11.¿Listo?

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Había pasado toda la mañana con bambam  hablando de diferentes temas. Para cuando me percate de la hora estaba a punto de dar las dos.  Inmediatamente subí a mi habitación para darme un baño y comenzar a arreglarme.  Bambam entró segundos después, mirándome algo extraño, pero después  cambio su mirada para decir :

—¿Te ayudo?.–se acercó a mí, yo estaba buscando ropa en mi armario.

No le iba a negar la ayuda. Bambam tenía un gran estilo para vestir. Asenti. Me quite la camisa y entre al baño donde me despoje de la ropa restante. Abrí la llave de la regadera mojandome totalmente.

Me sentía un poco nervioso encontrarme con aquel sujeto nuevamente, su personalidad era tan imponente. Su rostro, a pesar de permanecer serio lo hacia verse guapo, maldición su estúpida cara perfecta hacia que babeara por él. Y lo reconocía. Mis encuentros con él no fueron los mejores pero tuve la oportunidad de darme cuenta que es un tipo de pocas emociones y eso me hacia ponerme más nervioso.

Demore alrededor de diez minutos en salir.
Tome una toalla y la enrolle alrededor de mi cintura. Cuando abrí la puerta bambam estaba acostado en mi cama y a su lado había varios pares de ropa. Me quite la toalla dejándola sobre la cama. Tome un bóxer de mi armario poniéndomelo. Una vez lo tuve puesto puse las manos en mi cintura.

—Bueno, y ¿la conclusión?.

—Tu ropa es muy americana.–se quejó sentándose en la cama con una sonrisa burlesca.

—¿Por qué será?

—Ya, mira encontré esta bonita camiseta.–agarro una camisa blanca con un estampado de perro en ella.

—No voy a ponerme eso.

—Ya lo sabía, sólo era para calentar. Te elegí unos jeans negros.–señaló el pantalón a un lado.—Eso se te vera bien con todo lo que te pongas. Así que elegí estas.–nuevamente señalo alrededor de cinco camisas. Todas de un color oscuro.

—Voy a comer, no a un funeral.

—¿Quién dijo que hoy no saldará la luna? ¡Vamos! Los colores llamativos nunca son buenos, a excepción de los que los lucen bien. Tiene que darte un aire más...¿Maduró?.

—Estas hablando con Mark Tuan.–alcance los pantalones para ponermelos, ya comenzaba a sentir frío de estar sólo en ropa interior. Además de que bambam ya comenzaba a verme raro. —No creo que sea posible.

—Tiene que, confía en mí. –me paso una camisa azul marino. Ya estaba abierta así que sólo la pase por mis brazos, la abotone y acomode el cuello de esta.

Era un camisa bonita a pesar de ser tan simple. Mi madre me la compro antes de venir a Corea. Era algo ajustada pero no incómoda.

—Se ve bien, ya no hay necesidad de probar con las demás. ¡Dejala así! le da un estiló casual por fuera.–me reprendió cuando estaba apunto de meter el frente de la camisa. —Y tu cabello le da un buen contraste. ¡Maldición! Ya me enamoré.–se río a carcajadas.

Mi cabello era entre rubio y castaño claro. Mi madre le llama rubio cenizo. Era un mezcla bastante confusa hasta para mí. Sólo llegue al salón señale el primer tinte que me gusto y una hora después ya lo tenia como ahora.

Comencé a peinarme y una vez termine lo alborote un poco. Camine hasta donde estaban mis zapatillas. Bambam no dejaba de ver cada cosa que hacia. Me senté en la cama para ponermelas, dándole la espalda a bambam. Cuán termine volví a pararme y me acerque a un espejo. Observé a bambam por este, y me estaba viendo el trasero.

—¿Qué tanto me ves? .–pregunte girandome.

—Nunca te había visto tan arreglado. –sonrio.—Ese tipo tiene un buen gusto. Además tiene buena mercancía en puerta.–comenzó a darle nalgadas al aire. Me reí por su acción. Tome mi celular y en este ya marcaban las tres con cincuenta minutos.

—Tengo diez minutos, ¿algo que quieras añadir?.–le dije abriendo los brazos.

—Estoy satisfecho con mi trabajo. Gracias.

—Bien.–me mire la ropa.—Creo que yo también. –volví mi vista a bambam.

[...]

Conducía cerca de su vecindario dando las cuatro. Cuando visualice su casa. Estacione presione el claxon y salí del auto. Hoy mismo le pediría su número. No quería tener que estarme haciendo notar. Por que una vez tocas la bocina del auto. Todos a cierta distancia voltean. Observe la cortina de la ventana del segundo piso correrse. Un chico me miro, sonrió. Con su dedo índice y el pulgar hizo un círculo.  El típico "ok" silencioso. La cortina volvió a cerrarse.
A los pocos segundos, salió Mark con un jean negro y una camisa azul marino. Joder, estaba realmente bien. Podía cancelar el estúpido almuerzo  y tirarmelo en el auto justo en este momento.

—Hola.–me saludo. Me vi obligado a dejar mis pensamientos y contestar.

—Hola.–antes de que llegase a la puerta del copiloto me acerque abrírsela. El sonrió y agradeció. Mierda me había olvidado de casi todo lo que Jinyoung me dijo. Escuchar, ser amable, Comportarme, no decir groserías y estupideces. Se escuchaba sencillo, pero no para alguien como yo. Rodee el auto, abriendo la puerta, me senté y cerré.

—Te ves muy bien.–un cumplido, el primer paso.

—Gracias, un amigo me ayudó. Tú también te ves muy bien.–le escuche decir algo tímido cuando encendí el auto.

—Gracias, bien ahora. Vamos a unos de los mejores restaurantes de Corea.–puse el auto en marcha rumbo a carretera.

—Es la primera vez que pruebo la comida de un restaurante coreano.

Y ahí estaba mi respuesta. Me había estado preguntando desde hace unos minutos si era americano. Tenia asentó pero no parecía estar tan marcado.

—¿De dónde eres?.–iniciar platica, segundo paso. Los consejos y golpes de jin comenzaban a relucir. Me había golpeado en seis ocasiones al no contestar bien su lista de consejos.

—Los ángeles.

—Estadounidense.–sonrei volteándolo a ver. Él me sonrió.

[...]

Dios santo, pude sufrir un orgasmo de sólo verlo al pie de su auto cuando salí de casa. La maldita camisa le quedaba ajustada. Podía ver que debajo de esta parecía tener un tatuaje con tinta negra y eso lo hacia verse aun mas guapo. Los estúpidos pantalones también le quedaban ajustados. Se veía realmente bien.
Ahora estaba sentado aun lado suyo, trataba de ver por ventana y no parecer sicópata por verlo demasiado. La camisa se estiraba por sus grandes hombros. Y esa sonrisa. Este hombre era un sueño a simple vista. Podía darte placer visual de sólo verlo.

Puso la mano en mi muslo y no hice el intento de apartarsela.  Sólo seguí mirando por la ventanilla. Esperando a que llegásemos al lugar que había dicho. Me ponía nervioso que me tocara pero tampoco quería quitar su mano de mi pierna.

Es Ilegal [Markbum]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora