Capítulo 11: ¡No puedes estar aquí!

2.4K 116 37
                                    

Todos los alumnos me miran y comienzan a aplaudir, otros muchos están decepcionados y tristes porque no les ha tocado a ellos.

—Qué suerte has tenido Valentina, disfruta —Alfred me mira muy sonriente y feliz.

Candy se acerca a mí muy contenta y a la vez algo decepcionada porque no le ha tocado a ella.

—Que envidia Valentina, pero me alegro muchísimo que te haya tocado a ti.

Me quedo mirando la bola dorada por unos segundos y me acerco al encargado.

—¿Puedo entregar la bola a quien yo quiera para que ocupe mi lugar? —todos se quedan sorprendidos por mis palabras. Jessa se acerca a mí.

—Que estás diciendo Valentina, no seas tonta, no desperdicies una oportunidad así.

—Pero es que a cualquiera de vosotros os haría mucha más ilusión que a mí.

—Sí, pero tendrías que comerte la cabeza para ver a quién se lo regalas. —La miro por unos segundos—. ¡No seas idiota, disfruta del baño y ya nos cuentas cuando salgas mujer! —Guiña su ojo—. Ojalá sea tan relajante como cuentan.

El encargado se acerca a nosotras.

—Tienes que hablar con los otros cuatro chicos que han sacado la bola dorada de los otros hogares, para poneros de acuerdo con las horas y no coincidir.

—De acuerdo —respondo ahora muy sonriente, no me creo la buena suerte que he tenido, después de tanta mala suerte viene muy bien algo así.

He ido a hablar con los otros hogares para ver a quién le ha tocado la bola dorada. En el hogar del hielo le ha tocado a un chico de cuarto año, va a ser el primero en utilizar el baño esta misma tarde, en el hogar del aire le ha tocado a un chico de segundo año, el utilizará el baño mañana a primera hora de la mañana, en el hogar del agua ha tenido suerte una niña de primer año, va a utilizar el baño justo después del chico del hogar del hielo, y en el hogar del fuego le ha tocado a una chica de sexto año, que lo utilizará justo después del chico del hogar del aire, así que perfecto, tengo toda la tarde de mañana para utilizarlo.

He pasado el resto de la mañana con mis amigas, menos mal que ya estamos en vacaciones, el lunes me voy a mi casa, ya he dejado lista y preparada la maleta esta mañana, tengo muchísimas ganas de estar con mi familia y pasar las vacaciones de Navidad con ellos para contarles todo lo que he aprendido en este sitio, mi madre se sentirá muy orgullosa de mí.

—Evans, me he enterado que has sido la afortunada en tocarle la bola dorada.

—Hola Tom, sí he tenido mucha suerte la verdad —sonrío feliz.

—Te has dejado la ventana de tu habitación abierta, yo que tú iría a cerrarla, no vaya a ser que entre algo, o alguien —le miro extrañada, él intenta sonreír levemente y se marcha de ahí sin decir nada más.

—Y que le importa a este chico que tengamos las ventanas abiertas, es más raro... ¿Qué más da que estén abiertas? —menciona Jessa.

—Y bien que se fija dónde está nuestra habitación, eh Valentina —dice ahora Candy, levantando sus cejas y tocándome el brazo con su codo.

Yo no digo nada, me entran ganas de ir a mi habitación por si está él, pero sería demasiado descarado y sospecharía, no creo que sea tan estúpido de subir volando con su ave a mi habitación en pleno día.

Ha pasado ya una media hora y decido actuar, ya no aguanto más la incertidumbre.

—Ahora vengo chicas, voy a coger una bufanda que tengo algo de frío. —me levanto del banco.

Oscuridad, peligro y... ¿amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora