mis ojos comienzan a brillar de alegría cuando me encuentro con la puerta para salir a la calle, pero para mí mala suerte una de las sirvientas entra por la puerta y me ve, me quedo paralizada, ella sale de allí corriendo sin decir nada, me asusto muchísimo y corro a más no poder hacia la puerta, cuando la abro casi lloro de felicidad, ¡ya estoy fuera de la mansión! Comienzo a correr sin mirar atrás, llevo mis manos a la boca cuando me encuentro con unas grandes y altas vallas alrededor de toda la mansión, no hay escapatoria. A los pocos segundos me escondo detrás de un árbol cuando observo que una de las puertas se está abriendo, ya que va a entrar un coche negro que por lo que puedo ver parece bastante caro y lujoso. Cuando el coche entra salgo escopeteada de mi escondite y antes de que se cierre la gran puerta metálica aprovecho y logro salir. Comienzo a llorar de felicidad cuando ya me estoy alejando de esa mansión, pero no puedo seguir por carretera, así me va a encontrar fácilmente. Me meto por el bosque que está a mi lado izquierdo y comienzo a correr de nuevo, nunca en mi vida he corrido tanto como lo estoy haciendo ahora, los pies casi ni me funcionan, estoy reventada, pero tengo que alejarme de este sitio en cuanto antes.Ya está oscureciendo y comienza a hacer mucho frío, escucho unos pasos acercarse hacia mí, luego esos pasos paran y no escucho nada más, serán de algún animal o incluso producto de mi propia imaginación. Sigo caminando cuando noto unos brazos cogerme fuertemente por la cintura, comienzo a gritar histéricamente.—¡Te crees muy lista verdad Evans, no puedes escapar de mí! —Mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas al escuchar esa voz.—¡No, suéltame, por favor déjame, socorro! —grito histéricamente, las lágrimas comienzan a salir.Antes de darme cuenta ya estamos otra vez en la mansión, mi cuerpo comienza a temblar. Intento escapar de su agarre, pero no puedo, me tiene bien sujeta para que no pueda alejarme ni un centímetro de él.Me mete en una habitación, acto seguido cierra la puerta con llave.—No sé cómo he podido ser tan estúpido de no cerrar la puerta del baño con llave, ni tú misma te crees la suerte que has tenido de que entrara ese coche y así poder huir de aquí, pero escúchame bien, nunca, nunca te vas a ir de aquí, a partir de ahora tu vida va a ser mía.—¡Te odio! —Y más que me odiarás querida. —Intento alejarme de ahí, pero coge mis brazos fuertemente para que me quede quieta—. ¿A dónde te crees que vas? Vas a recibir tu castigo, de mí no se ríe nadie necia.—¿Que me vas a hacer? —Intento sonar firme y segura, pero su cercanía hace que todo mi cuerpo tiemble y que mi voz suene frágil.—De momento estarás encerrada en las mazmorras hasta que se me dé la gana, tengo que pensar cuál será tu castigo, tiene que ser uno bastante duro para que se te quiten las ganas de volver a escapar. —Agarra mi cintura fuertemente—. Vamos, en marcha.La mansión es tan grande que tiene hasta mazmorras, esto parece un castillo, un horrible castillo tenebroso y oscuro donde todas las personas que habitan aquí se vuelven tristes e infelices, solo hay que mirar la cara de las personas para darse cuenta de lo infelices que son en este sitio, seguramente estarán amenazados o algo peor.Al llegar a las mazmorras me echa hacia dentro haciendo que caiga al suelo y me raspe las rodillas.—Ahí te vas a quedar hasta que piense que voy a hacer contigo. —Me mira enfadado—. Mira que llegas a ser estúpida. —Me echa una última mirada de odio y sale de ahí a buen ritmo.Comienzo a llorar, miro hacia mi alrededor y solo hay suciedad y polvo, todo está oscuro, la única iluminación que hay es una pequeña vela al fondo de la mazmorra, el suelo está frío, tengo toda la ropa rajada y desaliñada. Me tumbo en el suelo y las lágrimas comienzan a deslizarse por mis mejillas heladas, solo puedo pensar que será de mí en este sitio, al final se cansará y me acabará matando, muy en el fondo sé qué eso sería lo mejor que me pudiera pasar, así se acabaría el dolor y la incertidumbre de que va a pasar conmigo.A la mañana siguiente despierto con dolor en todo mi cuerpo, como si me hubieran dado una paliza. Levanto mis pantalones y tengo todas mis piernas llenas de moratones y de arañazos, al igual que en todo mi cuerpo.He pasado tres días en este sitio sin comida ni bebida, apenas me puedo levantar del suelo, todo me da vueltas. De repente escucho unos pasos venir hacia mí, con la poca fuerza que me queda me echo inconscientemente hacia atrás asustada.—¿Cómo estás necia? —pregunta con su típico aire de superioridad que tanto odio, no digo nada, ni siquiera lo miro a la cara—. Contesta. —Solo miro el suelo, abre la puerta y entra—. ¡Te he dicho que contestes y mírame cuando te hablo estúpida! —Coge fuertemente mi cabeza para que lo mire a los ojos, no me queda otro remedio que hacerlo.—Suéltame, me haces daño. —Tengo la voz muy débil, apenas puedo hablar.—¿Esto te hace daño? —comienza a reír, me entran escalofríos por todo el cuerpo—. Levántate del suelo.Intento levantarme, pero mi cuerpo está tan débil que apenas puedo moverme, él me levanta del suelo tan rápido que mis pies automáticamente tiemblan, voy a caer al suelo, pero antes de hacerlo sus dos brazos cogen mi cintura.—No puedes ni mantenerte en pie, patético Evans, no aguantas nada.Dicho esto, me coge en brazos como a una princesa, mi cabeza me da vueltas, estoy muy mareada.Sube a una habitación y me tiende sobre la cama sin ningún tipo de delicadeza. Automáticamente comienza a quitarme la ropa, yo abro los ojos como platos y con mis manos intento apartarlo como medianamente puedo.—¿Qué estás haciendo? Déjame... —intento decir con las pocas fuerzas que tengo.—O vamos, no vengas ahora de digna conmigo. —Me quita la camiseta arrancándomela con sus manos—. Como si no te hubiera visto nunca en ropa interior. —Quita mis pantalones—. Me arrepiento tanto de no haberte hecho mía en la cabaña. —Sus ojos se vuelven oscuros—. Eso es de lo que más me arrepiento. —Comienzan a salir lágrimas de mis ojos—. No te haces una idea de lo que quiero hacerte.Va a quitarme el sujetador, pero le cojo rápidamente la mano con las pocas fuerzas que me quedan para que pare.—Para, por favor... —le miro con lágrimas en los ojos.Para mi sorpresa para, se levanta de la cama y me coge en brazos, abre una puerta que tiene la habitación a su derecha, se trata de un baño privado.—Date un buen baño, pobre de ti como salgas de aquí o intentes hacer algo. —Cuando dice eso sale del baño y cierra la puerta de un portazo.Me meto en la bañera, está tan calentita el agua, es todo un lujo el que estoy teniendo ahora mismo, hacía meses que soñaba con darme un buen baño, mi cuerpo está muy flojo, apenas puedo mantenerme en pie.Me tiro un buen rato en el baño hasta que escucho como alguien entra en la habitación, se abre la puerta de par en par del baño.—Buena chica, no te has movido de aquí, así me gusta, que seas obediente. —No me he movido porque no puedo. —Meto hasta la cabeza debajo del agua para que no pueda mirarme, ya que estoy desnuda.—Cierto, estás 3 días sin comer ni beber, poco castigo ha sido, debería de torturarte cómo poco. —Su tono de voz es frío como el hielo.Se acerca a la bañera, con mis manos cojo el jabón que sale del agua para taparme.—¿Cuánto tiempo te piensas quedar más ahí dentro? Sal de una vez.Antes de que pueda decir nada coge mi cintura con sus fuertes manos y me saca de la bañera, intento taparme con las manos, pero no me deja, me está devorando con la mirada, pero aun así su rostro no deja de ser frío y serio.—Ten, ponte esto. —Me entrega un vestido blanco de manga larga hasta más abajo de las rodillas, parece una especie de camisón para dormir—. No tardes mucho en salir —dicho esto, se marcha.Todo mi cuerpo tiembla, no sé si de frío, de nervios o de miedo, me acaba de ver desnuda completamente y ni se ha inmutado, ¡es un desvergonzado y un descarado! Me miro en el espejo del baño, estoy mucho mejor después del baño, al menos mi cabello vuelve a ser cabello y no el estropajo que era antes. Cuando me visto abro los cajones, para mi suerte hay un cepillo, comienzo a desenredarme el cabello, está lleno de nudos.—¿Que estás haciendo ahí tanto tiempo niña? —No digo nada—. ¡Responde, maldita sea! —abre la puerta de par en par.—Me estoy peinando —intento elevar la voz.—Tienes mejor aspecto.Hago caso omiso a lo que me dice y sigo peinando mi cabello, me quita el peine con su mano y lo miro fijamente, él sonríe de lado. —No sé ni cómo te puedes mantener en pie, ven. —Agarra mi brazo y me saca del cuarto de baño—. Come.Hay una bandeja sobre la mesa, un plato de sopa calentita, pan con un poco de queso y ¡agua! Sin pensarlo me abalanzo sobre la mesa, cojo el vaso de agua y comienzo a beber como si no hubiera un mañana, estoy sedienta. Como si fuera un salvaje cojo el pan con mis manos y me lo meto en la boca, estoy muerta de hambre, me importa poco perder los modales y menos delante de él.—Ni que te estuvieras muriendo de hambre Valentina, no comas así, es asqueroso —exclama sin despegar su mirada de la mía.—Si no te gusta no mires. —Le miro con odio y sigo comiendo pan.Es muy incómodo comer con la mirada de Tom penetrante fija todo el tiempo.Cuando termino de comer me quedo mirando la bandeja seria.—¿Has quedado satisfecha Evans?—Gracias por la comida. —No le miro a los ojos.Se levanta y comienzo a temblar de nuevo, odio que me haga sentir así, tan vulnerable, tan débil... Pero no puedo remediarlo, estoy a solas con un asesino.—Ahora empieza mi juego. —Le miro rápidamente con los ojos muy abiertos—. ¿No me has echado de menos Evans? —No... —respondo levantándome de la silla rápidamente, comienzo a retroceder asustada sin apartar mi mirada de la suya.—¿No? No me lo creo. —Sonríe cínicamente—. Yo he pensado en ti cada día, me levantaba pensado en ti, me acostaba pensando en ti, deseando encontrarte cada día, me has vuelto loco Evans. —Me acorrala en la pared.—¿Por-por qué no te has olvidado de mí...? —Mi cuerpo comienza a temblar.—¿Acaso crees que puedo? —Aprieta mi cuerpo contra la pared bruscamente haciéndome daño—. He estado esperando este momento tanto tiempo.Sonríe de oreja a oreja, me coge como a un saco y me tira sobre la cama, comienzo a chillar asustada.—Grita todo lo que quieras, aquí nadie te oirá.Pega su cuerpo contra el mío y comienza a besarme el cuello y a pegarme pequeños mordiscos haciéndome gritar aún más, me está haciendo daño, comienzo a golpearle el pecho con mis manos, saca de sus bolsillos unas pequeñas cuerdas, yo grito horrorizada.—Como no te quedas quietecita no me queda de otra. —Sus ojos están totalmente oscuros, da verdadero miedo.Coge mis muñecas y me ata a la cama para que no pueda moverme.—No me hagas nada por favor, te lo suplico... —Intento contener las lágrimas para que no salgan. —Así me gusta, que supliques, pero por mucho que supliques no te vas a librar de esta —exclama fríamente—. Ahora te vas a enterar de lo que soy capaz de hacer.—Por qué me haces esto... —digo llorando desconsoladamente.Él no dice nada, vuelve al ataque, baja por mi cintura y me levanta el vestido, cierro los ojos, no quiero ver nada, mis lágrimas salen y salen de mis ojos, tengo los labios hinchados de tanto llorar. Comienza a dar pequeños bocados por todo mi cuerpo y a tocarme por todos lados respetando mi zona íntima y mis labios. Baja a mi ropa interior e introduce su mano en ella sin ningún tipo de delicadeza, comienza a masajear, yo lloro aún más fuerte, sin previo aviso introduce dos dedos dentro de mí, ahí abro los ojos a más no poder y pego un gran grito de dolor, Tom me mira confundido y sin entender mi reacción.Se queda paralizado y bastante sorprendido.—Espera... no me digas que...Cuando quita su mano puedo respirar algo aliviada, se sienta y me mira serio tocándose la cabeza.—¿Sigues siendo virgen? —No puedo mirarle a la cara, solo me quedo callada—. ¡Responde! —Le miro con odio.—Por supuesto que sí. —Las lágrimas no dejan de salir, Tom me mira confuso.—¿No has estado todo este tiempo con el gusano? —Se toca el cabello nervioso.—Sí... —respondo tímidamente. —¿Y no habéis hecho nada? —Me mira fijamente perplejo.—No...—¡Maldita sea, di algo más necia, no me digas solamente sí o no!—¡Y qué quieres que te diga! Ya sabes de sobra que yo a Alfred lo veo como a un amigo, un buen amigo que siempre ha estado conmigo en las buenas y las malas.—Eso era en Zeus —exclama serio.—Las cosas no han cambiado por mucho que nos fuéramos de allí.—¿No ha intentado nada contigo? No me lo creo.—No, por supuesto que no, somos amigos y él lo sabe, no voy a sentir otra cosa que no sea amistad por él, a pesar de todo lo que hemos pasado juntos.—Dicen que el roce hace el cariño. —Yo lo quiero mucho. —Se tensa—. Muchísimo, por supuesto que le tengo mucho cariño, pero como a un amigo o a un hermano. —Noto como se relaja—. No sé de qué te sorprendes tanto, tú ya sabías esto.—Pensaba que las cosas habían cambiado.—Pues ya ves que no. —Le miro seria, el me mira fijamente.—¿Entonces no has hecho nada con él? —¡Por supuesto que no! —Alzo la voz molesta.—Incluso tu madre me dijo cuando fui a buscarte que te habías ido con tu novio de viaje. —Desvío mi mirada—. Entonces nada ha cambiado para ti. —Baja su tono de voz, yo le miro con odio.—Por supuesto que sí, nada es como antes, mis sentimientos hacia ti si han cambiado, antes te quería, te adoraba, te admiraba como persona, ahora solo siento odio, repulsión y asco cada vez que te veo y que te tengo cerca. —Coge mis hombros y me levanta bruscamente furioso.—No vuelvas a dirigirte a mí de esa manera, tú no sabes lo que soy capaz de hacerte Valentina.—Haz lo que te dé la gana, como si quieres matarme, mejor, así terminará esta tortura. —Le miro desafiante, él sonríe de lado.—¿Es una tortura para ti estar junto a mí? Antes no lo veías de esa forma.—Tú lo has dicho, antes, cuando estaba ciega y engañada por ti.—Yo no te engañé en ningún momento Evans, es más, no me portaba nada mal contigo, incluso te quité del medio a las personas que te molestaban.—¿Cómo, a que te refieres? —pregunto asustada.—¿Te acuerdas de Alan? Mi compañero del hogar del fuego, el que fue asesinado en vacaciones hace un año. —Asiento asustada—. Yo lo maté. —Me quedo paralizada con los ojos muy abiertos y asustados.—Me dijiste que tú no habías sido...—Y qué te iba a decir, obviamente no te iba a decir la verdad, hubieras salido corriendo y te hubieras alejado de mí. —Las manos me tiemblan del miedo que siento en el cuerpo.—Pero me dijiste que habías pasado las vacaciones en Zeus.—Bueno no te mentí del todo, ¿te acuerdas ese día cuando dejé en tu casa una nota donde te decía que tenía asuntos pendientes que resolver? —No digo nada, solo le miro asustada—. Ese era mi asunto pendiente, matar a Alan para que dejara de molestarte, para que pagara por todo lo que te había hecho sufrir.—Dios mío... —Pongo mis manos en la boca aterrorizada.—Tampoco te escandalices tanto, te hice un favor en verdad.—¡A eso le llamas tu un favor, mataste a un compañero de tu mismo hogar, tu compañero de habitación durante seis años! ¡Cómo puedes dormir tranquilo después de haber hecho algo así! —Él sonríe de oreja a oreja.—Pero si eso no fue nada, también me cargué a unos cuantos más que se burlaban de ti en clase de aves, pero eso fue cuándo puse en marcha el plan de atacar el instituto con mis seguidores. Bastante con que hubiera habido una muerte antes de que comenzara todo, lo que no me explico es como no me cargué al gusano ese cuando comenzó a molestar, me daría pena, además me dejaste claro que no sentías nada por él. —¿A cuánta gente has matado? —pregunto con un hilo de voz llorando.—Uf, he perdido la cuenta, toda persona, niño o mujer que se oponga a mí es asesinado.—¿Por qué te has convertido en esto Tom? Tú no eras así... tú eras bueno, eras el mejor alumno, eras perfecto. —No dejo de llorar.—Sigo siendo perfecto, aún más, con más poder que nunca. Yo siempre he sido así Valentina, no me quedaba de otra que ocultar mi verdadero yo en Zeus, ante los ojos de los demás yo era Tom Blake, el alumno perfecto y sobresaliente, nadie sabía cómo era realmente, ni siquiera tú, iba a explicarte mis planes una semana antes de terminar las clases, pero todo se precipitó, no deberías de haber entrado ese día a mi habitación sin tocar, te lo hubiera explicado de otra forma y ahora no estaríamos así.—¡No, las cosas no hubieran cambiado en absoluto, simplemente se hubieran aplazado, pero mi opinión seguiría siendo la misma que la que tengo ahora de ti! —Él se vuelve a poner serio.—Me da igual lo que pienses o lo que digas, ahora te tengo junto a mí, eres mía y voy a hacer lo que me dé la gana contigo.—¿Me vas a tener aquí encerrada toda la vida? —Desvío la mirada hacia el suelo.—Sí.—¿Por qué Tom? ¿Por qué no te enamoras de alguien como tú y me dejas vivir tranquila? Alguien con tus mismas ideas psicópatas, estoy segura que tienes que tener a muchas de tus seguidoras locas por ti, búscate a una y a mí déjame en paz.—¡No lo entiendes estúpida! Te quiero a ti, solo a ti, ninguna de ellas son lo suficientemente buenas para mí como lo eres tú.—Pero yo no te quiero, ya no. —Él sonríe de lado.—¿Qué te piensas que yo a ti sí? Por supuesto que no, yo no quiero a nadie, yo no siento cosas por nadie, y tú no eres la excepción.

Oscuridad, peligro y... ¿amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora